Terry Gilliam y Bill Plympton, dos subversivos animados
Los dos directores reflexionan en el Festival de Cine de Gij¨®n sobre el gran potencial de las pel¨ªculas de animaci¨®n y sus flaquezas financieras


A un lado Terry Gilliam, miembro de los Monty Python, estadounidense nacionalizado brit¨¢nico. ?l era el encargado de las animaciones ¨Crealizadas con la t¨¦cnica del cut out, recorta y mueve- del grupo. El s¨¢bado cumpli¨® 74 a?os y entre los regalos recibi¨® una reproducci¨®n de la estatua de Don Quijote de la madrile?a Plaza de Espa?a, en referencia a un proyecto que se le resiste desde hace casi dos d¨¦cadas. Al otro, Bill Plympton (Portland, 1946), el gran maestro indie de la animaci¨®n estadounidense, que bajo su aspecto pac¨ªfico, con chanclas y bermudas a pesar del d¨ªa lluvioso, esconde una de las mentes m¨¢s afiladas del cine actual. Su s¨¦ptimo y ¨²ltimo largometraje, Cheatin¡¯, est¨¢ preseleccionado a los Oscar. Es otra obra maestra nacida de un estilo artesanal y ¨²nico. El primero recibe el homenaje del Festival de Cine de Gij¨®n y el segundo presenta una retrospectiva sobre su obra en el certamen asturiano. Ambos se conoce, pero nunca hab¨ªan charlado juntos, as¨ª que este es el vano intento de resumir una charla fascinante, divertida, inquisitiva y que acaba con un descubrimiento: ambos veneran a Harvey Kurtzman, el editor de la m¨ªtica revista Mad, para el que Gilliam lleg¨® a trabajar en otra publicaci¨®n, Help!.
Im¨¢genes perversas

Bajo su pac¨ªfica apariencia, Bill Plympton esconde una mente que crea im¨¢genes tan perversas como subyugantes.
Su ¨²ltimo filme, Cheatin', es un thriller sin di¨¢logos que habla de amores que se destruyen de golpe, de parejas que se convierten en sus peores enemigos.
En estos momentos monta un documental de creaci¨®n, Hitler's folies, en el que juega con la idea de que Adolf Hitler se hubiera dedicado a la animaci¨®n. "Era un gran fan de Blancanieves y los siete enanitos. Su proyecto estrella, en mi fantas¨ªa, es hacer en dibujos el ciclo wagneriano del anillo con un pato patentado llamado Downey. S¨ª, Hitler dibujaba y el pato se basa en bocetos que he visto realizados por ¨¦l y que est¨¢n en un museo europeo".
PREGUNTA. ?Les interesa la animaci¨®n actual?
TERRY GILLIAM. Desde luego. Cuando yo dirig¨ª Los h¨¦roes del tiempo al inicio de los ochenta, estaba completamente muerta. Recuerdo ir de visita a los estudios Disney, en Burbank, ver todo lo que hab¨ªan sido y no eran, habitaciones con guiones originales que jam¨¢s har¨ªan¡ Era doloroso. Michael Eisner cambi¨® aquello, y posteriormente Jerry Katzenberg y Pixar han impulsado el buen estado actual.
BILL PLYMPTON. Mi perspectiva es distinta a la de Terry, que siempre ha necesitado presupuestos mayores. Porque yo estoy en un cine que cada d¨ªa hace con menos dinero, que cualquier chaval con un Mac puede reproducir. Y eso es refrescante para la industria, porque obliga a pensar de otra manera.
P. Es curioso como todos los animadores hablan de Disney, y usted, se?or Plympton, les dijo que no. Y eso que le ofrecieron un mill¨®n de d¨®lares.
T. G. ?De verdad rechazaste la oferta?
B. P. S¨ª.
T. G. ?Ese es el esp¨ªritu!
B. P. Bueno, es que a cambio de ese dinero se quedaban hasta con lo que dibujara en mis ratos libres, y tampoco me dec¨ªan para qu¨¦ proyecto me quer¨ªan. Seguro que si hubiera firmado me habr¨ªan echado a los tres o cuatro meses. Solo tiempo m¨¢s tarde descubr¨ª que era para trabajar en Aladino. Katzenberg, que entonces era el jefe, es un control freak.
T. G. En realidad el problema de nuestro trabajo es el mismo siempre: la distribuci¨®n. Internet es nuestra esperanza, si somos capaces de monetizarla.
B. P. Bueno, yo he levantado Cheatin¡¯ con micromecenazgos de la Red.
T. G. S¨ª, y el talento puede salir de cualquier lugar. Me gusta, por ejemplo, lo que est¨¢n haciendo en Francia. Y en Pixar me gusta esa idea de talento incontrolado, de que haya cuatro o cinco directores haciendo pel¨ªculas, de que el equipo funcione tan bien ensamblado¡
P. ?Puede que haya m¨¢s talento en estudios peque?os como Laika (autores de Coraline o The boxtrolls)?
T. G. Yo he estado negociando con ellos.
B. P. Son buenos, los conozco bien porque como yo son de Oreg¨®n e incluso he hecho algunos anuncios con ellos. No hay mucho ego y rockstars. E investigan fuera de la corriente general de animaci¨®n por ordenadores. Es curioso c¨®mo invierten el dinero de las zapatillas.
T. G. ?Perd¨®n?
B. P. S¨ª, es el heredero de Nike, que invierte as¨ª el dinero. A The boxtrolls no le ha ido tan bien como le deb¨ªa en la taquilla mundial. Hablando en general, debes de estar abierto a los cambios y ¨²ltimamente son brutales en el cine.
T. G. Ya y a cambio no hay dinero. Mi ¨²ltimo filme, The zero theorem [que se estrena en Espa?a el pr¨®ximo viernes], arranc¨® hace seis a?os con un presupuesto de 20 millones de euros y la he acabado rodando por ocho. Cuando vengo a festivales me deprimo, porque veo muchas pel¨ªculas maravillosas que emocionan a la gente pero que nunca se distribuir¨¢n. S¨ª, hay DVD, distribuci¨®n online¡ pero en las salas, ?qu¨¦ hay?
B. P. Pasa en todos los pa¨ªses del mundo. La tecnolog¨ªa nos acerca un mont¨®n de pel¨ªculas y a la vez nos sepulta con demasiado material. Pero Terry, es que t¨² manejas grandes presupuestos y actores de clase A, y yo tengo muy poco dinero, y menos espectadores a¨²n.
T. G. Y cualquier decisi¨®n sobre la distribuci¨®n se toma desde Los ?ngeles a nivel mundial, sin pesar en pa¨ªs a pa¨ªs. Mira, Brazil se iba a estrenar en Espa?a en DVD, y pas¨® por un festival, triunf¨® y alguien con buen criterio decidi¨® llevarla a las salas. Y funcion¨®. Se atrevi¨® a contestar a sus superiores.
P. Ustedes han sido y siguen siendo vanguardia en el cine. Pero hoy hay m¨¢s creadores en su l¨ªnea. ?Cambiar¨ªan algo su carrera? ?Preferir¨ªan empezar ahora?
T. G. ?Carrera? ?Me tomas el pelo? Por Dios, yo no tengo de eso. Yo solo he hecho cada pel¨ªcula como si fuese mi primera y mi ¨²ltima vez. He tenido suerte, nada m¨¢s.
B. P. Te envidio, porque yo llegu¨¦ al cine tarde, a los 35, tras a?os dedic¨¢ndome a la ilustraci¨®n.
T. G. Eh, que yo tambi¨¦n, que jam¨¢s pens¨¦ que me iba a dedicar a ello.
El rey de los proyectos

