Desvar¨ªo
A veces, en fin, la mentira es el ¨²nico camino del hombre para ahondar en la verdad
Seg¨²n el breve relato titulado El mentiroso (Funambulista), del escritor anglo-americano Henry James (1843-1916), Oliver Lyon, un joven aunque ya afamado pintor brit¨¢nico de retratos de hacia el ¨²ltimo tercio del siglo XIX, inopinadamente se encuentra, al regresar a su pa¨ªs natal, tras a?os de deambular por el extranjero, con un antiguo y frustrado amor, ahora felizmente casada con un atractivo militar, el coronel Capadose, al que no puede evitar mirar con l¨®gica aprensi¨®n. Sometido al cruel escrutinio del recelo, este agudo observador no tarda mucho en descubrir que el bello Capadose no solo es propenso a fantasear, sino que llevado por esta tendencia a fabular sobre s¨ª mismo y sus imaginadas haza?as, podr¨ªa decirse que se acredita como un redomado embustero, todo lo cual le incita a desenmascararlo con el arma que mejor maneja: mediante un retrato. Sin entretenernos m¨¢s en desentra?ar la trama de esta vengativa conspiraci¨®n de c¨®mo Lyon logr¨® engatusar a su v¨ªctima para que posase para ¨¦l, Henry James nos va sutilmente revelando, durante el proceso de la ejecuci¨®n del cuadro, la forma por la que el astuto cazador acaba cayendo en su propia trampa, pues pronto descubre que lo que ¨¦l hace con el pincel se parece bastante a lo que hace su modelo con sus mentirosas palabras: ¡°Es el mentiroso plat¨®nico por excelencia¡±, razona Oliver Lyon mientras le pinta. ¡°Lo suyo¡±, a?ade a continuaci¨®n, ¡°es el arte por el arte, y la pura est¨¦tica¡ Tiene una visi¨®n interior de lo que podr¨ªan ser las cosas, de lo que deber¨ªan ser, y contribuye a la buena causa con una mera modificaci¨®n de los matices. Se podr¨ªa decir que lo que ¨¦l hace es pintar, ?como yo mismo!¡±.
Siendo la literatura y el arte sendas re-presentaciones de la realidad, no se puede negar que, en cierto sentido, ambas mienten por igual, como ya lo advirti¨®, en primera instancia, Plat¨®n, que no dud¨® en desterrar a los artistas por las afueras de su Ciudad Ideal por este mismo motivo. El trasfondo de este pol¨¦mico asunto es preguntarnos, por as¨ª decirlo, haciendo de la necesidad virtud, si el enga?o del arte no es sino una parad¨®jica forma de ahondar m¨¢s en la verdad, sobre todo, cuando se cuestiona su r¨ªgido cariz dogm¨¢tico, o, como lo formula el propio pintor de la novela de James, cuando se piensa en la bondad de ¡°tener una visi¨®n interior de lo que podr¨ªan ser las cosas, de lo que deber¨ªan ser¡¡±, en vez de conformarse con su achatada presencia, tan fidedigna como incompleta; esto es: enga?osa.
Etimol¨®gicamente, ¡°mentira¡± procede del verbo latino mentior, que significa ¡°enga?ar¡±, pero tambi¨¦n ¡°fingir¡± o ¡°simular¡±, y, a su vez, est¨¢ relacionado con mens: ¡°mente¡± y ¡°mentar¡±; esto es: algo que intencionadamente tuerce la apariencia de lo real, a lo cual no hay que darle el sentido unilateral de la falsedad o enga?o, porque, como en el relato de James, puede tener tambi¨¦n el de ¡°fabular¡±, no solo para hacer m¨¢s presentable lo acaecido, sino para otorgarle la densidad sem¨¢ntica que le corresponde. En este sentido, el simulacro art¨ªstico, en vez de buscar lo falso, tratar¨ªa de penetrar hipot¨¦ticamente en su verdad m¨¢s profunda sin conformarse con su apariencia factual, demasiado limitada y, por consiguiente, todav¨ªa m¨¢s enga?osa. El propio James, siguiendo, en este caso, a Arist¨®teles, lo apunt¨® as¨ª: ¡°Lo real representa para m¨ª las cosas que verdaderamente no podemos desconocer, de un modo u otro¡ El rom¨¢ntico en cambio expresa las cosas que nunca podremos conocer directamente, las cosas que solo pueden alcanzarnos a trav¨¦s de magn¨ªficos desv¨ªos y subterfugios de nuestros pensamientos y deseos¡±. Si nos neg¨¢semos a aceptar estas iluminaciones del desvar¨ªo art¨ªstico, no solo nos privar¨ªamos de intimar con gran parte de lo que llamamos nuestra conciencia, sino que perder¨ªamos por completo nuestra capacidad inquisitiva y nos transformar¨ªamos en una conformista m¨¢quina de respuestas acomodaticias, bordeando el estado obsolescente de una esclavitud feliz. A veces, en fin, la mentira es el ¨²nico camino del hombre para ahondar en la verdad.
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