De nuevo en la brecha
La joven compa?¨ªa del Lliure, dirigida por Pau Carri¨®, abre temporada con 'Vict¨°ria d¡¯Enric V,' una versi¨®n impecable del cl¨¢sico de Shakespeare
Dir¨ªa que Enrique V es una de las obras de Shakespeare que menos se han representado en Espa?a. Yo no la hab¨ªa visto hasta ahora, en el montaje de Pau Carri¨® que ha inaugurado la temporada del Lliure. Es una pieza de enjundia, pero demasiado verbosa, y por eso me gusta mucho la versi¨®n libre de su director, muy wellesiana,con personajes refundidos, escenas condensadas o tomadas de textos anteriores (Enrique IV, sobre todo) y parlamentos que pasan de una boca a otra sin traicionar el sentido. Me recuerda, ya digo, el m¨¦todo de Welles en Campanadas a medianoche, que tambi¨¦n encontr¨® eco en el Falstaff de Lima y Rosich har¨¢ unos a?os.
La desnudez escenogr¨¢fica sigue la estela de las primeras producciones del Lliure de Gr¨¤cia. Y de las m¨¢s recientes: la joven compa?¨ªa que protagoniza Vict¨°ria d¡¯Enric V se dio a conocer con el despojado y esencial Caballero de Olmedo de Llu¨ªs Pasqual, que cre¨® el estable, les seleccion¨® y les dirigi¨®. Se juega con la luz, muy bien puesta, de Raimon Rius, y el vestuario de Sebasti¨¤ Brosa y Raquel Bonito: los brit¨¢nicos llevan falda escocesa, lo que me resulta curioso; los franceses, gabardinas azules. La funci¨®n, impecable de ritmo, de ensamblaje y de energ¨ªa, cuenta con claridad su historia en una hora y 45 minutos. Otra cosa que me seduce es la rapidez y la econom¨ªa de trazo con que los actores abordan las mutaciones de sus personajes y los cambios de rol. David Verdaguer y Albert Prat presentan a Pistol y Bardolph casi en clave de clowns; luego se transforman, respectivamente, en el obispo de Ely y Westmoreland, y vuelven a ser Pistol y Bardolph en la batalla, alistados para huir de la miseria y robar lo que puedan, como dos l¨²cidos pillastres brechtianos.
Albert Prat est¨¢ estupendo, pero me detendr¨¦ un poco en el no menos ¨®ptimo David Verdaguer para contar, a mi entender, c¨®mo ha construido Carri¨® el remix de Pistol: le presta el soliloquio de Falstaff sobre el honor (no es mala idea: fueron maestro y disc¨ªpulo), fusiona m¨¢s tarde el encuentro con el embozado Enrique y el posterior di¨¢logo del soldado Williams, y le inventa una escena preciosa, la canci¨®n My Sweet Nell (de la que es autor de letra y m¨²sica), cantada en la guardia por Pistol y el paje (preciosa segunda voz de Mar¨ªa Rodr¨ªguez), que tiene un aire de western: dif¨ªcil no pensar en el Lee Marvin de Paint Your Wagon. Y as¨ª traduce y versionea Carri¨®, con seco lirismo, su despedida (y traduzco yo, a mi vez, del catal¨¢n): ¡°La fortuna me da la espalda. Nell ha muerto de mal franc¨¦s en el hospital; mi refugio se ha cerrado para siempre. He envejecido de golpe y me han arrancado mi ¨²nica honra: volver¨¦ a Inglaterra para robar oro y honor de quienes lo ganaron en combate¡±.
