Una mente c¨®mica
Los dibujos de Daniel Johnston representan miedo, dolor y tristeza
Se ha escrito mucho sobre Daniel Johnston a lo largo de su carrera musical y art¨ªstica. Su lugar en la escena de la m¨²sica alternativa y folk se ha debatido y analizado, as¨ª como la significaci¨®n y el sentido de su arte visual. En todo caso, nadie deber¨ªa cuestionar su talento. Sus dibujos tienen la calidad suficiente para ser expuestos en el museo Whitney, uno de los m¨¢s importantes del mundo, y es imposible escuchar un disco de Daniel Johnston sin que una o dos de sus canciones se alojen en tu cabeza por un largo, largo tiempo. Sin embargo, a demasiados periodistas y rese?istas les gusta sugerir que la enfermedad mental de Daniel le ha ayudado a obtener su estatus art¨ªstico, como si le hubiera proporcionado una l¨ªnea directa con la fuente de los dioses. No tienen reparos para referirse a sus crisis y periodos de hospitalizaci¨®n. Incluso a veces parece que les divierten. Basado en mi propia experiencia como paciente mental hospitalizado, entre los a?os 2001 y 2002, yo argumentar¨ªa que la enfermedad mental no ayuda a los artistas sino que, en cambio, los obstaculiza. Daniel Johnston no es grande porque tiene trastorno bipolar, sino a pesar de ello.
A veces, cuando hablas con Daniel, puede parecer un poco na¨ªf, pero en t¨¦rminos visuales es capaz de conjuntar sus ideas de manera coherente y sabe qui¨¦nes son sus influencias. Destacados entre ellos se encuentran artistas del c¨®mic como Jack Kirby y Robert Crumb. Luego est¨¢n los auteurs de animales como Carl Barks, creador del Pato Donald, o Tex Avery, quien cre¨® a Bugs Bunny para la Warner Brothers y que, junto con Chuck Jones, fue responsable de Looney Tunes. Daniel incorpora tambi¨¦n algunas t¨¦cnicas de composici¨®n del artista del surrealismo Salvador Dal¨ª. Despu¨¦s de observar una buena cantidad de sus trabajos, tengo la impresi¨®n de que Daniel no discrimina, toma de todos los que le gustan y lo que crea no es s¨®lo una combinaci¨®n de todos ellos sino algo completamente nuevo. En su acercamiento sin estructura y casi como un flujo de conciencia, las palabras y las im¨¢genes se distribuyen m¨¢s o menos al azar, pero son palabras e im¨¢genes que tienen un impacto. Tal y como sucede con los grandes artistas del c¨®mic, Daniel tiene la habilidad de combinar texto e im¨¢genes para provocar un gran efecto.
A veces lo que retrata es grotesco e inquietante, como esas personas con el cr¨¢neo hueco y las criaturas con muchos tent¨¢culos y ojos, junto con referencias a la muerte y alusiones a un Dios que todo lo juzga. Creo que algunas de estas im¨¢genes representan miedo, dolor y tristeza, y que todas est¨¢n filtradas por el cerebro de Daniel, impregnado de cultura pop, c¨®mics de superh¨¦roes y religi¨®n antigua. Tambi¨¦n hay cosas agradables, como los patos y la rana Jerem¨ªas. Al tiempo que me pregunto si una parte de lo que Daniel est¨¢ intentando hacer es purgar su mente de las cosas terribles que pasan por su cabeza, pienso tambi¨¦n que es bueno ver que tiene pensamientos alegres.
En una conversaci¨®n reciente, le pregunt¨¦ a Daniel si hab¨ªa algo que le gustar¨ªa en su carrera que a¨²n no se hubiera plasmado por escrito, y me respondi¨®: ?Que mis canciones fueran m¨¢s famosas que los problemas de los que hablan?. Apenas estaba absorbiendo ese pensamiento cuando Daniel cambi¨® de tema y me dijo que estaba muy emocionado por un nuevo ¨¢lbum que estaba grabando con su banda, Danny and the Nightmares, titulado The Death of Satan. Al final de nuestra conversaci¨®n le pregunt¨¦ a Dan si le iba bien ahora que estaba haciendo dinero y que viv¨ªa en su propia casa. Me respondi¨® que le est¨¢ yendo muy bien, y que no ha tenido que trabajar desde 1996.
Mucha gente quiere ser famosa. La mayor¨ªa no tiene talento. Aquellos pocos que tienen talento tambi¨¦n necesitan tener a la suerte de su lado. Cuando pienso en las cosas que han pasado en la vida de Dan, no puedo decidir si ha tenido m¨¢s suerte que talento. Ha estrellado un avi¨®n y logr¨® salir caminando del lugar del accidente. Se present¨® a un concurso de talento de mtv y gan¨®. Se convirti¨® en el tema de un documental premiado y su trabajo se exhibi¨® en el museo Whitney. Perdi¨® unos cuantos a?os productivos en el camino, pero a¨²n es capaz de darse una vida perfectamente buena con su m¨²sica y su arte. Imaginen qu¨¦ habr¨ªa pasado si la alocada qu¨ªmica del cerebro no lo hubiera desviado durante diez a?os. Me pregunto lo mismo sobre m¨ª. Mi vida ha tomado un curso que es muy distinto al de la mayor¨ªa. No me despert¨¦ una ma?ana y dije: ??Ser¨¦ un artista! ?Debo ser un artista!?. Al igual que Daniel, sencillamente hago lo que hago y no me imagino viviendo de otra manera.
Texto extra¨ªdo del libro Daniel Johnston por Daniel Johnston, editado por Sexto Piso.
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