Escrito sobre el Muro
En s¨®lo dos a?os se hizo a?icos esa nebulosa pol¨ªtica, ideol¨®gica y militar que Ronald Reagan denomin¨® con resonancia medieval y apocal¨ªptica "imperio del mal"
1989 fue uno de los m¨¢s conspicuos annus mirabilis de un siglo pr¨®digo en ellos. Fue entonces cuando, para bien o para mal, la historia puso broche final no s¨®lo a la "edad europea" y a lo que Hobsbawm llam¨® el "corto siglo XX", sino tambi¨¦n, y definitivamente, a la configuraci¨®n bipolar del mundo que hab¨ªa marcado la impronta de buena parte de la centuria. En s¨®lo dos a?os se hizo a?icos esa nebulosa pol¨ªtica, ideol¨®gica y militar que Ronald Reagan, uno de los grandes protagonistas del periodo, denomin¨® con resonancia medieval y apocal¨ªptica "imperio del mal". Y si su s¨ªmbolo fue la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn el 9 de noviembre, lo cierto es que, visto con perspectiva, aquel acontecimiento no fue m¨¢s que la punta de un iceberg que acab¨® desbaratando los legados de Yalta y Stalin. Sin mencionar el torpedo ideol¨®gico que el entusiasmo de los pueblos del este de Europa por la obtenci¨®n de las "libertades burguesas" iba a suponer para la ya maltrecha interpretaci¨®n estalinista del marxismo, algo de lo que la izquierda europea todav¨ªa no se ha recuperado: como ya hab¨ªa expresado mucho antes con evidente renuencia Pablo Neruda en sus memorias p¨®stumas Confieso que he vivido (1974), "la ¨ªntima tragedia para nosotros los comunistas fue darnos cuenta de que, en diversos aspectos del problema de Stalin, el enemigo ten¨ªa raz¨®n". Claro que todo tiene un principio. Tony Judt encuentra el desencadenamiento del relato de la ca¨ªda del Muro y de la disoluci¨®n del bloque sovi¨¦tico en la llegada del polaco Karol Wojtyla a la silla de San Pedro (1978), un momento que coincidi¨® con el ascenso del sindicato Solidaridad en su pa¨ªs natal. Y como la historia tambi¨¦n la hacen los personajes, el historiador brit¨¢nico subrayaba la coincidencia en el poder, en un plazo muy corto de tiempo, de los mu?idores del nuevo mapa europeo del fin de siglo: Reagan (1981-1989), Thatcher (1979-1990), Andr¨®pov (1982-1984), Gorbachov (1985-1991, tras el pat¨¦tico intervalo de Chernenko), el primer Bush (1989-1993), Yeltsin (1991-1999). Wojtyla, por cierto, extendi¨® su mandato hasta 2005, superando "en la oficina" a todos ellos y adentr¨¢ndose en un milenio que comenz¨® con la destrucci¨®n (pero esta vez cruenta) de otra arquitectura igualmente simb¨®lica: la del World Trade Center en septiembre de 2001. Dos interpretaciones muy diferentes, y a menudo complementarias, acerca de los or¨ªgenes, el contexto y las consecuencias de aquel annus mirabilis pueden encontrarse en Postguerra (Taurus), del liberal Tony Judt, y Por el bien del imperio (Pasado y Presente), del marxista Josep Fontana, por s¨®lo citar un par de obras generalistas y asequibles de entre la ingente monta?a bibliogr¨¢fica.
