Motivaci¨®n e inspiraci¨®n
Serrat, 50 a?os de oficio, ha acompa?ado la historia reciente describi¨¦ndonos en compases
Las tiene l¨ªricas, pero tambi¨¦n teatrales. Las ha parido en prosa y en verso, por intuici¨®n, por choteo y por desesperaci¨®n, con la ola de su seny latino y el rigor preciso de su empe?o n¨®rdico. Joan Manuel Serrat, 50 a?os de oficio, es ese hermano colectivo de quien todo quisqui tiene un disco en casa. Ha acompa?ado la historia reciente describi¨¦ndonos en compases. Es un confidente ¨ªntimo, alguien que nos expresa y nos abraza, compa?ero de derribos interiores y alegr¨ªas compartidas, Serrat encarna derrotas y aspiraciones, que podr¨ªa resumir en 10 canciones. Una selecci¨®n hecha a medias con EL PA?S para la que el artista explica su motivaci¨®n y su inspiraci¨®n en cada una de ellas.
Aquellas peque?as cosas
La sorpresa de lo cotidiano, el golpe de efecto que esconde un caj¨®n. La vida en silencio, tan s¨®lo interrumpido por una sonora estampida de recuerdos, se esconde bajo este poema de acordes que Joan Manuel Serrat incluy¨® en su obra maestra Mediterr¨¢neo: ¡°Quer¨ªa reflejar cierta ternura de lo cotidiano, la gran dimensi¨®n que adquieren en nosotros muchas veces las peque?as cosas¡±, asegura el autor. La inspiraci¨®n la tiene asociada al poema Las moscas, de Machado, que por aquel entonces le zumbaba por detr¨¢s, elaborado con el m¨¦todo contrario a la epopeya. ¡°Hay varias maneras de construir canciones. Una tiene que ver con agarrar un hecho contundente y dejarlo en dimensi¨®n de andar por casa, otro, como hizo Machado en ese poema, consiste en poner en valor algo tan ¨ªnfimo como las moscas¡±.
Mediterr¨¢neo
La falta, la ausencia de mar es lo que llev¨® a Serrat a escribir Mediterr¨¢neo. ¡°Estaba en M¨¦xico, llevaba semanas en el interior. So?aba, literalmente con ¨¦l. Agarr¨¦ el coche y me fui a un lago, aunque s¨®lo fuera por hacerme a la idea del mar que yo a?oraba. Es en esos casos cuando me doy cuenta de que para m¨ª, el mar, y concretamente el Mediterr¨¢neo es una identidad: una identidad feliz¡±, asegura. Luego, ya saben la historia de esta canci¨®n que cada uno de nosotros lleva dentro. Elegida en la mayor¨ªa de las listas de preferencias en cuanto a m¨²sica popular como la mejor que se ha escrito nunca en espa?ol. Su soniquete podr¨ªa llevar a muchos int¨¦rpretes amantes de la boutade a renegar de ella. No es as¨ª, en el caso de Joan Manuel: ¡°Jam¨¢s, jam¨¢s, renegar¨¦ de esta o de cualquier otra de mis canciones. Me sentir¨¦ eternamente agradecido, son ellas quienes me han hecho lo que soy. As¨ª que siempre la cantar¨¦ por obligaci¨®n, pero lo que es m¨¢s importante, por gusto¡±.
Pleny al mar
Hija de Mediterr¨¢neo, nace en los a?os ochenta Pleny al mar. ¡°Es un cabreo, su cara B¡±. Son infinitos los azares, las motivaciones, las justificaciones de una canci¨®n. ¡°Lo mismo que el amor me llev¨® a componer Mediterr¨¢neo, un grito, un llanto un qu¨¦ hemos hecho me llev¨® a hacer Pleny al mar. Son complementarias, van juntas, aunque la ¨²ltima surge de la necesidad de alzar la voz¡±.
Pare
La guerra entre la tierra y los hombres, una plegaria casi divina pero al tiempo absolutamente arraigada. Una canci¨®n sobre el fracaso, el olvido, que tampoco tiene que ver directamente con su padre: ¡°?l era una buena persona, en cualquier drama griego encajar¨ªa perfectamente como el elemento que aparece para solucionar cualquier conflicto e imponer paz¡±.
Pueblo Blanco
Esta es la historia de una canci¨®n mutante, con eco de regreso y conciencia metaf¨®rica para otras tragedias. Cuando Serrat la compuso a principios de los setenta, la motivaci¨®n estaba clara: hacer una cr¨®nica m¨¢s bien t¨¦trica del abandono de los pueblos y el asalto a la ciudad, un testimonio de la transformaci¨®n de un pa¨ªs que dejaba masivamente de ser rural para convertirse en urbano. Pero a?os despu¨¦s, cuando el artista la cantaba en Chile o Argentina y entonaba estas l¨ªneas: ¡°Pero los muertos est¨¢n en cautiverio y no los dejan salir del cementerio¡¡±, autom¨¢ticamente sobrevolaban entre los estadios y las conciencias los cr¨ªmenes de Videla o Pinochet. ¡°Es una de las maravillas que tiene hacer canciones. No sabes hacia donde las va a llevar la gente¡±. Hoy, cuando leemos en las noticias un cierto p¨¢lpito de vuelta al campo, podemos decir que esta majestuosa pieza ha iniciado su camino de regreso.
