Dos fot¨®grafos toman las calles de Madrid
Manolo Laguillo y ?ngel Marcos transforman la ciudad en acontecimiento
Desde el Renacimiento, la ciudad se ha ido convirtiendo en tema iconogr¨¢fico. Aunque la Venecia del siglo XVIII fue el objeto predilecto de los vedutistas, no ha sido hasta hace unos 50 a?os, con la ayuda anal¨ªtica de Gordon Cullen, cuando la ciudad ha cobrado plena entidad propia al ser interpretada como paisaje. Desde entonces reclama el mismo inter¨¦s visual con que se contemplan el campo, la monta?a o el mar; es decir, llama la atenci¨®n sobre sus valores pl¨¢sticos, compositivos y lum¨ªnicos, y no solo sobre el mero reconocimiento de sus monumentos m¨¢s carism¨¢ticos. Pero para entonces no quedaban ya pintores dispuestos a sacar el caballete a las calles, como hicieron los impresionistas en Par¨ªs, sino fot¨®grafos que, retomando las ense?anzas de Eug¨¨ne Atget, escrutaban los rincones menos monumentales de las urbes. La ciudad ha dejado as¨ª de ser escenario de acontecimientos para convertirse ella misma en acontecimiento, es decir, en objeto de representaci¨®n.
Coinciden ahora dos exposiciones de los destacados fot¨®grafos Manolo Laguillo (Madrid, 1953) y ?ngel Marcos (Medina del Campo, 1955), que este a?o han tomado las calles de Madrid como tema de su trabajo. La ciudad se presenta en las fotograf¨ªas de estos artistas como un campo de exploraci¨®n de miradas, perspectivas, luces, sombras y texturas.
?ngel Marcos inici¨® a principios de este siglo un proyecto titulado Alrededor del sue?o con el que indaga sobre el sentido de espacios que son producto de actividades colectivas y de intereses privados. Marcos contamina las im¨¢genes con contenidos sociales, pol¨ªticos, econ¨®micos, ambientales y culturales que no solo est¨¢n impl¨ªcitos en cada una de las instant¨¢neas, sino que se ponen de manifiesto por medio de las relaciones que el fot¨®grafo establece entre ellas. Los lugares son como son, pero m¨¢s all¨¢ de su realidad est¨¢ la mirada subjetiva del fot¨®grafo que define una forma arquitect¨®nica, destaca una ordenaci¨®n urbana o se detiene ante un detalle ornamental.
Marcos comenz¨® con Nueva York, ha seguido con Cuba y China y en 2014 se ha detenido en Madrid, donde, sirvi¨¦ndose tanto de la mirada telesc¨®pica como del encuadre pr¨®ximo, ha capturado desde el monumento convencional hasta el lugar an¨®nimo ocasional. Pero el inter¨¦s de su obra no radica en esta o aquella fotograf¨ªa, sino en la ¡°instalaci¨®n¡± de los conjuntos de im¨¢genes que recorren el complejo espacio del dep¨®sito de agua, ofreciendo con ellas diferentes lecturas.
Por su parte, Manolo Laguillo se detiene en un barrio de esa ciudad, a la, que seg¨²n Sabina, ¡°regresa siempre el fugitivo¡±: Lavapi¨¦s es un tejido urbano antimonumental, cotidiano y, si se quiere, banal. Ha elegido unos encuadres particularmente estudiados, en los que grad¨²a las luces y corrige minuciosamente las perspectivas, consiguiendo unas im¨¢genes de una objetividad digna de Bernd y Hilla Becher. Esquinas, tapias, ventanas, solares, medianeras¡ son los motivos de sus im¨¢genes, pero por encima de la realidad fenomenol¨®gica que ellas desvelan se sit¨²a un aura metaf¨ªsica que parece envolver estos lugares silentes y serenos, casi despoblados. Eludiendo lo anecd¨®tico y centr¨¢ndose en la composici¨®n, la proporci¨®n y el control de la luz, Laguillo logra abstraer el espacio y el tiempo, de tal manera que se ve obligado a dar referencias concretas sobre la ¨¦poca y el lugar con el fin de poder situar las im¨¢genes en una realidad que ha sido claramente trascendida.
Manolo Laguillo: Lavapi¨¦s, julio-agosto, 2014. Galer¨ªa Casa sin Fin. Doctor Fourquet, 11. Madrid. Hasta el 1 de noviembre. ?ngel Marcos. Alrededor del sue?o 4. Sala Canal de Isabel II. Santa Engracia, 125. Madrid. Hasta el 23 de noviembre.
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