Dos generaciones de provocadores
Karl Lagerfeld convierte el desfile de Chanel en una manifestaci¨®n feminista. Hedi Slimane recupera el desacato a lo establecido de Yves Saint Laurent.
¡°Creo que Hedi Slimane tiene mucho talento pero, sobre todo, es muy inteligente¡±, aseguraba la actriz Catherine Deneuve tras el quinto desfile femenino del dise?ador para la firma que fund¨® Yves Saint Laurent en 1961. ¡°Porque utiliza lo m¨¢s importante de Yves: la libertad. Toma los elementos b¨¢sicos y ya conocidos y los transforma para hoy. Solo ¨¦l podr¨ªa hacerlo as¨ª¡±. La que fuera musa del creador franc¨¦s daba a este diario su aprobaci¨®n al trabajo de Slimane (Par¨ªs, 1968) despu¨¦s de que este presentara una provocativa colecci¨®n inspirada en los a?os setenta.
Con histri¨®nicas plataformas, brev¨ªsimas minifaldas y enjutas cazadora, las muchachas de Saint Laurent son una bofetada a las convenciones. A Slimane le gusta provocar y as¨ª lo hizo el lunes por la noche, al ritmo de una libidinosa canci¨®n expresamente escrita y grabada para la ocasi¨®n por Aleide. Como razona Deneuve, est¨¢ amparado por la historia ya que la casa Saint Laurent se hizo grande, precisamente, por su desacato a las convenciones. No es muy distinto el esp¨ªritu que empuj¨® a Yves a escandalizar a la industria de la moda de los a?os setenta con ropa inspirada en las piezas de los a?os cuarenta que sus amigas en encontraban en mercadillos del que ahora lleva a Slimane a epatar con una colecci¨®n de ideas que beben de la revisi¨®n de los setenta que hoy pueda hacer una chica de Los ?ngeles.
¡°Hedi quiere provocar¡±, admit¨ªa Pierre Berg¨¦ hace un a?o en The New York Times. ¡°Cuando eres un artista, es lo que debes hacer¡±. La incomprensi¨®n que Slimane gener¨® con sus primeras colecciones femeninas para la casa, y su abrazo al grunge, se ha convertido en cautela. Aunque algunos sigan rasc¨¢ndose la cabeza ante el indiscutible mal gusto que destila la propuesta, ya nadie se queja demasiado. Sobre todo, porque las ventas acompa?an a Slimane que ha encontrado la forma de que Saint Laurent vuelva a ser comercialmente relevante. Tambi¨¦n creativamente, a juzgar por la gran cantidad de copias que genera y por c¨®mo logra imponer su rumbo a otros dise?adores.
Los a?os setenta se desmarcan como una de las principales tendencias de la temporada y Slimane, que fue de los primeros en volver a llamar a esa puerta con su colecci¨®n de crucero, se aleja de la parte ingenua de esa d¨¦cada. No es la ¨²nica distancia que pone entre sus dise?os y los del resto. Cuando todo el mundo parece de acuerdo en defender una silueta amplia y confortable, ¨¦l la encoje hasta el l¨ªmite; cuando la temporada se inclina por el zapato plano, ¨¦l recupera la plataforma. Slimane solo sigue sus propias normas. ¡°Me ha encantado esa mujer poderosa y desafiante¡±, resum¨ªa la actriz y modelo Lou Doillon, hija de Jane Birkin.
El otro gran provocador de la moda contempor¨¢nea es Karl Lagerfeld, que el martes por la ma?ana convirti¨® el desfile de Chanel en una manifestaci¨®n feminista. Armadas con pancartas y meg¨¢fonos, modelos de varias generaciones (de Kirsten Owen a Cara Delevingne, pasando por Gis¨¨le Bundchen) defend¨ªan esl¨®ganes como ¡°en Chanel todos los d¨ªas son el de la mujer¡±, ¡°s¨¦ tu propia estilista¡± o ¡°haz la moda y no la guerra¡±. Antes hab¨ªan desfilado, en relajados grupos o en parejas, mostrando una colecci¨®n que repasaba los elementos del armario masculino que se han incorporado al guardarropa femenino, desde la chaqueta sahariana o el jersey de marinero hasta el traje de raya diplom¨¢tica. Con ecos de los a?os sesenta, cuando las mujeres cambiaron la sociedad y la moda para siempre, y tambi¨¦n con gui?os a la herencia de Coco Chanel, que fue la primera en reivindicar la comodidad del vestir masculino para ellas. Una aut¨¦ntica estampida de ideas, hasta 85 conjuntos, que pasaban a mucha m¨¢s velocidad de la que la vista era capaz de asimilar. Un efecto de avalancha deliberado ya que, seg¨²n Lagerfeld, se trata de una propuesta ¡°coqueta e intelectual¡± abierta a la interpretaci¨®n. Para que las mujeres construyan su propia identidad a partir de ella y no la sigan al dictado.
