Bobby Keys, legendario saxofonista tejano
El m¨²sico que form¨® parte de The Rolling Stones sucumbe a la cirrosis, enfermedad que sufr¨ªa desde hace a?os
Hubo un tiempo en que las estrellas del rock brit¨¢nico se disputaban la presencia de Bobby Keys en estudios y escenarios: el saxofonista tejano conectaba con los inicios del rock & roll, sab¨ªa acomodarse a cualquier situaci¨®n y, sobre todo, ten¨ªa el toque rotundo propio de su maestro, el gran King Curtis.
Los ingleses descubrieron su tono carnoso y su personalidad juerguista en la banda de Delaney & Bonnie, que en 1969 demostraba que las m¨²sicas de ra¨ªz se pod¨ªan interpretar de forma festiva y comunitaria. En t¨¢ndem con el trompetista Jim Price, pod¨ªan aproximarse al sonido de una secci¨®n de metal de soul. Desde ese momento, Keys trabaj¨® con Joe Cocker, George Harrison, John Lennon o Eric Clapton. Pero ser¨ªan los Rolling Stones los que finalmente se har¨ªan con sus servicios de forma regular.
Hubo un flechazo entre Keith Richards y Robert Henry Keys: hab¨ªan nacido el mismo d¨ªa, 18 de diciembre de 1943. Adem¨¢s, Bobby fue precoz: toc¨® con los Crickets, el grupo de Buddy Holly, y recorri¨® el circuito sure?o que Keith mitificaba. Otra coincidencia no menor: aunque devoraban substancias legales e ilegales, manten¨ªan el tipo sobre el escenario.
La fascinaci¨®n de Jagger por el saxofonista no fue tan duradera. Desconfiaban los m¨²sicos que desequilibraban su relaci¨®n creativa con Richards e intu¨ªa que Keys pertenec¨ªa a la categor¨ªa de ¡°amigos peligrosos¡±. Con todo, Bobby toc¨® en discos memorables como Let it bleed (1969) Sticky fingers (1971) y Exile on Main Street (1970).
Richards insiste que la consolidaci¨®n estil¨ªstica de los Stones fue impulsada tanto por Mick Taylor como por Bobby Keys. Y recuerda su poderosa presencia en temas del calibre de ¡°Happy¡±, ¡°Live with me¡±, ¡°Can¡¯t you hear me knocking¡±, ¡°Rip this joint¡± o ¡°Brown sugar¡±. Se uni¨® a las giras del grupo en 1970 y fue expulsado en 1973, tras perderse varios conciertos: se hab¨ªa lanzado a un marat¨®n de excesos que repercuti¨® en su fiabilidad. Aunque apareci¨® ocasionalmente con la banda, s¨®lo recuperar¨ªa el puesto de saxofonista de directo en 1982.
Como su socio, Keys debi¨® combatir adicciones caras; sin royalties, necesitaban bolos para cuadrar las cuentas. Se integr¨® en la pandilla enloquecida que, hacia 1974, rodeaba a John Lennon en Los ?ngeles; apareci¨® en sus discos y en los de Harry Nilsson, Ringo Starr o Keith Moon. Tambi¨¦n grab¨® un par de ¨¢lbumes bajo su nombre que evidenciaron que era m¨¢s acompa?ante que solista.
Brillaba, eso s¨ª, cuando se le ped¨ªa su especialidad: un honkin¡¯ sax. Dej¨® as¨ª su marca en elep¨¦s de vocalistas pop (Carly Simon, Barbra Streisand) y grupos rudos (Lynyrd Skynyrd, Faces, Humble Pie). Le reclamaron cantantes-compositores con filo, como Warren Zevon, John Hiatt, Jim Carroll. Si se hallaba inspirado, pod¨ªa resolver el encargo en una sola toma.
A partir de los ochenta, Keys intent¨® moderar su ritmo vital; eso resultaba dif¨ªcil al lado de Ronnie Wood, con qui¨¦n repiti¨® aventuras a lo Keith Richards en las noches de Miami. Decidi¨® que qui¨¦n evita la ocasi¨®n evita el peligro y se instal¨® en los alrededores de Nashville: en la capital del country no hab¨ªa gran demanda de saxofonistas. Aseguraba que hab¨ªa minimizado su consumo de alcohol, aunque siempre defendi¨® las virtudes terap¨¦uticas del cannabis.
Desde entonces, simplemente esperaba la llamada de Richards. En los a?os de parada, form¨® una banda de versiones, The Sufferin¡¯ Bastards, y dict¨® su biograf¨ªa, Every night is a Saturday night. En octubre, aquejado de cirrosis, tuvo que renunciar a seguir girando con los Stones. Muri¨® el martes 2 de diciembre en su casa de Franklin (Tennessee); estaba a punto de cumplir los 71 a?os.
Babelia
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