Rafael de C¨®zar, poeta y estudioso de la vanguardia
El poeta sevillano muri¨® en la medianoche del viernes por un incendio en su casa
Hay poetas que sacrifican la difusi¨®n de su propia obra al estudio del trabajo ajeno. Ese fue en parte el caso de Rafael de C¨®zar, nacido en Tetu¨¢n (Marruecos) en 1951 y fallecido en la medianoche del viernes en su casa de Bormujos (Sevilla), asfixiado por el humo de un incendio atribuido a la explosi¨®n de una estufa. Catedr¨¢tico de Literatura en la Universidad de Sevilla, De C¨®zar era toda una autoridad para los aficionados a la poes¨ªa desde que en 1977 prepar¨® para la can¨®nica colecci¨®n Letras Hisp¨¢nicas, de la editorial C¨¢tedra, la antolog¨ªa Metanoia, consagrada a otro poeta lib¨¦rrimo, el gaditano Carlos Edmundo de Ory.
En C¨¢diz hab¨ªa fundado el grupo Marejada, junto a autores como Jos¨¦ Ram¨®n Ripoll o Jes¨²s Fern¨¢ndez Palacios, y all¨ª vivi¨® hasta que se instal¨® en Sevilla en 1972. Pintor antes que poeta, De C¨®zar fusion¨® la palabra y la imagen en sus trabajos de poes¨ªa visual aunque, una vez m¨¢s, tuvo menos presencia como creador que como estudioso de la experimentaci¨®n barroca, la vanguardia del siglo XX o el postismo espa?ol de la posguerra, en el que brill¨®, inclasificable, Ory. A ese perfil bajo contribuy¨® el largo silencio po¨¦tico que sigui¨® a t¨ªtulos suyos como Entre Chinatown y River Side: los ¨¢ngeles guardianes (1987) y Ojos de uva (1988). Tuvieron que pasar tres d¨¦cadas para que, en 2011, rescatara Los huecos de la memoria, escrito entre 1977 y 1980. "Mejor no lo puedo hacer", dijo cuando dio por fin a las prensas un libro corregido una y otra vez y dedicado a los amores perdidos.
Cuando la editorial Renacimiento public¨® su antolog¨ªa general de la poes¨ªa andaluza contempor¨¢nea de 1975 a 2002 ¨CLos cuarenta principales, se titulaba¨C, Enrique Baltan¨¢s, el ant¨®logo, escribi¨® sobre Rafael de C¨®zar que era "quiz¨¢s uno de los escasos defensores actuales de la vanguardia hist¨®rica". Tal vez fuera mucho decir, pero el caso es que dedic¨® a esa defensa tantas energ¨ªas como a sus propios poemas, que tuvieron adem¨¢s que competir con su labor como novelista. Pintor, profesor, narrador, De C¨®zar fue alguien cuyos versos, seg¨²n el tambi¨¦n profesor Manuel Ramos Ortega, no son "canto, sino grito". No busquemos, avisaba, ni preciosismos ni esdr¨²julas: "Rafael de C¨®zar tiene prisa por vivir y vive con sus poemas, no para sus poemas". Y donde dice sus poemas vale decir los de aquellos que dio a leer a varias generaciones con tanta pasi¨®n como si fueran suyos.
Babelia
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