Todo cuanto necesitas es¡ filosof¨ªa
El hombre est¨¢ condenado a conocer la realidad no directamente sino a trav¨¦s de ese rodeo que son las palabras que lo interpretan
La filosof¨ªa es parte de la cultura general. En concreto, la filosof¨ªa es el momento de m¨¢xima conciencia de esa cultura.
El mundo objetivo est¨¢ fuera de nuestro alcance. No lo podemos conocer. Todo cuanto vemos, o¨ªmos, palpamos o saboreamos lo perciben nuestros sentidos mediado por el lenguaje. No existen las sensaciones puras porque ¨¦stas nos vienen ya interpretadas por las palabras que usamos para designarlas. Vemos aparecer la figura de una persona querida y nos decimos: ¡°Ya ha venido mi amigo¡±. La amistad es una palabra cargada de significados que mutan de una sociedad a otra, de una ¨¦poca a otra. No se es amigo siempre de la misma manera. Nos comunican que ha fallecido un familiar y resuena en nuestro interior la palabra ¡°muerte¡±, una voz que evoca un universo entero de sentido o de sinsentido experimentado de manera distinta en la Grecia cl¨¢sica, en la Edad Media o en nuestra ¨¦poca. Sentimos la dureza heladora de una ma?ana de invierno y exclamamos: ¡°?Qu¨¦ fr¨ªo!¡±. Fr¨ªo es una palabra que remite a una vivencia grata para algunos, dolorosa para otros muchos; pero incluso entre este ¨²ltimo grupo, hay quien, como el asceta, busca ese dolor para dar firmeza a su car¨¢cter y quienes, como los deportistas de monta?a o los exploradores de los polos, se entrenan voluntariamente en ¨¦l para superar luego situaciones extremas.
El hombre est¨¢ condenado a conocer la realidad no directamente sino a trav¨¦s de ese rodeo que son las palabras que lo interpretan. Todas las personas sin excepci¨®n poseen por fuerza una interpretaci¨®n del mundo. Interpretar ling¨¹¨ªsticamente es ya un quehacer genuinamente filos¨®fico. En este sentido, todas las mujeres y todos los hombres del planeta son fil¨®sofos y no pueden dejar de serlo sin dimitir de su condici¨®n humana. La filosof¨ªa es un ¡°universal antropol¨®gico¡±, lo que quiere decir que -como el amor, la mortalidad o el arte- encontraremos filosof¨ªa siempre que nos hallemos ante lo humano dotado de los rasgos que lo hacen identificable precisamente como humano.
Se adivina la importancia trascendental de educar ese lenguaje con el que nos comprendemos"
Del universalismo de la filosof¨ªa no se sigue, sin embargo, que todas las interpretaciones valgan lo mismo. Por supuesto, hay interpretaciones m¨¢s contrastadas, reflexivas y decantadas que otras. El lenguaje de unos ser¨¢ m¨¢s inteligente, refinado y articulado, el de otros m¨¢s elemental, instintivo y vulgar. Se adivina la importancia trascendental de educar ese lenguaje con el que no s¨®lo nos comunicamos unos con otros en el comercio con la sociedad sino tambi¨¦n nos comprendemos y nos hablamos a nosotros mismos en el secreto de la soledad.
Y es entonces cuando interviene la filosof¨ªa en la segunda de las acepciones, m¨¢s restrictiva que la primera: filosof¨ªa ahora no como esa interpretaci¨®n del mundo muchas veces inconsciente y heredada adherida al lenguaje natural cuyo uso cotidiano compartimos con los dem¨¢s miembros de la misma comunidad, sino como esa visi¨®n del mundo hiperconsciente y personal contenida en las obras literarias compuestas por unos escritores llamados fil¨®sofos. La filosof¨ªa en esta segunda forma y manifestaci¨®n ya no es universal sino achaque de unos pocos. Quienes escriben estas obras constituyen una minor¨ªa social porque, de hecho, s¨®lo un peque?o n¨²mero de personas en cada ¨¦poca caen presos de una vocaci¨®n literaria tan espec¨ªfica. Esta vocaci¨®n implica, primero, una visio de la totalidad del mundo, donde los fragmentos de la experiencia com¨²n, aparentemente absurdos, se ensamblan en un cuadro general completado por la imaginaci¨®n adquiriendo dentro de ¨¦l una cierta raz¨®n de ser; y en segundo lugar, una missio que apremia por encerrar esa visi¨®n primera en un sistema ordenado de conceptos, literariamente expuesto.
