McIlvanney, el regreso del poeta olvidado de la novela negra
Recuperado por los elogios de otros escritores y por una crisis que revitaliza perspectivas como la suya, el creador del 'tartan noir' vuelve tras a?os de ostracismo
¡°Perder la fe en m¨ª mismo es una de mis grandes virtudes, son muy bueno haciendo eso. El elogio de aquellos a quienes admiras puede ayudarte en esos momentos duros pero tambi¨¦n te puede castigar si te lo crees demasiado. Creo que mis or¨ªgenes de clase obrera muy humilde, donde nadie m¨¢s estaba haciendo lo que yo hac¨ªa, me han hecho necesitar siempre un apoyo psicol¨®gico¡±, responde tranquilo y con su elegante sonrisa en los labios William McIlvanney (Kilmarnock, Escocia, 1936) cuando es preguntado por las alabanzas de Ian Rankin o Pierre Lemaitre, que le consideran?una de sus grandes referencias literarias y el padre del tartan noir. ¡°?Oh! Lemaitre, es extraordinario. Viaja hasta lo m¨¢s oscuro de la vida y all¨ª mismo encuentra humanidad, es genial¡±, recalca McIlvanney con un deje admiraci¨®n y una voz suave marcada por un fort¨ªsimo acento escoc¨¦s.
He sido toda la vida un socialista e idealista que cree que la sociedad puede ser mucho mejor y no tan cruel
Crisis, periodos de negrura y olvido, b¨²squeda de la verdad y huida de la deshumanizaci¨®n. El escritor escoc¨¦s, que recibe a EL PA?S en un hotel madrile?o, sabe de lo que habla. Tras dos d¨¦cadas en el olvido, este novelista, ensayista, autor de relatos cortos y poeta ha vuelto a la primera escena de la mano de quienes m¨¢s le admiran y de una crisis que ha puesto de relieve a algunos escritores que se sumergen en lo esencial y hablan del lado oscuro de la vida y del sistema. Famoso por la trilog¨ªa del polic¨ªa Jack Laidlaw (escrita entre 1977 y 1991 y de la que RBA ha publicado la primera entrega en Espa?a), McIlvanney recal¨® en Madrid para asistir a Getafe Negro. Nadie dir¨ªa que tiene 78 a?os: alto, elegante y vital, atiende a los periodistas con extraordinaria amabilidad y energ¨ªa, para de vez en cuando para fumar, no dice que no a un buen whisky o a un vino blanco y saluda y firma libros antes y despu¨¦s del acto que le ha tra¨ªdo a Espa?a.
Hijo de un l¨ªder sindical minero, McIlvanney ve su compromiso pol¨ªtico, y el de su personaje, como parte consustancial a la vida. ¡°No he estado conscientemente influido por el activismo de mi padre. Siempre he tenido una actitud pol¨ªtica y un compromiso y he sido toda la vida un socialista e idealista que cree que la sociedad puede ser mucho mejor y no tan cruel¡±, asegura como si fuera Laidlaw quien est¨¢ hablando.
Escribo poes¨ªa aunque no mucha gente lo sabe. Escribo poes¨ªa porque te ayuda a concentrarte en la precisi¨®n de las palabras
El personaje que le ha dado fama e ingresos, la serie ha sido reeditada en 2013 por Cannongate con un gran ¨¦xito, es un polic¨ªa solitario, lector de Unamuno, Camus y Kierkegaard, cr¨ªtico con el Estado para el que trabaja y con el que su creador comparte lecturas y la mirada tr¨¢gica de la vida. ¡°Laidlaw es un profesional del sufrimiento. Para m¨ª es una perspectiva inevitable. Los dem¨¢s podemos pasar un poco, pero Jack tiene que encontrar una manera de coexistir con la basura con la que lidia a diario¡±, afirma mientras cierra un poco m¨¢s sus peque?os y claros ojos y hace de su voz un hilo casi inaudible. ¡°Hay gente que est¨¢ todo el d¨ªa haciendo dinero a costa del sufrimiento de otros y no son t¨¦cnicamente criminales, pero ah¨ª est¨¢n¡±, remata por si quedaba alguna duda de su postura.
¡°Vot¨¦ s¨ª en el refer¨¦ndum porque la pol¨ªtica de Westminster est¨¢ acabada. Creo que la Escocia m¨¢s din¨¢mica que se activ¨® en el proceso no va a desaparecer. Por razones incomprensibles, los Escoceses somos unos expertos en buscarnos problemas, pero al mismo tiempo siempre hemos sido mucho m¨¢s partidarios de la justicia social¡±, reconoce con cierto orgullo. ¡°Desgraciadamente, cuando llegue la soluci¨®n para Escocia estar¨¦ muerto, ser¨¢ demasiado tarde para m¨ª¡±, concluye en el ¨²nico momento en el que abre la puerta a la melancol¨ªa.
Apasionado de la escritura desde que empez¨® con 14 a?os, admirador del Hemingway cuentista y de Shakespeare por encima de cualquier otro y muy poco lector de novela negra, McIlvanney se recluye en el campo cuando se pone a escribir para evitar otra de sus grandes aficiones, distraerse con cualquier cosa, y utiliza la poes¨ªa para mantener su escritura bajo control. ¡°Escribo poes¨ªa. No se preocupe si no la ha le¨ªdo, no mucha gente lo sabe, pero escribo poes¨ªa porque te ayuda a concentrarte en la precisi¨®n de las palabras¡±.
¡°Adoro Glasgow. Es una ciudad tr¨¢gica, pero todas las ciudades, si las miras de cerca, est¨¢n llenas de mierda, de cosas malas. Es la naturaleza humana¡±, asegura para defender la ciudad, escenario de sus novelas, a la que lleg¨® cuando era joven para estudiar y de la que se enamor¨® para siempre. Su personaje tiene esa misma sensaci¨®n dual sobre un lugar que necesita pero donde se desarrolla una sociedad que no le gusta. Por cierto, prepara dos novelas m¨¢s de Laidlaw, una precuela y su ¨²ltimo caso, ¡°una historia muy oscura y a cuyo final Jack llegar¨¢ vivo. Se merece sobrevivir¡±, confiesa sin rastro de cansancio, de nuevo con su sonrisa, no se sabe si hablando de Laidlaw o de s¨ª mismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.