Las tragedias
Jordi ?vole aplica un espejo sobre las rutinas y el retrato exacto muestra nuestro esperpento
Sigue insistiendo Jordi ?vole en su secreta iniciativa de inventar un pa¨ªs a trav¨¦s de la refutaci¨®n televisiva de sus h¨¢bitos m¨¢s comunes. Sencillamente aplic¨® la lupa sobre las derivas m¨¢s atroces del sistema y por el camino se ha ido encontrando con pistas que piden a gritos una refundaci¨®n. No se trata solo de la corrupci¨®n, sino de la ocupaci¨®n ins¨®lita por parte de gregarios de los partidos pol¨ªticos de todas las instituciones en perjuicio de los profesionales. Y no tan solo las instituciones, sino los recovecos de una sociedad civil hasta ahora inexistente. Su modo suave es vitri¨®lico, porque no coloca la exhibici¨®n de inteligencia en primer plano, sino que aplica un espejo sobre las rutinas y el retrato exacto muestra nuestro esperpento.
Cuando trat¨® la forma en que el Estado espa?ol ha encarado los accidentes y las tragedias cotidianas en los ¨²ltimos a?os, sab¨ªamos que premura, abandono de los afectados e indigencia organizativa han presidido el modo habitual de resolver las crisis. Sab¨ªamos que las v¨ªctimas del terrorismo, por ejemplo, tardaron 20 a?os en cobrar cara y presencia en nuestra sociedad, por ese rasgo inhibidor. Pero el t¨¦trico balance general no nos hace presumir que hayamos ganado demasiado en un pa¨ªs en el que tras una crisis sanitaria las dimisiones del ministro y el consejero auton¨®mico del ramo se precipitan por gestos y declaraciones malsonantes, pero no por responsabilidad de una p¨¦sima gesti¨®n.
Ah¨ª estaba, claro, el accidente del Yak 42 y el tr¨¢fico manipulado de los cad¨¢veres, que para muchos analistas fue la clave que derrot¨® en elecciones al partido de Aznar. Algo que retras¨® siete a?os el ascenso al poder de Rajoy, y esa espera ha hecho que en su primera legislatura le estalle por efecto retardado la corrupci¨®n que salpicaba a toda la c¨²pula dirigente de aquellos a?os de espejismo. La manipulaci¨®n pol¨ªtica de las v¨ªctimas afect¨® a un grupo de familiares de honda ra¨ªz militar, que fueron cay¨¦ndose del caballo a medida que descubrieron que s¨ª, que era posible que los enga?aran desde el primer instante tr¨¢gico, que se pasara por encima del honor a los muertos para favorecer prioridades pol¨ªticas, siempre zafias, siempre fabricadas por resistentes a todo, que gozan hoy, todav¨ªa, de cargo a cuenta del erario.
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