Hacia el Internet de las cosas
El pensador Jeremy Rifkin imagina en su libro ¡®La sociedad de coste marginal cero¡¯ un porvenir poscapitalista basado en comunidades hiperconectadas
A?o 2050: Los prosumidores dominan el mundo. Su concepci¨®n de la econom¨ªa, la cultura y las artes como productores y consumidores de manera gratuita, o casi gratuita gracias al coste marginal cero, y sus h¨¢bitos de compartir la creaci¨®n han colonizado la vida de la gran mayor¨ªa de habitantes del planeta. Es una nueva era y un Renacimiento art¨ªstico. El pen¨²ltimo logro de la democratizaci¨®n, la autogesti¨®n y la autorregulaci¨®n de un sistema llamado procom¨²n colaborativo que ha derrocado, de manera casi silenciosa, al capitalismo. Es el retorno del p¨¦ndulo hacia el sistema de comunidades colaborativas de la Edad Media surgido, entonces, para sobrevivir al se?or feudal, pero ahora vestida de tecnolog¨ªa digital. El triunfo de la hiper-interconectividad e interactividad.
A?o 2014: Jeremy Rifkin (Denver, 1943) lanza la anterior hip¨®tesis futurista en el libro La sociedad de coste marginal cero. El Internet de las cosas, el procom¨²n colaborativo y el eclipse del capitalismo (Paid¨®s) y la completa con una entrevista en Madrid. Es una obra que refleja una de las tendencias de los ¨²ltimos a?os basada en la transformaci¨®n y la nueva manera de organizar la vida apoyada en el mundo digital (el 40% de la poblaci¨®n utiliza Internet) para crear una sociedad m¨¢s sostenible sostenida en la comunicaci¨®n. Ese procom¨²n colaborativo e Internet de las cosas (IDC), es decir el esp¨ªritu de la Red de compartir informaci¨®n y conectarse-relacionarse-ayudarse unos a otros, tanto en la tierra como en el ciberespacio, empieza a minar el sistema capitalista, asegura Rifkin, porque: ¡°El poder de ese IDC ya se ve en hechos puntuales y su alcance ser¨¢ potente por su capacidad aglutinadora, global e instant¨¢nea¡±.
Ut¨®pico, optimista, audaz, ingenuo, esperanzador, so?ador, charlat¨¢n, visionario¡ son algunos de los adjetivos que ha recibido el profesor Rifkin por esta nueva teor¨ªa. Es la opini¨®n de uno de los pensadores sociales m¨¢s populares e influyentes, asesor de la Uni¨®n Europea, de diferentes jefes de Estado (Angela Merkel, Fran?ois Hollande o, en su d¨ªa, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero) y de grandes empresarios y profesor del Programa de Formaci¨®n Ejecutiva de la Wharton School, de Pensilvania.
La obra refleja
Sus teor¨ªas pretenden mostrar los derroteros imparables de la tercera revoluci¨®n, basada en lo digital, al tiempo que desacelera la segunda. Y el capitalismo, su emblema, m¨¢s que morir de ¨¦xito sufre una lenta implosi¨®n. La humanidad empieza a vivir en un sistema h¨ªbrido entre el capitalismo y el procom¨²n colaborativo. Se ve en la econom¨ªa, con el surgimiento de las cadenas de valor y ayudas horizontales por iniciativa individual de la poblaci¨®n o de peque?as empresas (especialmente en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo o del tercer mundo o en experiencias en Alemania) o de grandes como Google que utilizan esta estrategia apoyados en la din¨¢mica de la Red. Y van desde la producci¨®n agr¨ªcola en comunidades hasta la convocatoria de manifestaciones o el llamado crowdfunding (micromecenazgo).
Se trata, por encima de todo, de un cambio cultural en todo sentido, afirma Rifkin. En lo concerniente a la cultura como creaci¨®n solo hace falta entrar en cualquier buscador de Internet o canal especializado como YouTube o de las redes sociales para apreciar la manera en que la gente comparte e intercambia conocimiento, cultura, ocio y entretenimiento propio y ajeno. La Red es el procom¨²n por antonomasia de lo que ha hecho siempre el ser humano. Y muchas de las obras o proyectos ya se hacen con la colaboraci¨®n econ¨®mica de la gente.
¡°Las generaciones mayores lo llaman fraude, y las j¨®venes compartir¡±
Es verdad, reconoce el experto, que a¨²n no est¨¢ regulado todo y eso propicia no buenas pr¨¢cticas: ¡°Las generaciones mayores lo llaman fraude, y las j¨®venes compartir. Pero debe crearse un sistema que regule esto para que quienes quieran ganar dinero con sus creaciones lo obtengan y los que prefieran el Creative Commons, libre de casi todos los derechos, circulen en la Red¡±.
Semillas de esa hibridez de capitalismo-procom¨²n hay muchas. Una de las m¨¢s recientes es la de la banda U2 con su nuevo ¨¢lbum. Los irlandeses han dejado su disco gratis en la Red durante un mes, y luego ya se vender¨¢ con temas extras. Un paradigma donde la presencia del autor volver¨ªa a la ¨¦poca de antes de la imprenta. Casi an¨®nimo. La importancia de la autor¨ªa, recuerda Rifkin, es un concepto nuevo dentro de la historia de la humanidad y la comercializaci¨®n del arte que encaj¨® en la rueda del capitalismo.
El sentido de la propiedad est¨¢ cambiando, seg¨²n Rifkin. Las nuevas generaciones, agrega, ya no quieren tanto comprar un coche, por ejemplo, como que puedan movilizarse. Prefieren gastar dinero en actividades digitales. ¡°Ellos ponen en com¨²n sus bienes y eso permite que podamos producir nuestros propios v¨ªdeos, m¨²sica o libros con un coste reducido¡±. Lo que pasa es que por ahora, se lamenta, son Google y las grandes plataformas las que se benefician econ¨®micamente.
El lado oscuro de esa hiperconexi¨®n son los datos que tienen, y seguir¨ªan teniendo, unos pocos sobre todo el mundo. ¡°Esa parte da miedo ya no solo por la transparencia de cada individuo, reflejada en su huella digital, sino por el riesgo del ciberterrorismo y las compa?¨ªas que quieren monopolizar Internet y que hacen tambalear la neutralidad del sistema¡±.
No ser¨¢ f¨¢cil la entrada en esta nueva ¨¦poca. Debe empezar, explica Rifkin, por un cambio de mentalidad que aleje el sentido de la propiedad absoluta como tal desde la infancia. Adem¨¢s, asegura, las impresoras en 3-D estar¨¢n a la orden del d¨ªa para crear lo que la gente pr¨¢cticamente quiera. En el a?o 2020, a?ade, ¡°habr¨¢ unos cien mil millones de sensores en todo el mundo organizando todo digitalmente, funcionar¨¢n como una gran extensi¨®n del cerebro humano y conectados en una gran familia en la vida econ¨®mica, social y cultural¡±.
Ser¨ªa la jubilaci¨®n de un sistema capitalista que, seg¨²n Sigmund Freud, basa su ¨¦xito en que supo tocar la tecla del deseo en el ser humano, la del consumo insaciable de querer m¨¢s y m¨¢s. ¡°Freud necesitaba un buen terapeuta¡±, sentencia Rifkin, ¡°pero no hab¨ªa otro tan bueno como ¨¦l¡±.
Babelia
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