Romance de Curro el Palmo
La historia de este tierno pringadillo, miembro de un tablao, se enmarca en la narrativa de Serrat. Pero tambi¨¦n en la dramaturgia, porque ha sido llevada a los escenarios por Antonio Canales en un espect¨¢culo que convierte en carne a este gitano falso ex buf¨®n de palacio. ¡°La canci¨®n es un homenaje a Rafael de Le¨®n. Una pieza en cuatro actos¡±¡ El primero cuenta la planta del personaje y su circunstancia, el segundo su amor por Mercedes, el tercero, su dolor al ver c¨®mo ella se le escapa con un curapupas de cl¨ªnica propia y rolls de contrabando y el ¨²ltimo, su llegada al cielo. Genialidad de peripecias, que engarza con una sublimaci¨®n de la copla en todo su esplendor pero tambi¨¦n con obras maestras de la literatura como El maestro Juan Mart¨ªnez que estaba all¨ª, de Manuel Chaves Nogales.
Ser¨ªa Fantastic
En cierto sentido, Ser¨ªa fantastic es el Imagine de Serrat: una escueta pero profunda formulaci¨®n de la utop¨ªa. El sue?o del sentido com¨²n, la aspiraci¨®n de un para¨ªso al alcance. ¡°Las canciones se cuentan a s¨ª mismas. Esta es una petici¨®n formal para que todos result¨¢ramos iguales a los ojos de Dios y de la polic¨ªa municipal¡±, afirma su autor. El que todo sea como est¨¢ mandao pero no mande nadie, esa cierta anarqu¨ªa tolerante y ordenada del sentido com¨²n fabricada con dobles sentidos, para que el com¨²n, a ser posible, tantas veces esquivo, no falte.
Luc¨ªa
Igual que Mediterr¨¢neo, Luc¨ªa es para Serrat una de esas canciones irrenunciables en sus conciertos. La viste, la desnuda, y esta carta de amor, que ha quedado en cueros tan s¨®lo abrazada por la guitarra de Silvio Rodr¨ªguez en su nuevo homenaje, es uno de los cantos a la p¨¦rdida, a la b¨²squeda en la arena de la luna llena que ara?aba el mar.
No hago otra cosa que pensar en ti
Las musas, ay, las musas. Si todo el mundo, empezando por s¨ª mismo, fuese capaz de darle esta vuelta de tuerca magistral a la falta de inspiraci¨®n, de nuevo, entre el absurdo y el poder vol¨¢til de lo cotidiano ¨C¡°por cierto, al techo no le ir¨ªa nada mal, una mano de pintura¡±-, se contar¨ªan a pares los prodigios. Pero lo que Serrat hizo en esta pieza que incluy¨® dentro de su disco de regreso a la visibilidad ¨Ctras a?os de censura en Televisi¨®n Espa?ola despu¨¦s de negarse a cantar en Eurovisi¨®n por no dejarle hacerlo en catal¨¢n- que fue En tr¨¢nsito, resulta una lecci¨®n de maestro. Su frescura, su iron¨ªa, su aire de burla contra la ausencia de luz y contra s¨ª mismo, es asombrosa: ¡°Las putas musas, s¨ª, hab¨ªa que darle un sentido simp¨¢tico a esa desesperaci¨®n de no encontrarlas, ?no?¡±. Ya saben, otra de las caracter¨ªsticas del producto: ausencia de rencor.
Cantares
Dentro de la carrera de Serrat ha existido un apartado importante. Un empe?o por mantener vivo su club de los poetas muertos. En ¨¦l se encuentran dos en letras may¨²sculas. Dos grandes recurrentes a los que fue capaz de extender en toda su pureza con las armas de su m¨²sica. Miguel Hern¨¢ndez fue uno, Antonio Machado el otro, de quien este Cantares supone una cierta bandera vital. ¡°En cuanto a mi trabajo con la gran poes¨ªa, el resultado no es el fin, sino hacer buenas canciones para que la gente acuda a ellas¡±. Y lo ha hecho, en masa. Aunque ellos, de lo que forman parte, seg¨²n el mismo Serrat es de una muy aut¨¦ntica esfera de su intimidad. ¡°Jam¨¢s les hubiese puesto una m¨²sica que no les hiciera justicia¡±, afirma.
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