?D¨®nde est¨¢n las ideas de Octavio Paz?
Una fallida exposici¨®n en el Palacio de Bellas Artes de M¨¦xico DF re¨²ne una selecci¨®n de las obras sobre las que el Nobel de Literatura teoriz¨® en sus escritos sobre arte
"Nunca cre¨ª que pudiesen reunirse tantas obras de artistas notables y de ¨¦pocas y civilizaciones tan distintas y lejanas en torno a los escritos de un aficionado¡±. El aficionado era ni m¨¢s ni menos que Octavio Paz, y esas sus palabras en la inauguraci¨®n de la muestra colosal, Los privilegios de la vista, que el hoy extinto Centro Cultural de Arte Contempor¨¢neo dedic¨® en 1990 a sus incontables disertaciones acerca del arte de aqu¨ª y de all¨¢, como ¨¦l mismo dec¨ªa. Es f¨¢cil imaginar que en la apertura de la exposici¨®n En esto ver aquello en el Museo del Palacio de Bellas Artes, Paz habr¨ªa dicho algo parecido, pues de nuevo se ha buscado ilustrar con holgura las cerca de mil p¨¢ginas que el poeta dedic¨® a las artes visuales.
Y, ciertamente, tantas obras de artistas notables y de ¨¦pocas y civilizaciones tan distintas y lejanas no pueden sino asombrar. Sin embargo, como suele ocurrir en exposiciones as¨ª de ambiciosas, a la fascinaci¨®n inicial ante el gran c¨²mulo sigue una sensaci¨®n de desprop¨®sito: ?qu¨¦ hace, por ejemplo, un jasper johns junto a un klee y un pollock y un felgu¨¦rez? ¡®Caminos a la abstracci¨®n¡¯ se llama el m¨®dulo ¡ªuno de esos nombres huecos que tanto gustan a los comisarios¡ª. Muy bien, ?y eso qu¨¦ tiene que ver con Octavio Paz? ?D¨®nde est¨¢n sus textos? ?Y d¨®nde sus ideas, como aquella de que el arte abstracto implica destrucci¨®n? Por m¨¢s que haya v¨ªdeos donde el poeta aparece hablando de temas diversos; o auriculares que arrojan informaci¨®n sobre las obras, la muestra sencillamente no consigue adentrarse en las honduras cr¨ªticas de los escritos de Paz. No era tarea f¨¢cil, pero hab¨ªa que intentarlo. Aqu¨ª, en cambio, se opt¨® por saltarse la parte espinosa para ir directamente a lo que los anglosajones llaman name-dropping; esto es, nada m¨¢s que un paseo superficial por el ¨ªndice onom¨¢stico de los dos vol¨²menes que recogen la totalidad de los textos de Paz sobre arte (y que precisamente llevan el t¨ªtulo, tomado de un poema de G¨®ngora, Los privilegios de la vista).
La sala en torno a Marcel Duchamp, a quien Paz dedic¨® un libro completo, Apariencia desnuda, es el mejor ejemplo de la sinraz¨®n que permea la muestra: unas cuantas obras dispersas, no de las m¨¢s representativas, por cierto, que tal vez alcancen a decir algo sobre la clase de artista que fue Duchamp, pero que muy poco, o nada, revelan de lo que pensaba Paz sobre el trabajo del franc¨¦s. Se entiende que el famoso Gran vidrio no pudiera viajar a M¨¦xico (porque los paneles est¨¢n rotos), pero ?hab¨ªa que reemplazarlo por una pantalla arrinconada y con un v¨ªdeo anodino? No hay pieza sobre la que Paz se haya ocupado m¨¢s a fondo, ?c¨®mo es posible entonces que no se intentara, por lo menos, traer un ejemplar de la Caja verde (las notas de Duchamp que explican el trabajo) o alguno de los estudios preparatorios, como El molino de chocolate?
Y lo mismo va pasando en el resto de las salas, llenas de obras que podr¨ªan perfectamente ser otras ¡ªcualesquiera¡ª. Esta es una exposici¨®n a la que hab¨ªa que dedicar seis a?os, y no seis meses, si se quer¨ªa de veras encarnar el museo imaginario que Paz fue construyendo a lo largo de su vida. Pero, ay, resulta que hace seis a?os el comisario de la muestra, H¨¦ctor Tajonar, se encontraba muy ocupado preparando la exhibici¨®n, tambi¨¦n gigante, Materia y sentido, con la que se conmemorar¨ªan los diez a?os de la muerte de Octavio Paz.
En esto ver aquello. Octavio Paz y el arte. Museo Palacio de Bellas Artes. Eje Central de L¨¢zaro C¨¢rdenas esquina a la avenida de Ju¨¢rez. Ciudad de M¨¦xico. Hasta enero de 2015.
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