La hormona dominante

En el mercado de materias primas, la testosterona cotiza m¨¢s alto que la oxitocina, porque hay m¨¢s especuladores que inversores finales. La ca¨ªda de los niveles de esta hormona en la especie humana, har¨¢ 50.000 a?os, coincidi¨® con un incremento de la cooperaci¨®n tribal y un mayor desarrollo art¨ªstico y tecnol¨®gico. ¡°La crisis financiera es fruto del exceso de testosterona¡±, declaraba la semana pasada Cristine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional a la edici¨®n francesa de Vanity Fair, en el curso de una entrevista donde defiende el incremento de la presencia femenina en los ¨¢mbitos de toma de decisiones.

Testosterona, thriller de Sabina Berman, multipremiada escritora, dramaturga y directora mexicana, aborda estos temas con la ligereza propia del g¨¦nero. Sus protagonistas se hallan en una encrucijada: Antonio, director de un diario, aquejado de una enfermedad, debe ayudar al consejo editorial a escoger sucesor entre Miki, creativa subdirectora de la edici¨®n digital (por la que siente debilidad), y Beteta, eficaz pero previsible director de la edici¨®n impresa.

La cuesti¨®n es si su ex alumna, ejemplo de cooperaci¨®n, ser¨¢ capaz de luchar por el puesto, porque, hasta el momento, Beteta fue quien tom¨® la iniciativa casi siempre en las reuniones de planificaci¨®n y ella quien le secund¨® encantada y quien enriqueci¨® sus propuestas. Poco m¨¢s puede contarse sobre este thriller laboral sin destriparlo, salvo que Antonio le aconseja a Miki que coja el cuchillo entre los dientes y que el zafarrancho subsiguiente bien podr¨ªa suceder en una inmobiliaria, una distribuidora alimentaria o una cadena de tiendas, negocios en los cuales tambi¨¦n vemos a diario empleados apu?alados con una palmadita y a peque?as empresas bombardeadas con misiles bal¨ªsticos.

Miguel ?ngel Sol¨¢ y la jovenc¨ªsima Paula Cancio defienden sus papeles con conocimiento de causa. Al principio, el Antonio de Sol¨¢, que anda como royendo algo que solo ¨¦l sabe de qu¨¦ se trata (el p¨²blico lo sabr¨¢ luego), queda agrisado por el encanto y la frescura de la Miki de Cancio, pero, superados los proleg¨®menos, la actuaci¨®n del actor argentino va ganando un quilate tras otro, hasta llegar a un delicado equilibrio entre su elaborada composici¨®n y la aparentemente m¨¢s espont¨¢nea de la actriz. La funci¨®n, que mantiene el inter¨¦s arriba hasta el cabo, est¨¢ puntuada con mucho acierto por su director, Fernando Bernu¨¦s. De la escenograf¨ªa, sobra esa enorme foto panor¨¢mica de la plaza de Espa?a, que resulta anecd¨®tica y sit¨²a la acci¨®n en unas coordenadas poco veros¨ªmiles: en Madrid centro hace mucho que no nos quedamos aislados por una nevada.