A muchos les parecer¨¢ una ofensiva frivolidad que una firma de lujo trate de convertirse en altavoz de las reivindicaciones feministas. Como m¨ªnimo, hay un pu?ado de interesantes paradojas en ello. A pesar de que la manifestaci¨®n ha provocado m¨¢s sonrisas que aut¨¦ntica reflexi¨®n, Lagerfeld se toma en serio el asunto. O, al menos, tanto como su car¨¢cter se lo permite. Su madre era una gran feminista, asegura, y est¨¢ preocupado porque la igualdad est¨¦ retrocediendo en Francia con el auge del FN. ¡°Me ha parecido que era el momento de insistir de nuevo en el tema¡±, defend¨ªa. No es el ¨²nico que as¨ª lo siente. La modelo Gis¨¨le Bundchen con meg¨¢fono y brazo en alto es una imagen de notable impacto medi¨¢tico que se a?ade a las recientes incursiones en la materia de Emma Watson o Beyonc¨¦. El feminismo est¨¢ de moda, al parecer. Adem¨¢s, el septuagenario alem¨¢n ha llevado su mensaje hasta el detalle. M¨¢s all¨¢ de los bolsos con proclamas (¡°Feminista, pero femenina¡±) y de los trajes de tweed con pantalones, un dato llamaba la atenci¨®n antes del desfile. En Par¨ªs, los encargados de conducir a los invitados hasta sus asientos son chicos j¨®venes ataviados con corbatas rojas. Suelen ser siempre hombres, pero excepcionalmente hab¨ªa mujeres entre los cravate rouge.
¡°Karl nunca deja de sorprenderme¡±, aseguraba la modelo Alice Dellal. ¡°Me ha impactado lo poderosas que parec¨ªan las mujeres y el hecho de que la pasarela se acercara a la calle¡±. No se trata de una met¨¢fora en este caso, ya que Chanel construy¨® en el interior del Grand Palais una asombrosa avenida parisiense (Boulevard Chanel, en el 5? distrito, por supuesto). Con reproducciones fotogr¨¢ficas de edificios estilo Haussmann de m¨¢s de 25 metros, a la escenograf¨ªa no le faltaban charcos, alcantarillas, aceras y socavones.
Los bolsos-adoqu¨ªn de Chanel quieren rememorar el mayo franc¨¦s, pero no es el ¨²nico que quiere devolver el final de los a?os sesenta a la actualidad. Giambattista Valli, de una forma mucho menos pol¨¦mica, invoca esa d¨¦cada en su pulida colecci¨®n de pr¨ºt-¨¤-porter. Los vestidos que caracterizan la firma del italiano se acortan considerablemente y conviven con pantalones de campana, convertidos en mensaje recurrente estos d¨ªas en Par¨ªs. A su callada manera, el dise?ador ha ido construyendo una marca de una notable fortaleza. Hace unos d¨ªas present¨® en Milan la primera colecci¨®n de su l¨ªnea Giamba, de precios m¨¢s asequibles, y desde 2011 cuenta tambi¨¦n con una divisi¨®n de alta costura. Con las tres f¨®rmulas, su rango de precios y posibilidades no es desde?able para una firma independiente. De cualquier forma, las mujeres de Valli (Roma, 1966) no quieren saber nada de protestas y habitan en un mundo idealizado, lleno de delicados relieves y formas puras. La inspiraci¨®n es Jap¨®n y la arquitectura y el resultado es tan bello como fr¨ªo, precisamente lastrado por su alejamiento de las calles, de la provocaci¨®n y de la vida.
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