¡°A Juan Carlos I lo han tirado a un contenedor¡±
Pintor realista, creci¨® en una choza de Antequera con su padre, carbonero Interpreta la abdicaci¨®n del monarca con fotos del rey en la basura
Usted ha metido a Juan Carlos I en un contenedor. As¨ª est¨¢ en el cuadro que exhibe en el Centro Tom¨¢s y Valiente de Fuenlabrada (Madrid). Interpreto esa abdicaci¨®n con toda crudeza. Metaf¨®ricamente al Rey lo han tirado a un contenedor. Ha sido la realidad, que es muy dura y muy ingrata. Cre¨¦ una obra de arte, es mi obligaci¨®n.
?Por qu¨¦ un contenedor? Cuando las cosas hacen su servicio terminan ah¨ª. El Rey hizo su servicio, han descolgado sus fotos y las han sustituido por las del nuevo Rey. Muchas de esas fotos han ido a parar a un contenedor.
?No es cruel arrojar el pasado a la basura? La vida es muy cruel. Vemos constantemente c¨®mo se olvida a gente que ha sido muy brillante... Tienes que estar en guardia porque si no vas a parar al contenedor del olvido.
?Esta sociedad ha sido ingrata con el Rey? No lo creo. El Rey ha gozado de una admiraci¨®n amplia. Pero al final se produce eso: ha cumplido el servicio y fuera, la gente ya se acuerda muy poco del Rey.
?Qu¨¦ es lo m¨¢s cruel que ha visto en la vida? Ahora mismo, la decapitaci¨®n de periodistas. Hemos adelantado en ciencia y en tecnolog¨ªa, pero la crueldad es la de tiempos primitivos. Ah¨ª lo ves, el verdugo degollando. El artista mira y denuncia. No hace mu?ecas.
?Le resulta cruel que se retransmita lo que hacen esos verdugos? Que se vea. Es una provocaci¨®n a la civilizaci¨®n. Ante esa crueldad se impone la alianza pol¨ªtica e ideol¨®gica. No es pol¨ªtica: son criminales.
Pero, esas im¨¢genes... Lo hacen para generar miedo. Conviene que la humanidad conozca esa barbarie. Y hay que unirse para reaccionar ante ella.
En su ¨²ltima muestra la foto del anterior Rey est¨¢ en la basura. ?Es cruel? "Es potente y rotunda¡±
?Ha tenido la crueldad cerca? La posguerra fue dura. La viv¨ª de cerca, con los maquis en las monta?as y c¨®mo los mataba la Guardia Civil. Espa?a es un pa¨ªs muy radical, todos hemos vivido injusticias. El se?oritismo andaluz, las emigraciones, el terrorismo de ETA... En nuestra p¨¢gina negra hay muchas cosas. Pero la vida es tambi¨¦n muy bella.
?La infancia le sigue diciendo cosas? Mi padre y yo solos, la sierra de Antequera. Mi madre lo hab¨ªa dejado, ¨¦l era carbonero, yo ten¨ªa tres a?os y lo acompa?¨¦ desde entonces. No era soledad: me acompa?aban los p¨¢jaros, el sol, la silueta de las monta?as. Y mi padre. Era todo para m¨ª, mi padre, mi madre, mi hermano...
?Qu¨¦ le inculcaba la vida? Mi padre dec¨ªa: ¡°Haz lo que sea, pero no vuelvas al campo¡±. El campo era duro, miserable. Viv¨ªamos en una choza; lo m¨¢s que lleg¨® a tener fueron 1.200 pesetas. Me compraba l¨¢pices, libretas. Me hizo pintor.
??l lo intuy¨®? Me vio condiciones. Alrededor hab¨ªa pastores, arados, carb¨®n. Y yo necesitaba dibujar todo eso. A los tres a?os hac¨ªa siluetas con un palo.
Vive bien ahora. ?Qu¨¦ le provoca ese contraste? Me pidi¨® que fuera honesto. Un millonario me dijo: ¡°?Co?o, si me hubieras dado t¨² sus consejos ese amigo no me roba los mil millones que me rob¨®!¡±. Mi padre contaba esto: padre e hijo van juntos; el hijo lleva un pistol¨®n. ¡°?Para qu¨¦?¡±, pregunta el padre. El hijo: ¡°No me fio de la mitad de la cuadrilla¡±.
?Cu¨¢ndo acab¨® el refugio en Antequera? No ha terminado nunca. Est¨¢ ah¨ª; por eso me emociona a¨²n la encina, el olivo, el firmamento. ?Yo iba para astronauta!
De nuevo el contenedor: ?este es un pa¨ªs cruel? Un pa¨ªs extremo, por eso se descontrola. Me gusta la palabra moderaci¨®n. Siento envidia de la gente que se siente orgullosa de su pa¨ªs; aqu¨ª muchos no sienten ese orgullo.
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