La gran fiesta de Cervantes
Jos¨¦ Luis G¨®mez celebra los veinte a?os del Teatro de la Abad¨ªa en un reencuentro con los 'Entremeses'
Han pasado veinte a?os y el ¨¢rbol continua firme, poderoso, bien enraizado en la tierra y con las ramas a la b¨²squeda permanente de la energ¨ªa del cielo. Ese ¨¢rbol de la vida que un d¨ªa imagin¨® Jos¨¦ Luis G¨®mez en el campo segoviano y que el pintor Jos¨¦ Hern¨¢ndez hizo realidad. Ese ¨¢rbol a cuya sombra son citados a gorjear, cual mil suertes de pintados pajarillos, vecinos del pueblo para saludar a la fresca aurora y, de paso, jugar en ese universo picaresco y libertino de los Entremeses de Cervantes.
Han pasado veinte a?os desde el nacimiento del Teatro de la Abad¨ªa y su director, Jos¨¦ Luis G¨®mez, lo celebra con un emotivo reencuentro con esos Entremeses, el segundo de los espect¨¢culos ¡ªel primero fue Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, de Valle-Incl¨¢n¡ª que puso en marcha y que forma parte ya de la memoria colectiva del centro, adem¨¢s de convertirse entonces en un gran ¨¦xito de p¨²blico y cr¨ªtica. Entremeses, la agrupaci¨®n de tres obras en una sola unidas por interludios y canciones (La cueva de Salamanca, El viejo celoso y El retablo de las maravillas), est¨¢ interpretada por algunos de los actores que pertenecieron al reparto original. Su estreno en Madrid, tras su paso por Valladolid este pr¨®ximo fin de semana, tendr¨¢ lugar el d¨ªa 17.
¡°Entremeses es el paradigma de lo mejor que hemos hecho y podemos hacer en la Abad¨ªa. Es una fusi¨®n que raramente se puede ver entre cuerpo, palabra, sonido y sentido de la palabra. Nos estrenamos en 1995 con Valle-Incl¨¢n, una escritura m¨¢s provocadora que Cervantes, porque no encontr¨¦ al principio la idea de ese ¨¢rbol central en torno al que dar la continuidad de espect¨¢culo para esas peque?as obras, esas tres piezas min¨²sculas de Cervantes casi perfectas¡±. La sabidur¨ªa, autoridad y buen hacer de Jos¨¦ Luis G¨®mez (Huelva, 1940) en los ensayos de la obra ¡ª¡°?ndale, cari?o, gracias¡±, repite una y otra vez¡ª es como ese ¨¢rbol firme que preside el escenario de Entremeses. M¨¢s tarde, a solas y en una sala del teatro, la mirada de G¨®mez se nubla de l¨¢grimas, que no oculta, al reflexionar sobre la emoci¨®n de este reencuentro. ¡°Cuando retom¨¦ los ensayos me empezaron a pasar un mont¨®n de cosas en el plano emocional. Ha pasado mucho tiempo. Ahora, m¨¢s curtido y m¨¢s h¨¢bil que entonces, me doy cuenta de que la encarnaci¨®n de la lengua en m¨ª a trav¨¦s del trabajo de todos estos a?os se ha hecho realmente potente. Sentir la lengua y darse cuenta de que yo me volv¨ª aqu¨ª, a mi pa¨ªs, para recuperar la lengua. Y cuando uno dice lengua, dice lengua dice paisaje, familia, patria. Esa lengua del gran ¨¢rbol de la palabra que es Cervantes¡±.
Qu¨¦ mejor regalo a ese p¨²blico fiel de la Abad¨ªa que con Cervantes, proclama el actor, director y acad¨¦mico de la Lengua ¡°Desde que soy acad¨¦mico he redescubierto de alguna manera hasta qu¨¦ punto Cervantes lleva la lengua a un punto de m¨¢ximo esplendor, hasta qu¨¦ punto la lengua se vuelve mundial con Cervantes. Como dec¨ªa Aza?a, todos somos criaturas cervantinas. As¨ª lo siento yo. Hab¨ªa que volver a Cervantes en bandeja de oro¡±.
Estos nuevos Entremeses, con la misma escenograf¨ªa que hace veinte a?os, han ganado, sin embargo, en levedad y ligereza. Hay tambi¨¦n menos subrayados y m¨¢s ajustes espaciales, en medio todo de un espect¨¢culo divertido y musical. ¡°Esa multitud de arborescencias, rizomas y plantas adventicias¡± de las que habla Juan Goytisolo para referirse a estas ¡°peque?as obras maestras¡±, cuenta con cuatro de los actores que protagonizaron la obra en aquellos inicios de La Abadia. Son Inma Nieto, Elisabet Gelabert, Jos¨¦ Luis Torrijo y Miguel Cubero. El reencuentro con Cervantes y los compa?eros, ha sido, dice Nieto, un regalo del tiempo. ¡°Antes ¨¦ramos unos chiquillos. Hemos cambiado, pero creo que el tiempo ha sido ben¨¦volo con todos. Igual tenemos una energ¨ªa distinta, pero hemos aprendido muchas cosas¡±, dice Torrijo. ¡°Una energ¨ªa desbordante que ahora se ha convertido en poder, en esa sensaci¨®n de llevar las riendas¡±, a?ade Nieto. ¡°Nos ha dado la oportunidad de terminar de estrujar los papeles de hicimos hace a?os. Entonces no ten¨ªamos experiencia y lo compens¨¢bamos con otras cosas. Ahora, creo que aportamos mayor riqueza¡±, dice Gelabert, mientras Cubero habla de un disfrute completo y divertido. Una recompensa colectiva que est¨¢ en el ADN de La Abad¨ªa ¡ª¡±la mejor inversi¨®n de mi vida ha sido este teatro¡±, confiesa G¨®mez ¡ªy que se se vive en escena al final de Entremeses. Con esos vecinos que, a los sones de un canto lleno de nostalgia, con el sol besando el horizonte, a la espera de las estrellas que dar¨¢n temblor a la luz de la noche, regresan al ¨¢rbol de la vida.
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