Cemento, cian y la vida

?Plaf! Con un eco breve y seco. Una bofetada en una furgoneta. Neneta (Lola Due?as) le planta la mano en la cara sin miedo a Lobo (Luis Tosar). Totalmente real. ?l no lo esperaba. Ella improvis¨® con el consejo del director de Los fen¨®menos, Alfonso Zarauza. Real es la palabra que define la esencia del ¨²ltimo proyecto del cineasta, que lleva desde 2012 pasando de festival en festival. ¡°No encontr¨¢bamos el momento adecuado ni la distribuidora, pero no esper¨¢bamos que cogiera tanto camino por s¨ª sola a trav¨¦s de los festivales¡±, argumenta Zarauza sobre un sof¨¢ casta?o de los madrile?os cines Palafox.

La historia, como la fuerza del proyecto, ha crecido con el tiempo y las circunstancias. La crisis del ladrillo, malas inversiones, amores que acaban, ilusiones, pisos piloto, obst¨¢culos, gatos. Cemento y paleta. Humedad y realidades. Bicicletas. La cinta cuenta la historia de Neneta, habitante de una caravana con cortinas que ondean al viento, un beb¨¦ y un novio que desaparece, Lobo (Luis Tosar). Un trabajo como pe¨®n de una cuadrilla de alba?iles dejar¨¢ a la protagonista entrever el futuro hasta que llega la burbuja inmobiliaria, que vuelve a oscurecerlo todo.

La pel¨ªcula. La vida. ¡°Empezamos a escribirla en 2010, cuando se empezaba a ver que todo aquello pod¨ªa pasar. Desgraciadamente, sigue vigente¡±, explica Zarauza mientras cabecea. ¡°Incluso los pagos en b en la construcci¨®n. Cuando comenzamos todo el l¨ªo de B¨¢rcenas ni se pensaba. Pero mira¡­¡±. ?l quer¨ªa hacer una pel¨ªcula que hablase de la crisis econ¨®mica ¡ªa un lado los buenos y los malos¡ª condensada en el personaje de una mujer. A pinceladas. ¡°Ella representa la sociedad, las vicisitudes por las que pas¨® desde una buena situaci¨®n econ¨®mica hasta la corrupci¨®n de los propios ciudadanos, de la pol¨ªtica. Vendida y zapateada¡±. As¨ª se qued¨® Neneta, as¨ª se qued¨® Espa?a.

El proyecto, grabado en Mugardos, estir¨® sus 800.000 euros de presupuesto para terminar en seis semanas, 94 secuencias repletas de colores fr¨ªos, de edificios vetustos en medio de peque?os para¨ªsos, de nieblas y lloviznas. La esencia del terru?o, de la bilis familiar gallega. ¡°No es que yo quisiera hacer algo marcadamente gallego. Busco cosas generales que partan de lo particular, y para m¨ª lo particular es Galicia, mi tierra¡±, entona el director. A borbotones o a peque?os soplidos, la pel¨ªcula posee una homogeneidad que se atisba de forma constante. En la fotograf¨ªa, en los decorados, en los di¨¢logos, en el elenco ¡ªcasi 100% gallego¡ª.

El director explica que esa apuesta por los personajes fue un riesgo al principio: ¡°Yo quer¨ªa que la cuadrilla de alba?iles fuera de actores gallegos. Al principio me ped¨ªan que fuera gente m¨¢s conocida, pero eso le hac¨ªa perder autenticidad. Y ah¨ª est¨¢n, entre ellos Miguel de Lira, que acaba de ganar el Nacional de Teatro con su compa?¨ªa, Ch¨¦vere¡±.

La protagonista representa la sociedad, las vicisitudes por las que pas¨® desde una buena situaci¨®n econ¨®mica hasta la corrupci¨®n de los propios ciudadanos, de la pol¨ªtica. Vendida y zapateada

Los principales, a los que el p¨²blico reconocer¨¢ de inmediato cuando se siente en la butaca, se alejan ligeramente de ese rinc¨®n de Espa?a. Lola Due?as, de Barcelona, Luis Tosar, de Lugo. Ambos un im¨¢n para Zarauza, ambos diferentes. ¡°Lola tiene una belleza interna y externa brutal y especial. Su energ¨ªa es perfecta para este papel, que escrib¨ª pensando en ella. No pod¨ªa imaginarme a nadie m¨¢s en ¨¦l. Y a ella le fascin¨®¡±. Con Tosar su relaci¨®n es diferente, se conocen desde hace a?os, son amigos, el actor ha participado en todos sus trabajos y esta vez, fue el primero que crey¨® en la historia: ¡°Se lo cont¨¦ en una cena y me dijo que no solo iba a hacer el papel sino que iba a producir la pel¨ªcula¡±.

Un trabajo que Zarauza hab¨ªa perfilado de forma muy n¨ªtida en su cabeza: ¡°Ten¨ªa muy claros los aspectos t¨¦cnicos, y para el discurso trabaj¨¦ con Jaione Camborda, ella fue mi coguionista. Quise que una pel¨ªcula que se vertebra en torno a una mujer, tuviese una para dar su visi¨®n. Y fue un aprendizaje muy intenso¡±. Una vez cocinado el texto, todo lo dem¨¢s ten¨ªa que adaptarse a ese caldo de cultivo hiperrealista del que se empaparon todos: la cuadrilla aprendi¨® a colocar ladrillos de mano de un jefe de obra que les ense?¨® c¨®mo se coge una paleta y como se retiran los bigotes de la pasta, Lola Due?as hu¨ªa de la maquilladora y le parec¨ªa que toda la ropa estaba demasiado limpia. Cualquier peque?o esfuerzo val¨ªa la pena para contar la realidad a trav¨¦s de los nombres de esta historia. El cromatismo de la existencia al borde del Atl¨¢ntico.