El cine de Christian Petzold salva (ligeramente) una jornada tediosa
La pel¨ªcula 'Phoenix' demuestra el talento y la sutileza que habitan en este director alem¨¢n
Mis expectativas ante la pel¨ªcula alemana Phoenix eran notables. Su director, Christian Petzold, hab¨ªa retratado con profundidad soledades, miedos y cotidianas mezquindades en un pueblo de la antigua Alemania del Este. Ocurr¨ªa en la muy estimable B¨¢rbara. El arranque de Phoenixes fuerte. Una mujer jud¨ªa, acompa?ada de otra cuyo rostro permanece oculto por gasas, cruzan la frontera entre Suiza y Alemania en los a?os posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial. La segunda ha sobrevivido a los balazos que estamparon en su cara en el campo de concentraci¨®n. Reconstruir su cara mediante la cirug¨ªa ser¨¢ laborioso, pero mucho menos que arreglar su alma. Entre la sensata posibilidad de intentar curar sus llagas internas y externas en Israel o seguir el dictamen de su todav¨ªa enamorado coraz¨®n buscando la pista de un marido que probablemente la delat¨® a los nazis, esta elige el riesgo o la desolaci¨®n que puede implicar lo segundo.
El preludio consigue transmitirte esa angustia pero el desarrollo de ese romanticismo desesperado tiene situaciones reiterativas y tiempos muertos a pesar de la pretendida intensidad emocional. Igualmente, momentos turbadores alrededor de la reinvenci¨®n del amor. Y el desenlace es tan poderoso como triste, de los que no se olvidan. La preciosa canci¨®n que canta a capela la inmensamente afligida pero ya l¨²cida protagonista repitiendo estrofas tan lacerantes como ¡°El amor es oro puro que el tiempo siempre se empe?a en robar¡± ofrece un broche deslumbrante a una historia que tiene bajones, que es desigual. El prolongado aplauso de la sala ante los t¨ªtulos de cr¨¦dito del final (aunque en las proyecciones para el p¨²blico, este es tan educado y agradecido que aplaude casi siempre, pero solo moderadamente a las pel¨ªculas indefendibles) demuestra que esta cr¨®nica amarga de un intento de resurrecci¨®n ha calado entre la gente. No comparto ese entusiasmo, pero me parece una pel¨ªcula digna y la secuencia con la que concluye la historia demuestra el talento y la sutileza que habitan en este director alem¨¢n.
Recuerdo el generalizado fervor que provoc¨® hace a?os la pel¨ªcula coreana Cr¨®nica de un asesino en serie. Intent¨¦ participar de ¨¦l pero no hubo forma. Los que certifican la larga y ¨®ptima salud de esa cinematograf¨ªa imagino que tienen razones muy fundadas, pero independientemente del g¨¦nero que aborden soy impermeable a sus encantos, tengo continuamente la sensaci¨®n de que estoy viendo la misma pel¨ªcula. Haemu es la ¨®pera prima del guionista de Cr¨®nica de un asesino en serie y cuenta la tragedia y la rebeli¨®n de un grupo de ilegales inmigrantes chinos que han sido encerrados en la bodega de un barco pesquero. La violencia extrema convive con una historia de amor, pero ni la sangre ni el enamoramiento logran atraer excesivamente mi atenci¨®n.
Cuando veo el nombre del productor Paulo Branco en los t¨ªtulos de cr¨¦dito de Casanova variations noto la cercan¨ªa del escalofr¨ªo, dada mi larga aunque indeseada familiaridad con el tipo de cine que lleva su marca de f¨¢brica. Inquietante, arriesgado, experimental, art¨ªstico, comprometido, lleno de propuestas radicales, que dir¨ªan muchos con los que comparto oficio pero nada m¨¢s. Y viendo la larga filmograf¨ªa de Branco deduzco que tiene una habilidad especial para que todo tipo de organismos oficiales subvencionen su indesmayable apuesta por la alta cultura, tan incomprendida y desamparada ella ante el embrutecido p¨²blico. Y estas Casanova variations sobre el legendario seductor y muy apreciable escritor Giacomo Casanova, dirigidas por Michael Sturminger y apadrinadas por Branco, forzosamente ser¨¢n oper¨ªsticas, teatrales, mozartianas, rompedoras, distintas. O sea, pretenciosas, aburridas, irritantes, incomprensibles, seudointelectuales, juguetonas, simbolistas, fatuas, bobas, para mi sensibilidad (o ausencia de ella) como espectador. El afectado John Malkovich encarna a este olvidable Casanova. Puedes entender esa elecci¨®n recordando la magistral interpretaci¨®n de Malkovich encarnando al c¨ªnico, seductor y libertino protagonista de Las amistades peligrosas. En esa obra maestra hab¨ªa una historia, un guion deslumbrante, un director que sab¨ªa narrar en im¨¢genes. Pero Casanova variations es como cierto e insoportable teatro de vanguardia, como los onanismos mentales del repelente listillo culturalista, autoconvencido de que Einstein se ha reencarnado en ¨¦l.
Babelia
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