No dejarles morir
Me sorprendi¨® que el ¨²ltimo libro de Andr¨¦s Trapiello, dedicado una vez m¨¢s a su genio tutelar, se encabezara con una cita de Dickens: ¡°Hechos, s¨®lo hechos¡±. Los, facts,el t¨¦rmino que m¨¢s guerra da en la filosof¨ªa inglesa, encabeza esta fantas¨ªa sobre lo que sucedi¨® despu¨¦s de la muerte de Don Quijote. Trapiello, por lo tanto (yo le tomo la palabra) se atiene a los hechos. Y los hechos son extraordinarios.
Hete aqu¨ª que una vez muerto el caballero de la triste figura sus m¨¢s allegados, Sancho, el bachiller Sans¨®n Carrasco, su sobrina Antonia y el ama Quiteria van a iniciar una peripecia colosal, perseguidos por la maldad usuraria, combatidos por la estupidez aristocr¨¢tica, ayudados (menos mal) por la memoria del gran Don Quijote de la Mancha que muchos admiran y que les gana su simpat¨ªa.
Esta supervivencia de los h¨¦roes, este no querer que se vayan del todo, es cl¨¢sica. Muchas vidas prolongaron la muerte de Helena de Troya y la de Judas. No obstante, el experimento es nuevo en nuestra tradici¨®n literaria. O casi nuevo, porque el primero que prolong¨® la vida del caballero manchego fue el propio Cervantes, indignado con lo que se dec¨ªa de ¨¦l y lo que sobre ¨¦l hab¨ªa escrito un desaprensivo. As¨ª que el m¨¢s cervantino de nuestros escritores contin¨²a la historia con los ¨²ltimos d¨ªas de Sancho Panza.
Y en este punto es cuando aparece Dickens porque el ingl¨¦s descubri¨® un modo de hacer m¨¢s tupida la trama y los personajes. Es la misma t¨¦cnica que fue llevando la sinfon¨ªa cl¨¢sica a la sinfon¨ªa rom¨¢ntica, prolongando los temas en cada vez m¨¢s imaginativas y audaces armon¨ªas, hasta llegar a la desarmon¨ªa dodecaf¨®nica. Dickens invent¨® un espacio nuevo, la Metr¨®poli, pero en lugar de componerlo en dos espacios, como Balzac (ricos y pobres), lo quebr¨® en tres. El nuevo espacio, entre los sucios y peligrosos docks y los elegantes crescent, ser¨ªa la inmensa extensi¨®n de la burgues¨ªa, la city. De ese modo un tercer personaje, que pod¨ªa ser bueno o malo o ambas cosas a la vez, daba espesor a la trama.
La ambici¨®n dickensiana de Trapiello le ha inspirado tres espacios admirables, la aldea manchega (el pasado usurario y beocio), la Sevilla barroca (la actualidad criminal) y la Am¨¦rica de los conquistadores (el futuro ut¨®pico), por donde transcurre la aventura de los protagonistas. En cada nuevo escenario se produce una mutaci¨®n de los malvados y tambi¨¦n una renovaci¨®n de aquellos que, por amar a Don Quijote, echan una mano a los protagonistas siempre al borde del colapso. Llevar adelante semejante proyecto requiere un temple literario fuera de lo com¨²n: sus lectores constatar¨¢n que las p¨¢ginas dedicadas a la Sevilla barroca son de las m¨¢s sugerentes que se hayan escrito sobre aquel escenario.
En su momento, Sevilla fue una de las ciudades m¨¢s populosas, ricas y canallescas de Europa. Aquel caos de asesinos, arist¨®cratas, aventureros, bur¨®cratas, esclavos, prostitutas y trabajadores sin techo ni ley, ha recibido ahora su pintura m¨¢s exacta y emocionante. Porque en ning¨²n momento se despega Trapiello de lo que le mueve a prolongar la vida de su h¨¦roe: la poes¨ªa. Hasta el Nuevo Mundo. Quiz¨¢s m¨¢s all¨¢.
Babelia
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