Cambio de piel

Los primeros minutos de La reconstrucci¨®n dejan claro que tanto Diego Peretti como Juan Taratuto ¡ªque tan bien funcionaron en la comedia en No sos vos, soy yo y ?Qui¨¦n dice que es f¨¢cil?¡ª han querido romper sus respectivas im¨¢genes. O eso, o bien han decidido de una vez por todas liberar esa carga de desesperaci¨®n y desvalimiento existencial que ya se palpaba en su segundo trabajo conjunto. El director ha conjurado el desali?o formal que condicionaba sus anteriores pel¨ªculas para, por un lado, desatar a esa especie de Kaurism?ki interior que palpitaba bajo los mejores momentos de ?Qui¨¦n dice que es f¨¢cil?,y, por otro, proponer un sofisticado juego con el encuadre, el fuera de campo y las acciones en segundo t¨¦rmino. La transformaci¨®n de Peretti resulta m¨¢s sorprendente: ha pasado del caricato tragic¨®mico a la italiana a un inquietante vaciado de empat¨ªa que, a ratos, despoja su mirada de toda vida.

La reconstrucci¨®n no es una comedia, si bien en ella perviven mec¨¢nicas del g¨¦nero en su observaci¨®n de rituales dom¨¦sticos. Con alma de relato breve con un punto casi carveriano, la pel¨ªcula desvela su previsible arco dram¨¢tico en su mismo t¨ªtulo, pero contiene los suficientes hallazgos como para que este paso adelante merezca ser celebrado.