De igual modo, qu¨¦ bien dibuja Javier Beltr¨¢n al duque de Exeter con pocas l¨ªneas de texto: fue el Caballero de Olmedo a las ¨®rdenes de Pasqual y aqu¨ª vuelve a estar formidable de voz y dicci¨®n, con gran presencia esc¨¦nica. Tambi¨¦n veo al paje como nunca hab¨ªa visto, con la luminosidad y la melanc¨®lica mirada de Mar¨ªa Rodr¨ªguez, una actriz que imanta todas las escenas en las que aparece, y a la que no olvidas. Laura Aubert est¨¢ muy bien como Nell Quickly (conmovedora la escena del r¨¦quiem por Falstaff, que no aparece en escena, pero al que nos hacen imaginar con nitidez), aunque Carri¨® le ha marcado, a mi juicio, una l¨ªnea excesivamente farsesca en su otro rol de capit¨¢n Fluellen, o quiz¨¢ no ha sabido frenar la desbordante vis c¨®mica de la actriz: es cierto que el violento gal¨¦s tiene acentos burlescos en su pedanter¨ªa marcial, pero aqu¨ª queda reducido a un t¨ªtere de cachiporra. Mima Riera es el traidor Scroop, en una breve y cumplida escena, y tiene m¨¢s vuelo como el rey franc¨¦s, especialmente en el hermoso mon¨®logo de la derrota. Tambi¨¦n est¨¢n muy acertados Pep Ambr¨®s, que encarna al arzobispo de Canterbury y al Delf¨ªn, y Paula Blanco como el mensajero Montjoy.
La funci¨®n, impecable de ritmo, ensamblaje y energ¨ªa, cuenta con claridad la historia en una hora y 45 minutos
Pol L¨®pez lidia un toro bravo interpretando al rey Enrique. En el Lliure ha hecho casi todos sus trabajos, desde American Buffalo hasta el deslumbrante Ivan i els gossos, donde le dirigi¨® Carri¨®n. Tiene un aire a Kenneth Branagh (m¨¢s que un aire: la fuerza, el encanto) y un fraseo que a ratos recuerda al de Llu¨ªs Homar. Tiene br¨ªo y calma, proyecci¨®n vocal y autoridad. Pisa fuerte como el joven Hal y en la escena que detona la guerra; creo que requiere m¨¢s convicci¨®n (y le sobra algo de gesticulaci¨®n) en el soliloquio que cierra su paseo nocturno entre la tropa, aunque su voltaje aumenta en la parte final de la arenga del d¨ªa de San Crisp¨ªn. La semejanza con Branagh incluye el perfil del monarca en la pel¨ªcula, m¨¢s dulcificado, con m¨¢s luces que sombras: quiz¨¢ falte espacio en el conciso montaje para mostrar el lado maniaco y manipulador del ¡°amable monstruo¡±, como le calific¨® Hazlitt. Sin embargo, acaba quedando claro que, pese a sus discursos patri¨®ticos, la guerra a la que lleva a sus hombres es una pura operaci¨®n expansionista impulsada por la Iglesia, y que el final es, pese a la victoria, pura desolaci¨®n.
Quiz¨¢s a eso obedezca la supresi¨®n de una escena tan sugestiva como la del cortejo final a Catalina de Valois, donde coexisten el pr¨ªncipe seductor y el pol¨ªtico brutal que le hace saber a su futura esposa que no tiene otra opci¨®n que acceder a sus deseos. Lamento el corte, pero entiendo que esa escena desajustar¨ªa la estructura de los tres grandes momentos del tercio final: la imaginativa coreograf¨ªa de la batalla de Agincourt, firmada por Anna Rubirola, con luces bajas, capas de pl¨¢stico negro y cuerpos reptando por el agua encharcada; la emotiva lectura de la lista de bajas y, soberbio colof¨®n, un coro estremecedor, muy bien conjuntado por Laia Santanach, en el que los actores, liderados por Laura Aubert, interpretan el Fear No More de Cymbeline, con m¨²sica de Arnau Vallv¨¦, el percusionista del grupo Manel, que en el escenario del Lliure toca bater¨ªa y guitarra. La banda sonora de Vict¨°ria d¡¯Enric V es una preciosidad, y tambi¨¦n hay que aplaudir a Pau Carri¨®, que encarna al narrador, y canta y toca la guitarra, con el ocasional soporte de Aubert al contrabajo. No se pierdan el formidable trabajo de esta compa?¨ªa, cada vez m¨¢s afianzada.
Vict¨°ria d¡¯Enric V. De William Shakespeare. Versi¨®n y direcci¨®n: Pau Carri¨®. Int¨¦rpretes: Pep Ambr¨®s, Laura Aubert Nell, Javier Beltr¨¢n, Paula Blanco, Pau Carri¨®, Pol L¨®pez, Albert Prat, David Verdaguer y Arnau Vallv¨¦. Teatre Lliure. Barcelona. Hasta el 24 de octubre.
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