Nick Cave, m¨¢s all¨¢ del misterio
El festival In-Edit estrena ¡®20.000 d¨ªas en la Tierra¡¯, un documental sobre el rockero
Nick Cave, como tantos otros, ¡°se despierta, escribe, come, ve la televisi¨®n¡±. Lo explica algo lega?oso en el arranque de 20.000 d¨ªas en la Tierra, documental as¨ª bautizado por las dos decenas de millares de jornadas desde que grit¨® por primera vez (reci¨¦n cortado el cord¨®n umbilical) hasta que empez¨® a trabajar en Push the Sky Away, su ¨¢lbum de 2013.
Se levanta, eso s¨ª, de la cama futurista que comparte con la modelo Susie Bick, escribe sobre ¨¢ngeles ca¨ªdos, come una pasta con anguilas junto a su socio musical (Warren Ellis, una especie de monje lun¨¢tico con camisa de paramecios p¨²rpura) y ve la televisi¨®n con sus dos hijos, el queso de la pizza estir¨¢ndose hasta unirlos, con los que estalla en una carcajada despu¨¦s de que los tres griten a coro ¡°Say hello to my little friend¡± en una secuencia clave de El precio del poder (Scarface).
Aun as¨ª, el filme, que cerrar¨¢ el Festival Beefeater In-Edit el 3 de noviembre en Barcelona, y que tambi¨¦n podr¨¢ verse en webs y en sedes paralelas en Madrid, Bilbao y Pamplona (posteriormente el 7 de noviembre se estrena comercialmente en Espa?a), no intenta descubrir al Nick Cave humano e intimista, sino mostrar c¨®mo su personaje se pasea bajo el cielo color mercurio de Brighton, donde ahora vive. ¡°Ser Nick Cave no es algo que puedas encender y apagar, as¨ª que no quer¨ªamos un documental tipo mosca en la pared que provocara la ca¨ªda de la m¨¢scara del mito¡±, explican los artistas Ian Forsyth y Jane Pollard, la pareja de aspecto g¨®tico y sonrisa de personaje bueno de saga fantacient¨ªfica que firma la pel¨ªcula. De hecho, el protagonista comenta en una secuencia compartida con el int¨¦rprete Ray Winstone que, a diferencia de los actores, que encarnan a centenares de personajes en una vida, una estrella del rock s¨®lo ofrece uno: ¡°La m¨¢scara, de alg¨²n modo, se calcifica. Y no te la puedes quitar¡±.
20.000 d¨ªas en la Tierra, premiada en Sundance, pretende demostrar que cierta verdad puede emanar del artificio y que la autenticidad (o el costumbrismo) no es m¨¢s que una convenci¨®n. Por eso hay maquillaje y puesta en escena. Por eso la estrella australiana, con sus trajes a medida, sus dedos enjoyados y sus camisas de lam¨¦, parece reci¨¦n salido del rodaje de A quemarropa (de hecho, es miembro de la sociedad Sons of Lee Marvin). Porque seg¨²n Forsyth y Pollard, que tratan a Cave desde 2008, ¡°se sabe demasiado de los artistas. Ahora no basta con hacer un gran disco, debes tuitear desde el estudio y hablar con los fans en Facebook. Eso destroza el misterio¡±.
M¨²sica e imagen
El Festival Beefater In-Edit no se celebra solo en Barcelona, sino que algunos de sus t¨ªtulos pueden verse en webs, y posteriormente viaja a sus sedes paralelas en Madrid, Bilbao y Pamplona. Sea donde sea, hay un pu?ado de pel¨ªculas que destacan sobre el resto.
'American interior'. Gozoso proyecto l¨²dico de Gruff Rhys (Super Furry Animals) busca a John Evans, un ancestro suyo que abandon¨® Gales en 1792 para buscar a una tribu de indios que hablaban gal¨¦s. Rhys rehace su aventura.
'Soul Boys of the Western World'. Un viaje a trav¨¦s de la ochenta de la mano de una banda que fusion¨® m¨²sica y moda: Spandau Ballet.
'Frank Zappa - Phase II - The big note'. Frank Scheffer muestra al artista como m¨²sico, no como provocador o icono freak.
Cave conduce por la costa brit¨¢nica al volante de un Jaguar XJ de los ochenta. ¡°Meterse en ese coche es como acceder a la cabeza de Nick, donde los personajes se materializan y desaparecen sin m¨¢s¡±, apuntan los cineastas. En ese autom¨®vil, le pide a Blixa Bargeld, excompa?ero en The Bad Seeds, una explicaci¨®n por haber abandonado la banda con un email de dos l¨ªneas. Tambi¨¦n mira por el retrovisor los labios reci¨¦n pintados de Kylie Minogue, con quien cant¨® su ¨²nico gran ¨¦xito a mediados de los noventa -Where the Wild Roses Grow-, pregunt¨¢ndole por sus miedos (¡°Me preocupan el olvido y la soledad¡±, admite la diva mientras saltan chispas de electricidad est¨¢tica). En ese viaje desde Brighton hasta Shoreham tambi¨¦n se permiten momentos de flirteo c¨®mico, como cuando Cave se r¨ªe de c¨®mo los oyentes de radio compraron Murder Ballads, disco donde aparec¨ªa aquel ¨¦xito, para caer en la cuenta de que no soportaban ni una sola del resto de canciones ¨¢ridas. En el local de ensayo, Warren Ellis le suelta que un tema nuevo le recuerda a Lionel Richie y Cave caricaturiza a¨²n m¨¢s su entonaci¨®n. ¡°La gente ve a Nick como un lord oscuro con todos esos clich¨¦s g¨®ticos, pero es divertid¨ªsimo¡±, revela la pareja de directores. Es tambi¨¦n gracioso cuando confiesa a Darian Leader, el psicoanalista que lo entrevista, c¨®mo una novia preadolescente lo sol¨ªa vestir de mujer. E incluso bromea con su pasado heroin¨®mano, que compaginaba con la asistencia a las iglesias para purificar lo consumido.
Todas estas ideas parecen condensadas en un chicle. Una goma de mascar con muchos a?os de antig¨¹edad sobre la que departen Ellis y Cave mientras dan buena cuenta del plato de pasta con anguilas. Lo enganch¨® Nina Simone en el piano justo antes de arrancar un recital huracanado que les cambi¨® la vida (antes hab¨ªa estado insufrible en el camerino, exigiendo ¡°champ¨¢n, coca¨ªna y salchichas¡±). Warren sorprende a su amigo cuando Nick le pregunta si recuerda la actuaci¨®n: no s¨®lo la recuerda, sino que tambi¨¦n guarda el chicle.
Ese objeto se convirti¨® en la primera aportaci¨®n para un museo virtual. Nick Cave dice que ese chicle ¡°es mierda, pero es mierda que importa¡± y de ah¨ª surge la idea del Museum of Important Shit, galer¨ªa online en la que los fans participan con carteles de conciertos, muelas de amadas, incluso cordones umbilicales¡ (el protagonista se decidi¨® por una postal de un santo cristiano al que pein¨® con un mech¨®n de ese pelo que se atusa continuamente en la pel¨ªcula).
En Confesiones ¨ªntimas de un santo pecador (Global Rhythm), echaba la culpa de que la gente pensara que era un ¡°cabr¨®n despreciable¡± a las ¡°preguntas penosas¡± formuladas por sus entrevistadores. Con 20.000 d¨ªas en la Tierra, el mito se afianza, se lustra la m¨¢scara, el hombre se redime.
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