Una instituci¨®n brit¨¢nica

Con m¨¢s de 70 libros ilustrados y tres series televisivas en su haber, el osito Paddington, creado por el escritor Michael Bond en 1958, es toda una instituci¨®n brit¨¢nica, tan s¨®lida como el t¨¦ de las cinco y tan carism¨¢tica como Gromit, el chucho de plastilina inmortalizado por Nick Park. Esta ¨²ltima comparaci¨®n viene especialmente al caso, porque, a pesar de que Paddington supone la primera encarnaci¨®n del personaje en hiperrealista animaci¨®n digital, la pel¨ªcula parece esforzarse por simular un esp¨ªritu sumamente artesanal, de producto hecho a mano y cuidado casi en cada detalle (incluso el papel pintado, din¨¢mico y expresivo, que decora el hogar de los Brown, la familia de acogida del osito de origen peruano que llega a Londres como si fuera un hu¨¦rfano de posguerra).

La pel¨ªcula contrapesa la naturaleza fragmentaria de las historias originales de Michael Bond proporcionando un dram¨¢tico pasado al personaje y convocando a una antagonista calculadamente grotesca ¡ªla taxidermista que interpreta Nicole Kidman¡ª que se convierte en la m¨¢s visible disonancia dentro de un proyecto que evita, por regla general, esa tendencia a la histeria y al exceso tan presente en ese moderno cine infantil que se averg¨¹enza de serlo y tantea la seducci¨®n adulta. Paddington logra conquistar un tono atemporal y tiene el detalle de complacer a los amantes de las fuentes adaptando con acierto muchos pasajes de su primer libro, Un oso llamado Paddington.

Sorprende que haya sido Paul King el director escogido para una operaci¨®n tan delicada: realizador de una serie de humor tan imaginativa y delirante como The Mighty Boosh (2004-07) y director de un ¨²nico largometraje anterior en clave de comedia on¨ªrica y adulta ¡ªel in¨¦dito en nuestro pa¨ªs, pese a contar con Ver¨®nica Echegui en su reparto, Bunny and the Bull (2009)¡ª, King ha abordado el proyecto con el mimo del lector que considera los libros de Bond como parte esencial de una educaci¨®n sentimental a la que hab¨ªa que rendir justicia. La mezcla de animaci¨®n e imagen real funcionaba en Bunny and the Bull como estrategia de contraste c¨®mico: aqu¨ª, King forja una realidad org¨¢nica, un libro infantil en movimiento.