Negros nubarrones sobre la fiesta
Fracaso monumental de los toros de N¨²?ez de Culvillo, tres de los cuales fueron devueltos
Una ganader¨ªa y una terna de lujo, y un balance descorazonador: un fracaso de ¨¦poca del hierro de N¨²?ez del Cuvillo, que vio c¨®mo tres toros eran devueltos a los corrales; sustitutos de desecho; un error monumental de la autoridad al aprobar el impresentable sobrero de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, y otro casi del mismo tama?o cuando el presidente se resist¨ªa a devolverlo para no reconocer p¨²blicamente su culpa; una figura, Iv¨¢n Fandi?o, que no estuvo a la altura del mejor lote; un torero sin suerte, Daniel Luque, y un convidado de piedra, Finito, que no encontr¨® su toro. En el lado positivo de la balanza, solo dos ver¨®nicas de Luque y un extraordinario par de banderillas de Miguel Mart¨ªn al quinto. Poca cosa, casi nada, para tanta expectativa despertada. Negros nubarrones, eso s¨ª, sobre la fiesta de los toros.
Otra vez, los toros comerciales, los que se cr¨ªan para hacer protagonista al torero -as¨ª lo ha reconocido el propio ganadero- han infligido un dur¨ªsimo varapalo a esta fiesta languideciente. Resulta penosa y triste la imagen repetida de un animal guapo de cara que en toda su reluciente anatom¨ªa no guarda m¨¢s que invalidez, soser¨ªa, amodorramiento, andares cochineros y un cansancio que m¨¢s parece hartazgo de la vida. Imposible es la lidia si no se hace presente la fiereza, la casta, la bravura, la codicia, la nobleza¡ No eran esas las cualidades de los toros de ayer, todo un referente de la podredumbre que padece la ganader¨ªa brava. El mismo camino siguieron los sobreros, que parec¨ªan proceder de una limpieza de corrales, con la excepci¨®n del toro de El Torero, que sac¨® casta y genio y puso en aprietos a Iv¨¢n Fandi?o, que lleg¨® como el m¨¢ximo atractivo del cartel y se encontr¨® con una exigencia que, quiz¨¢, no esperaba.
El p¨²blico de Madrid lo examin¨® como lo que ya es, una figura, -condici¨®n ganada a pulso con sacrificio, sangre y triunfos-, pero el torero no estuvo a la altura de lo esperado. Le toc¨® en suerte el lote m¨¢s propicio, y ni con el noble de Juan Pedro Domecq ni con el codicioso de El Torero consigui¨® enardecer a los tendidos. No se entendi¨® con ninguno de los dos; ni con la corta y repetidora embestida de su primero, ni con el genio brioso del otro. Lo intent¨® en los dos casos, pero no hubo empat¨ªa. Muchos pases por ambos lados, pero acelerados, quiz¨¢; carentes de fondo, tambi¨¦n, y ayunos casi todos de esa sensaci¨®n extra?a que produce la emoci¨®n. Hay que valorar como se merece que acuda a Madrid en oto?o sin hacerle falta cuando otros compa?eros huyen de las Ventas como gato escaldado. Bueno, s¨ª le hace falta porque aspira a gobernar la fiesta, y para ello es condici¨®n imprescindible un triunfo rotundo en plaza tan dificultosa. En fin, que todo qued¨® en un buen empe?o no ratificado.
Sus compa?eros tuvieron peor suerte. Daniel Luque est¨¢ viviendo una temporada dulce, en saz¨®n, como torero maduro que va a m¨¢s. Se le nota en su forma de andar por la plaza y mover los enga?os. Despu¨¦s de su triunfo isidril, llegaba con el ¨¢nimo de confirmar su buen momento. Lo intent¨®, dibuj¨® un par de excelentes ver¨®nicas a su primero, pero ah¨ª qued¨® todo. Su reconocida voluntad nada pudo hacer ante el muro infranqueable de su insulso primero, que no dur¨® nada, ni ante el manso y muy descastado sexto. Claro que para entonces la tarde estaba ya vencida y rota.
Cuvillo/Finito, Fandi?o, Luque
Toros de N¨²?ez del Cuvillo, -devueltos segundo, quinto y sexto-, bien presentados, mansos, nobles y descastados; primer sobrero de Juan Pedro Domecq, manos y noble; segundo sobrero, de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, devuelto; tercer sobrero, de El Torero, encastado; cuarto sobrero, de El Risco, manso y descastado.
Finito de C¨®rdoba: media atravesada u baja y cuatro descabellos (silencio); estocada (silencio).
Iv¨¢n Fandi?o: estocada baja (divisi¨®n de opiniones); estocada baja _aviso_ (silencio).
Daniel Luque: bajonazo (silencio); casi entera y un descabello (silencio).
Plaza de las Ventas. 3 de octubre. Segunda corrida de la Feria de Oto?o. Casi lleno.
Y entre tanto movimiento de corrales y un festejo largo, aburrido y triste, casi pas¨® desapercibido Finito de C¨®rdoba, que entr¨® en el cartel sin credenciales para ello y se march¨® en completo silencio. Ni tuvo ese toro especial¨ªsimo que necesita, y no hubo nada.
Babelia
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