Rembrandt, bajo luz infrarroja
El historiador del arte Ernst van de Wetering concluye el cat¨¢logo del genio holand¨¦s
Los pintores de c¨¢mara sol¨ªan estar al servicio de reyes y pr¨ªncipes. El acuerdo era doble: el monarca era inmortalizado por un gran artista ¡ªcomo Vel¨¢zquez o Rubens¡ª y estos ve¨ªan reconocida su val¨ªa de forma universal. Rembrandt, el maestro holand¨¦s del Siglo de Oro, depend¨ªa de encargos bien pagados y de las modas. En su caso, el gran inconveniente no era perder el favor del mecenas. El futuro lo marcaban los vaivenes de la fortuna del cliente y de la econom¨ªa del momento hist¨®rico.
El artista dirig¨ªa adem¨¢s un taller con alumnos que participaban en sus cuadros. A certificar su autenticidad se ha dedicado durante 46 a?os el denominado Proyecto Rembrandt. En especial, el historiador del arte Ernst van de Wetering, que con ayuda de los rayos X y la luz infrarroja, acaba de entregar el sexto y ¨²ltimo volumen de una obra completa (publicada por Springer) que cifra en 340 los cuadros creados por Rembrandt en solitario
Pintor adem¨¢s de estudioso, Van de Wetering no ha descubierto nuevas t¨¦cnicas de investigaci¨®n. Ha dejado a un lado el enfoque de lo que denomina la antigua escuela de conocedores de la obra de Rembrandt, para leer sus telas de otro modo. ¡°Con los rayos X puedes ver si el prototipo del cuadro fue hecho por el pupilo o por el artista. Pero para reconstruir el proceso creativo hay que saber t¨¦cnica pict¨®rica, no solo teor¨ªa. Durante estos a?os, desde que me puse al frente del Proyecto tras las tres primeras entregas, he descubierto que el maestro hac¨ªa primero un boceto de las figuras, y luego pintaba el fondo. Empezaba por detr¨¢s y acababa por delante. En La ronda de noche, los dos personajes principales fueron pintados al final. Sin conocer este proceso no puede entenderse una radiograf¨ªa¡±, dice, en plena promoci¨®n del ¨²ltimo libro del Proyecto en la Feria de Fr¨¢ncfort, que acab¨® ayer.
En 1934 un estudioso le atribuy¨® 613 piezas, casi el doble del real
En su b¨²squeda del car¨¢cter de Rembrandt, Van de Wetering ha ahondado en el modo de pensar del siglo XVII para concluir que el estilo no define al artista. ¡°Un pintor no es un aut¨®mata, vive en progreso continuo. Rembrandt era un aventurero. Adem¨¢s, quer¨ªa sobrepasar a los grandes nombres de la Antig¨¹edad. En su tiempo, pensaban que el arte pod¨ªa avanzar. Cuando comprendieron que nadie es mejor o peor, se vio que cada ¨¦poca tiene sus maestros. Hace casi un siglo, los historiadores dec¨ªan que el estilo define el car¨¢cter. Por contra, yo creo que los pintores no lo siguen de forma consciente¡±.
El punto de partida de las investigaciones originales hab¨ªa sido la compilaci¨®n de Abraham Bredius, el mayor estudioso del artista, que en 1934 se?al¨® nada menos que 613 obras aut¨¦nticas. Horst Gerson, historiador germano-holand¨¦s del arte, revis¨® a la baja la cifra y la dej¨® en 419 en un cat¨¢logo razonado. Para 1990, antes de que Van de Wetering tomara las riendas del Proyecto, ya solo hab¨ªa 144 rembrandts verdaderos.
De la cronolog¨ªa inicial de sus antecesores, el experto pas¨® al enfoque tem¨¢tico. ¡°Solo pensando en la funci¨®n social de los autorretratos, cambia su significado. Hab¨ªa una demanda clara del mercado para estos temas, no eran solo producto de la introspecci¨®n¡±, sigue Van de Wetering.
La b¨²squeda de la autor¨ªa de Rembrandt ha estado llena de sobresaltos. Tener o no tener su firma cambia por completo su valor mercantil, y uno de los m¨¢s sonados fue el caso de Rembrandt sonriendo. Sali¨® a subasta en Inglaterra en 2007 por 1.100 euros. Al final, la puja alcanz¨® 3,1 millones de euros.
El cat¨¢logo lo atribuia a un seguidor del maestro, pero hab¨ªa referencias de que pod¨ªa tratarse de una pieza perdida. As¨ª fue. ¡°Algunos museos no aceptan nuestras atribuciones. El Metropolitan de Nueva York tiene un autorretrato que no consideran suyo. Pero hay otro debajo y la firma es del artista. Son tantos argumentos a favor¡¡±, concluye el holand¨¦s, que a sus 76 a?os sabe esperar.
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