Otras disciplinas se ocupan de regiones particulares de la realidad mientras que s¨®lo la filosof¨ªa est¨¢ llamada a hacerse cargo del todo de ella. Y eso tanto en su aspecto metaf¨ªsico como en el pragm¨¢tico. En el metaf¨ªsico, la filosof¨ªa interroga sobre el ¡°ser¡± general (aquello que hace inteligible al mundo y a los entes particulares que lo componen). En el pragm¨¢tico, no se preocupa tanto de lo que es ¨Cel cometido de las ciencias- como de lo que debe-ser y propone un ideal prescriptivo: de conocimiento, de verdad, de justicia, de belleza, en suma, un ideal de lo humano. Podr¨ªamos decir, en conclusi¨®n, que la filosof¨ªa es una actividad intelectual esencialmente no-positivista y no-especializada, aunque, por supuesto, no desde?a los resultados de la ciencia positiva y especializada cuando le convenga a sus fines propios.
Lo ¨²nico verdaderamente importante es la filosof¨ªa. Porque el dinero satisface los deseos humanos pero es la filosof¨ªa la que los moldea"
El tempo de la filosof¨ªa es geol¨®gico, al margen de los ritmos supers¨®nicos de la actualidad pol¨ªtica, empresarial, social y period¨ªstica. Pero es que alguien debe ocuparse tambi¨¦n del largo y largu¨ªsimo plazo, m¨¢s all¨¢ del balance econ¨®mico anual o de los cuatro a?os de una legislatura. Ese lenguaje que usamos para comunicarnos y para hablar con nosotros mismos est¨¢ hecho de palabras que tomamos en pr¨¦stamo de la sociedad: aunque forman parte de nuestra identidad m¨¢s ¨ªntima, no las hemos inventado nosotros sino personas del pasado, creadoras de palabras o creadoras de nuevos significados para palabras ya existentes: libertad, dignidad, felicidad, amor, bondad, belleza. Luego esos creadores ¨Cde los tres, cuatro, cinco ¨²ltimos siglos- se nos deslizan sigilosamente en el interior de nuestra mente y con el diccionario que nos prestan nos ayudan a interpretar y a pensar el mundo de hoy.
Y, ?qui¨¦n crear¨¢ el diccionario de las palabras que tomar¨¢n en pr¨¦stamo las generaciones futuras? Los actuales fundadores del lenguaje: novelistas, poetas, dramaturgos y, con especial conciencia, los fil¨®sofos. Aut¨¦ntico escritor es, al final, quien logra hacerse due?o de un glosario propio y de un pu?ado de met¨¢foras eficaces. El fil¨®sofo de hoy suministra el vocabulario y la sem¨¢ntica que servir¨¢n para construir las interpretaciones del futuro. En su mano est¨¢ moldear la visi¨®n del ser y el ideal moral de las generaciones venideras a fin de que su vida sea mejor y m¨¢s propicia a la convivencia. ?Cabe imaginar una responsabilidad superior a ¨¦sta?
Cuando a veces me preguntan para qu¨¦ sirve la filosof¨ªa, como si su mismo estatus estuviera cuestionado por los apremios de esa clase de necesidades serias que satisface el dinero, suelo responder invirtiendo los t¨¦rminos. Lo ¨²nico verdaderamente importante es la filosof¨ªa. Porque el dinero satisface los deseos humanos pero es la filosof¨ªa la que los moldea.
Oeconom¨ªa ancilla filosophiae.
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