Desmemoriados
Naturalmente no hay tal cosa como una ¡°memoria hist¨®rica¡±, que es un ox¨ªmoron tan risible como ¡°digesti¨®n colectiva¡± o algo as¨ª, pero s¨ª existe una memoria personal que forma parte b¨¢sica de nuestra experiencia y unos conocimientos hist¨®ricos que conviene repasar de vez en cuando para orientarnos pol¨ªticamente. Por eso hay que estarle agradecidos al director I?aki Arteta, cuyo estupendo documental 1980¡ªentre otros de su autor¨ªa¡ª sirve para avivar los recuerdos de quienes somos mayores y proporciona datos necesarios a los m¨¢s j¨®venes. No para perpetuar rencores sino para evitar repetir los errores: porque el lema del ¡°tiempo nuevo¡± se convierte en atropello cuando exige resignarse a la rentabilizaci¨®n de los delitos por quienes no los condenaron o ayudaron a cometerlos.
Un buen complemento literario a 1980 puede ser Y no olvidaremos. Terrorismo y libertad (?ltima l¨ªnea), de Jose Ignacio Eguiz¨¢bal. Se trata de un diario del a?o 2011, d¨®nde el autor, un disc¨ªpulo del profesor Aranguren, combina sus reflexiones sobre la actividad terrorista de ETA y la ideolog¨ªa nacionalista que la enmarca con la cr¨®nica del deterioro de su madre, v¨ªctima del Alzheimer. Dos l¨ªneas bien trenzadas de dolorosa reflexi¨®n, la una social y la otra personal, ambas escritas con apasionamiento y sin concesiones complacientes. Y las dos con la enfermedad de la desmemoria como merma de la vida buena, indignante en un caso e ¨ªntimamente desgarradora en otro.
Los apuntes cotidianos de Eguiz¨¢bal sobre el nacionalismo son interesantes en s¨ª mismos pero sobre todo sintom¨¢ticos de alguien con mentalidad y educaci¨®n progresista at¨®nito ante la comprensi¨®n de la izquierda pol¨ªtica con un fen¨®meno inequ¨ªvocamente reaccionario que sin embargo parece considerar una urgencia popular a atender. ?Acaso no saben, como ha argumentado Habermas, que el nacionalismo es el modo por el que ciertas ¨¦lites manipulan a amplios sectores sociales? Y frente a los bobos siniestros (es decir, de izquierdas) que descalifican a quienes defienden la unidad de Espa?a como integridad de la ciudadan¨ªa, tach¨¢ndoles de ¡°nacionalistas de derechas¡±, m¨¢s o menos neofranquistas, ¨¦l cita oportunamente la opini¨®n que en 1932 le merec¨ªa a Antonio Machado el Estatuto de Catalu?a que se estaba fraguando. Aunque a lo mejor Antonio Machado tambi¨¦n era falangista y entonces, qu¨¦ le vamos a hacer, tendremos que serlo todos ante los nuevos monopolizadores de la explicaci¨®n de nuestra guerra civil.
Reconozco un malicioso y agrio deleite cuando los intelectuales de izquierda pr¨®ximos a mi generaci¨®n babean de autocomplacencia senil con el populismo de Podemos. De modo que ten¨ªamos raz¨®n, que es eso lo que les gusta¡Y no s¨®lo porque estos j¨®venes tan comprometidos a los que ven como promesas de aire fresco e ilusi¨®n (los ejemplos de frescura ya van saliendo a la luz, para los ilusos son sus sucesivos programas) nunca apoyaron la resistencia a ETA ni a las v¨ªctimas de la banda, m¨¢s bien lo contrario, sino porque encabezaron los escraches en centros universitarios a Rosa D¨ªez o Mar¨ªa San Gil, o sea a quienes se la jugaron de veras contra el terrorismo. En efecto, es el triunfo de los desmemoriados, en la cuarta acepci¨®n del t¨¦rmino en el diccionario de la RAE: ¡°D¨ªcese de la persona que cae en imbecilidad y pierde, totalmente o en gran parte, la conciencia de sus propios actos¡±. Hay formas de Alzheimer moral peores que el Alzheimer cl¨ªnico y tambi¨¦n otras corrupciones m¨¢s all¨¢ de las bribonadas econ¨®micas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.