Berl¨ªn
El muro de Berl¨ªn (1961-1989) aparece como protagonista o tel¨®n de fondo en infinidad de obras adscritas a los m¨¢s variados g¨¦neros literarios, desde los acad¨¦micos hasta el c¨®mic, pasando por las ficciones: la ¨²ltima feria de Fr¨¢ncfort dedic¨® un amplio espacio a la exposici¨®n de algunas de las m¨¢s importantes. El libro m¨¢s completo, sint¨¦tico y asequible que conozco sobre los antecedentes, la historia y la construcci¨®n de la siniestra estructura que dividi¨® Berl¨ªn y separ¨® a sus ciudadanos durante casi 28 a?os es, sin duda, El muro de Berl¨ªn (RBA, 2006), de Frederick Taylor. Personalmente, me han sido muy provechosos, m¨¢s que los libros hist¨®ricos, algunos de los numerosos testimonios y memorias de autores no alemanes publicados en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas: mis preferidos son Noticias de Berl¨ªn (Siruela), de Cees Nooteboom; El expediente (Tusquets), de Timothy Garton Ash, y el Berlin Journal 1989-1990 (Norton), del historiador del libro Robert Darnton; los dos ¨²ltimos se ocupan particularmente, por motivos muy diferentes, de la Stasi, la siniestra polic¨ªa pol¨ªtica de la RDA. Por cierto que Stasiland (publicado en Espa?a por Roca), el ensayo de la australiana Anna Funder que obtuvo el prestigioso Samuel Johnson Prize, constituye una fascinante inmersi¨®n, basada en testimonios de primera mano, en la procelosa y extens¨ªsima red de confidentes y agentes de la polic¨ªa secreta m¨¢s eficaz de la Europa de posguerra; La vida de los otros (2006), la estupenda pel¨ªcula de Florian Henckel von Donnersmarck, ficcionaliza algunos de los sofisticados m¨¦todos ampliamente empleados en las escuchas y seguimientos de los disidentes. En cuanto a la vida cotidiana en la RDA antes de la ca¨ªda del Muro, los testimonios escritos se revisten a menudo de una capa de lo que se llam¨® Ostalgie, es decir, a?oranza por determinados aspectos de la muy reglamentada vida de la Alemania del Este, como mostraron comedias cinematogr¨¢ficas m¨¢s o menos graciosas y agridulces como La avenida del sol (1999), de Leander Haussmann, o Good Bye, Lenin! (2003), de Wolfgang Becker. En Born in the GDR. Living in the Shadow of the Wall, un interesant¨ªsimo libro publicado hace unas semanas por Oxford University Press, Hester Vaizey explora, tambi¨¦n a partir de los testimonios y experiencias de ocho ciudadanos muy diferentes, c¨®mo era la vida cotidiana en la RDA y qu¨¦ consecuencias tuvo para ellos la ca¨ªda del Muro y la reunificaci¨®n. Los aspectos m¨¢s ic¨®nicos de esa vida cotidiana pueden verse en el volumen-mamut (900 p¨¢ginas, 99,99 euros) Beyond the Wall: Art and Artifacts from the GDR, de Justinian Jampol, que Taschen pondr¨¢ a la venta en Espa?a pr¨®ximamente.
Novelas
El muro de Berl¨ªn ha tenido un evidente poder de atracci¨®n para los escritores de ficci¨®n, no s¨®lo porque fue el s¨ªmbolo evidente de la divisi¨®n entre dos opuestas concepciones del mundo, sino porque a su sombra se tejieron innumerables dramas y multitud de aventuras. Muro y Guerra Fr¨ªa est¨¢n en el coraz¨®n de las mejores novelas de John le Carr¨¦, desde El esp¨ªa que surgi¨® del fr¨ªo (1963) hasta la llamada "trilog¨ªa de Karla" (El topo, 1974; El honorable colegial, 1977; La gente de Smiley, 1979), que fascinaron a un par de generaciones. En todo caso, el Muro y su significado para las vidas de la gente han inspirado o informado otras muchas novelas de las ¨²ltimas d¨¦cadas: por empezar por una de las m¨¢s recientes, Ken Follett cierra el ¨²ltimo volumen (El umbral de la eternidad, Plaza & Jan¨¦s) de su monumental y muy vendida "trilog¨ªa del siglo XX" precisamente con la ca¨ªda del Muro. Pero mis novelas preferidas que tienen como "personaje" o tel¨®n de fondo la ciudad dividida son otras, empezando por El saltador del muro (Anagrama, 1982), de Peter Schneider. O, m¨¢s tarde, como esas tres dignas representantes de lo que se ha llamado Wenderoman o novela de la unificaci¨®n: En carne propia (Galaxia Gutenberg, 2002), de Christa Wolf, en la que la enfermedad de la protagonista es el trasunto de la del r¨¦gimen; Es cuento largo (Alfaguara, 1995), de G¨¹nter Grass, en la que, mientras cae el Muro, dos personajes discuten y recorren la historia moderna de Alemania; o Willenbrock (Anagrama, 2000), de Christoph Hein, una feroz cr¨ªtica de los valores de la nueva Alemania unificada.
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