Franco, secundario de novela

¡°El fin m¨¢s probable de aquel capit¨¢n era una tumba en cualquier cementerio bajo el sol ardiente de Marruecos¡±. No resulta muy acertado el juicio que el ficticio segundo teniente de caballer¨ªa Jorge Blanco hace inicialmente de su superior en la guerra de ?frica, dado que este es nada menos que¡­ Francisco Franco. El futuro dictador aparece como un secundario de lujo (!) de las aventuras que vive Blanco en la serie de novelas hist¨®ricas que el escritor y periodista Pedro Herrasti (Madrid, 1964) ha iniciado con un primer t¨ªtulo que, por aquello del gancho, se titula Capit¨¢n Franco (Edhasa, 2014). La primera entrega de la serie (con una elocuente portada del pintor Ferrer Dalmau), que tiene previsto llevarnos m¨¢s adelante a Annual, Alhucemas, el Alc¨¢zar de Toledo o Krasny Bor, transcurre en buena parte en Marruecos en 1916 y se mueve entre la novela hist¨®rica, la de aventuras y el thriller, con una trama de guerra y espionaje y algunos tintes de comedia. Franco, a la saz¨®n un joven capit¨¢n de Regulares ¡°de voz atiplada¡±, es presentado desde la mirada de su camarada Blanco, que traza un retrato m¨¢s bien poco halag¨¹e?o. A diferencia del general, ¡°maduro y fond¨®n¡± de la Guerra Civil o del anciano dictador, escribe Blanco (la novela est¨¢ narrada en primera persona y en flashback por el personaje, en forma de supuestas memorias), ¡°el hombre que yo conoc¨ª era un joven de 24 a?os, poco agraciado, bajo e incre¨ªblemente delgado; en definitiva, se mirase como se mirase, la ant¨ªtesis de los h¨¦roes de las pel¨ªculas¡±.

Blanco y Franco, extra?a pareja de aventuras, se encuentran por primera vez durante los combates de El Biutz contra los cabile?os. Al primero, apuesto, mujeriego, canalla y fanfarr¨®n pero un cobardica redomado, el segundo, que sufre (como sucedi¨® realmente) una grav¨ªsima herida en el vientre, le parece por su arrojo ¡°un loco o un suicida¡±, adem¨¢s de un tipo aburrido y desagradablemente estricto. ¡°Ya entonces una de sus caracter¨ªsticas era ser un mand¨®n, actitud a la que, como sabemos todos, le coger¨ªa gusto¡±. Franco ya anda obsesionado con un complot judeo-mas¨®nico-marxista. Los acontecimientos les obligan a ir juntos en una pesquisa en la que se cruzan con figuras como Durruti, Mu?oz Grandes, Santiago Bernab¨¦u, Ram¨®n Franco o el futuro almirante Canaris, jefe del espionaje militar alem¨¢n. Blanco incluso ayuda a Franco a cortejar en Oviedo a Carmen Polo (¡°no era mi tipo¡±), cuyo padre dec¨ªa que antes preferir¨ªa que se casara con un torero.

El Libro de Pedro Herrasti describe al por entonces capit¨¢n como "la ant¨ªtesis de los h¨¦roes de pel¨ªcula"

Herrasti se ha documentado a fondo, con detalles como que Franco aborrec¨ªa el arroz con leche. Est¨¢ escribiendo la segunda novela de la serie en la que aparecer¨¢n Dal¨ª y Bu?uel, entre otros. Y en la tercera planea que Blanco y Franco se encuentren en Annual. ¡°Tengo hecha una planificaci¨®n como la de Star Wars¡±, bromea. Reconoce que la presencia de Franco es un buen reclamo y subraya que la novela sirve para dar a conocer hechos y aspectos del personaje poco conocidos. Del peligro de jugar literariamente con alguien como Franco dice que es bien consciente, y que en todo caso el que el personaje sea visto a trav¨¦s de los ojos de Blanco le exime de bastantes responsabilidades. ¡°En esta primera entrega Franco es m¨¢s soso que villano¡±, se?ala. ¡°Nada en Franco, excepto su gran ambici¨®n, hac¨ªa pensar que fuera a llegar tan alto¡±, reflexiona. En realidad, resume, Franco hace un mal protagonista de novela, ¡°y por eso lo he puesto de secundario¡±.