Rendici¨®n
Solo hay una conclusi¨®n evidente. Cualquier persona o empresa puede ser destruida de manera sencilla con un ataque virtual
Si tratamos de darle la importancia que deb¨ªa al ataque cibern¨¦tico contra la productora Sony Pictures a ra¨ªz del estreno de la pel¨ªcula sat¨ªrica La entrevista fue porque intu¨ªamos su trascendencia. Los autodenominados Guardianes de la Paz han elegido un nombre al gusto intern¨¢utico, militarista e iluminado, para llevar a cabo su acci¨®n. El material robado se convirti¨® en un accesorio estupendo para la prensa. Todos corrieron a colgar contratos y detalles escabrosos de los mails sin reparar en que era algo as¨ª como contar una violaci¨®n humillando a la v¨ªctima. Dar eco a los detalles robados beneficiaba tan solo a los atacantes. Volv¨ªa a considerarse el delito virtual como un crimen tolerado al que jalear.
La retirada de la pel¨ªcula despu¨¦s de los pases promocionales y la suspensi¨®n de su estreno por el p¨¢nico de las salas de exhibici¨®n ante las amenazas ha sido una consecuencia previsible. Sin embargo, nadie se plantea una acci¨®n solidaria como emitir en canales de todo el mundo la pel¨ªcula y saltarse de manera colectiva la coacci¨®n. El da?o econ¨®mico est¨¢ hecho, incluso se va a suspender el rodaje de la adaptaci¨®n al cine de ese estupendo c¨®mic de Guy Delisle, Pyongyang. Y, m¨¢s grave a¨²n, nadie reivindica el derecho de los autores, nadie recuerda que no existe un cine que haya matado o intentado matar m¨¢s veces a su presidente que el norteamericano. Y que lo haya parodiado como un imb¨¦cil descerebrado incluso cada s¨¢bado por la noche en canales en abierto.
Hay sospechas de que el Gobierno de Corea del Norte pueda estar detr¨¢s del ataque e incluso la rama ciber de la jerarqu¨ªa china con su perfeccionado comunismo capitalista. Pero los indicios son d¨¦biles y hay quien sostiene que la trama es mucho menos espesa. Solo hay una conclusi¨®n evidente. Cualquier persona o empresa puede ser destruida de manera sencilla con un ataque virtual. No existe seguridad para sus comunicaciones privadas ni para sus bienes en la Red. Puede que Sony Pictures no provoque la empat¨ªa general porque muchos conocen el grado de manipulaci¨®n y la posici¨®n de fuerza que ejerce en el mercado del cine, pero festejar el dolor ajeno suele ser la antesala para padecerlo en las propias carnes y ser condenado a id¨¦ntica rendici¨®n.
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