Terry Gilliam no deja de asegurar que ha tenido mucha suerte en su vida, pero es el rey de los proyectos frustrados.
Ahora mismo maneja la posibilidad de hacer el que ser¨ªa su primer filme animado, un paso que hace d¨¦cadas parec¨ªa natural por su trabajo en los Monty Python, en los que prefer¨ªa animar antes que actuar. Y tambi¨¦n est¨¢ en marcha, una vez m¨¢s, la preproducci¨®n de su Don Quijote. "De verdad, ni me dejo ni me dejan decir nada", cuenta entre carcajadas. Ni de su protagonista, ni del guion.
Gilliam cree que hoy en d¨ªa Hollywood esconde que casi todo es animaci¨®n. "A ver, ?c¨®mo te crees que hicieron Gravity o Interstellar? Fondos generados por ordenador, animaci¨®n para que la gente piense que alguien flota en el espacio".
B. P. Ah, perd¨®name. No sab¨ªa. Bueno, pues cuando empec¨¦ no hab¨ªa ni escuelas.
T. G. Eso fue buen¨ªsimo. No hab¨ªa nadie que te marcara, solo autores a los que imitar porque te interesaban. Yo empec¨¦ en la revista Help!, y luego me fui
P. Usted dijo una vez que se fue harto de Estados Unidos, porque sent¨ªa que de ilustrador iba a pasar a terrorista.
T. G. Estaba furioso con lo que me rodeaba y me parec¨ªa que me quedaba poco para pasar a otras acciones.
P. ?La animaci¨®n sirve para expulsar demonios interiores?
B. P. Por supuesto, por eso es un g¨¦nero maravilloso. Nadie te controla, tu obra es tuya, eres como Dios. Y puedo contar cualquier barbaridad, limpiar mi mente, sin l¨ªmites, todo felicidad.
P. ?Son ustedes conscientes de que son maestros en el arte de sobreponerse a las adversidades?
B. P. Yo solo he pensado en hacer pel¨ªculas. Como las dibujo yo, no necesito mucho dinero.
T. G. Es terrible, la mayor parte de mi vida no la he pasado haciendo pel¨ªculas, sino luchando por conseguir financiaci¨®n para hacer pel¨ªculas. Me encanta que la gente ame mis pel¨ªculas, y m¨¢s a¨²n que se salgan de ellas.
B. P. ?Por qu¨¦?
T. G. Porque eso significa que tienen algo que decirme. La animaci¨®n debe servir para contar algo m¨¢s que un mero entretenimiento. No desprecio la evasi¨®n, pero lo que de verdad me importa es que la gente piense.
P. ?Cu¨¢l es la ¨²ltima pel¨ªcula animada que les llam¨® la atenci¨®n?
B. P. Para m¨ª, es una japonesa llamada Mind game, de Masaaki Yuasa. Es de hace unos a?os, se ha visto poco fuera de su pa¨ªs
T. G. La obra de Pixar es maravillosa. Recuerdo la secuencia en Toy story en que Buzz Lightyear se lanza al vac¨ªo y descubre que es solo un juguete. Es un momento asombroso. Es inteligente, bella, hipn¨®tico.
B. P. S¨ª, pero es cine sin sexo ni violencia una vez m¨¢s.
T. G. Puede que M¨ªster Potato, cuando se desarme, meta partes de su cuerpo en¡
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