No es lugar para ni?os
La violinista surcoreana Kyung Wha Chung desata un enconado debate al reprender a los padres de una peque?a que tos¨ªa en su concierto de reaparici¨®n
Que el p¨²blico se muestre especialmente proclive a los carraspeos y otras molestas manifestaciones ruidosas durante los conciertos de m¨²sica cl¨¢sica no es ninguna novedad. Pero cuando una violinista de fama mundial reprende en pleno recital a una ni?a presa del ataque de tos, el asunto alcanza la categor¨ªa de gran titular. ¡°Quiz¨¢ deber¨ªan volver a traerla cuando crezca¡±, espet¨® la artista surcoreana Kyung Wha Chung a los padres de la peque?a ante la at¨®nita audiencia del Royal Festival Hall de Londres. El episodio se produjo durante una velada en la sala de conciertos del sur del T¨¢mesis hace dos semanas y, si bien los organizadores aseguran no haber recibido ninguna queja formal, los comentarios de varios asistentes volcados en los foros sociales vienen alimentando desde entonces un enconado debate entre los puristas que aplauden la firmeza de la virtuosa del viol¨ªn a la hora de defender su integridad art¨ªstica y quienes consideran que se pas¨® de la raya.
¡°La sala de conciertos y el teatro son probablemente los ¨²ltimos refugios de paz¡±, ha subrayado Kyung Wha Chung (Se¨²l, 1948) en una tribuna firmada en el diario The Guardian, m¨¢s para explicar sus razones que para retractarse. Ella misma, anta?o una ni?a prodigio que ya tocaba con orquestas de Se¨²l a los nueve a?os, recuerda su constante apoyo al fomento de la formaci¨®n musical de los ni?os, a quienes dice dar la bienvenida a sus recitales, apostillando que ¡°los m¨¢s peque?os deber¨ªan asistir a eventos apropiados donde puedan sentirse c¨®modos para moverse, susurrar y reaccionar animadamente¡±.
Lo cierto es que fue la ¡°interrupci¨®n¡± de un adulto la que comenz¨® a irritar a la int¨¦rprete cuando encaraba una sonata de Mozart completamente inmersa en ¡°la magia de actuar en vivo¡±. Le sigui¨® ¡°la tos nerviosa de una ni?a que estaba directamente en mi l¨ªnea de visi¨®n y que me hizo perder la concentraci¨®n¡±, relata Wha Chung para justificar el rapapolvo dirigido a los progenitores en cuanto finaliz¨® el primer movimiento. Muchos de los miembros del aforo apenas repararon en el incidente, pero algunos de los que s¨ª lo hicieron se aprestaron a difundirlo a trav¨¦s de sus tuits, donde se ha calificado esa actitud de ¡°infantil¡± o ¡°arrogante¡±.
La pol¨¦mica ha ensombrecido el gran acontecimiento que se ven¨ªa anunciando como ¡°el regreso de la leyenda¡±, la actuaci¨®n de Kyung Wha Chung por primera vez en 12 a?os en el mismo escenario del Royal Festival Hall donde su debut londinense de 1970 propuls¨® el nombre de la violinista a la esfera internacional. Erigida desde entonces en un referente de la m¨²sica cl¨¢sica que esta artista asi¨¢tica ¡ªalejada del paradigma del violinista var¨®n y blanco¡ª contribuy¨® a redefinir en las dos d¨¦cadas siguientes, una lesi¨®n en el dedo ¨ªndice izquierdo la alej¨® de los escenarios en 2005. Hubo un tiempo en que pens¨® que no volver¨ªa a actuar nunca m¨¢s, pero hace cinco a?os reanud¨® sus conciertos solo en el circuito asi¨¢tico. El retorno a Londres estaba, por ello, cargado de emotividad y de una actitud hipersensible que acab¨® colisionando con un inoportuno ataque de tos.
¡°La m¨²sica es sonido, pintado en un lienzo de silencio¡±, espet¨® en una ocasi¨®n el director de orquesta Leopold Stokowski a un p¨²blico de Filadelfia especialmente ruidoso. Kyung Wha Chung recoge esa cita en su tribuna abierta en la que intenta contemporizar pero tambi¨¦n llevar el agua a su molino: ¡°Los medios nos dicen que la m¨²sica cl¨¢sica est¨¢ muerta. Qu¨¦ incre¨ªble entonces que un incidente que se produjo en un recital de viol¨ªn haya inundado titulares en todo el mundo y abierto debates sobre el comportamiento de los m¨²sicos y del p¨²blico. Creo que en el siglo XXI, la m¨²sica cl¨¢sica est¨¢ muy lejos de muerta¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.