Eugenio Su¨¢rez, el editor genial
Muere el periodista que fund¨® fund¨® el semanario 'El Caso' y 'S¨¢bado Gr¨¢fico'
M¨¢s que una persona fue un personaje: ocurrente, polifac¨¦tico, lleno de energ¨ªa y de contradicciones. Eugenio Su¨¢rez, escritor, periodista y editor reuni¨® m¨¦ritos m¨¢s que suficientes como para no merecer haber muerto en el semiolvido a los 95 a?os de edad en su retiro asturiano de Salinas, a donde hab¨ªa ido a parar porque ¡°ya no me puedo pagar seguir viviendo en Madrid¡±.
Fue multimillonaro en sus mejores tiempos. Viv¨ªa en un ¨¢tico d¨²plex de la calle Serrano y ten¨ªa como vecino del piso inferior a Paco Camino. Lleg¨® a editar hasta 22 revistas, entre las que destacan El Caso y S¨¢bado Gr¨¢fico. Pero tambi¨¦n ten¨ªa revistas de coches, de cine, de salud, de pasatiempos y de humor, como El cocodrilo Leopoldo. De hecho en su emblem¨¢tico despacho de la calle Covarrubias hab¨ªa una enorme pecera con un cocodrilo dentro que serv¨ªa para asustar a las visitas inoportunas.
Eugenio Su¨¢rez me contrat¨® para ser subdirector del semanario S¨¢bado Gr¨¢fico, que naci¨® como revista del coraz¨®n pero fue transformada en revista pol¨ªtica a fuerza de sus genialidades. Todas las tardes, sonaba el tel¨¦fono interior en mi despacho y escuchaba la voz del jefe: ¡°Juan, las whisky o?clock!¡± Era la se?al para que acudiera a la sala de Juntas, donde Eugenio y yo ¨ªbamos recibiendo, de uno en uno o en parejas, a los colaboradores, que se acercaban con sus folios y sus ganas de tomar un whisky con nosotros. Por ah¨ª ven¨ªan regularmente Antonio Gala, Jos¨¦ Bergam¨ªn, Montero Alonso, Alfonso Uss¨ªa, Lorenzo Contreras, etc. Corr¨ªan los primeros a?os setenta y esos concili¨¢bulos destilaban m¨¢s que alcohol ganas de apertura pol¨ªtica.
Uno de los penosos cierres gubernativos a los que fue condenada la revista se produjo por la publicaci¨®n de una antol¨®gica portada que hicimos en conjunto. Una fotograf¨ªa mostraba el almac¨¦n donde se guardaban llenas de polvo y telara?as unas urnas. El t¨ªtulo dec¨ªa: ¡°Urna, grande y libre¡±.
Eugenio me nombr¨® luego director de El Caso y estableci¨® una fuerte relaci¨®n conmigo, hasta el punto de que almorz¨¢bamos juntos dos veces por semana, los martes en Zalaca¨ªn y los jueves en Horcher ¡°porque hay que ser vistos en los grandes restaurantes¡±, sol¨ªa decir. Tambi¨¦n me dec¨ªa de camino al restaurante, en su gran Volvo conducido por su fiel ch¨®fer, ¡°y t¨² el plato del d¨ªa, ya lo sabes¡¡±.
El pod¨ªa tomar lo que quisiera, por eso pagaba, igual que cuando encargaba bocadillos los d¨ªas de ¡°cierre¡±. ¡°Pepitooo- gritaba al conserje- baja y pide dos bocadillos de jam¨®n para el se?or Ca?o y para mi, el m¨ªo con el doble de jam¨®n, que no me gusta el pan!¡±.
No pod¨ªa consider¨¢rselo como groser¨ªa, sino como gracia. Y no he conocido una persona m¨¢s ingeniosa, ocurrente y divertida. Presum¨ªa de haber sido el segundo espa?ol que consigui¨® cambiar el orden de sus apellidos, aprovechando que les fue permitido a los hijos del Marqu¨¦s de Villaverde. Eugenio se llamaba originalmente Gomez Su¨¢rez y pas¨® a llamarse Su¨¢rez G¨®mez.
Tambi¨¦n fue uno de los primeros espa?oles en lograr la nulidad matrimonial (y contrat¨® a uno de los jueces de la Rota para llevar un consultorio sentimental en S¨¢bado Gr¨¢fico titulado ¡°su problema no es problema¡±). Para colmo, a?os despu¨¦s promovi¨® un proceso para anular la anulaci¨®n de su temprano matrimonio y evitar que su apreciable patrimonio tuviera que ser repartido con su segunda mujer. Pero no lo logr¨®.
Precedi¨® a Antonio Asensio en la construcci¨®n de un imperio de revistas, pero abandon¨® la gesti¨®n y la direcci¨®n de la empresa por sus complicadas cuestiones familiares, y no logr¨® la consolidaci¨®n que le hubieran otorgado un lugar en el Olimpo de los grandes editores espa?oles de revistas.
Cont¨® parte de su vida en el precioso libro Caso cerrado y ahora trabajaba en una continuaci¨®n que iba a titular C¨®mo llegar a los 95 a?os sin levantar sospechas. En cierta ocasi¨®n me coment¨®: ¡°He llegado a viejo gracias a la caridad de algunos amigos, especialmente de Jes¨²s de Polanco¡¡± En efecto, Polanco consigui¨® que tuviera una buena remuneraci¨®n por unos deliciosos art¨ªculos costumbristas que escrib¨ªa para EL PA?S y unas intervenciones en programas de la Cadena Ser.
Todos quienes le conocimos nos sentimos hoy hu¨¦rfanos: se nos ha ido alguien que alegr¨® nuestras vidas y que nos practic¨® numerosas transfusiones de talento y de energ¨ªa.
Juan Ca?o fue subdirector de S¨¢bado Gr¨¢fico y director de El Caso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.