Ya no puedo vivir sin ti, Juan Ram¨®n
El conmovedor diario de la escultora Marga Gil, que se enamor¨® en secreto del poeta y Nobel espa?ol, se publica 83 a?os despu¨¦s de quitarse la vida
¡°No lo leas ahora¡±. Fueron las ¨²ltimas palabras que Marga Gil Ro?sset dijo a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, en la casa del poeta en la calle Padilla, de Madrid, mientras dejaba sobre su escritorio una carpeta amarilla. Guardaba la revelaci¨®n de su amor imposible por ¨¦l, que la hab¨ªa llevado a una decisi¨®n fatal. Marga sali¨® del despacho del escritor, fue a su taller, en el que hab¨ªa trabajado en los ¨²ltimos meses, y destruy¨® todas sus esculturas, excepto un busto de Zenobia Camprub¨ª, la esposa de su amado. ¡°No lo leas ahora¡±¡ Abandon¨® el lugar para cumplir el destino que hab¨ªa previsto. Pas¨® primero por el Parque del Retiro; luego tom¨® un taxi hasta la casa de unos t¨ªos en Las Rozas y all¨ª se dispar¨® un tiro en la sien.
Era el jueves 28 de julio de 1932. Ella ten¨ªa 24 a?os; ¨¦l, 51. Ocho meses antes hab¨ªa conocido al poeta y a su esposa, con quienes entabl¨® una sincera y afectuosa amistad. Pero en la joven pintora y escultora, a quien Juan Ram¨®n y Zenobia llamaban ¡°la ni?a¡±, tambi¨¦n se desat¨® en silencio una pasi¨®n amorosa no correspondida. Amenazadora. Hasta que ese amor coloniz¨® toda su vida y la convirti¨® en tragedia.
¡°¡Y es que¡
Ya no puedo vivir sin ti
¡no¡ ya no puedo vivir sin ti¡
¡t¨², como s¨ª puedes vivir sin m¨ª
¡debes vivir sin m¨ª¡¡±.
Ese deseo lo plasm¨® con su letra angulosa en una de las hojas de la carpeta que entreg¨® a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez (1881-1958). Las escribi¨® en las ¨²ltimas semanas de ese verano. El autor le hizo caso. ¡°No lo leas ahora¡±. Un poco de sombra cubri¨® su coraz¨®n para siempre. Un poco de luz sali¨® de all¨ª para su obra po¨¦tica. Ese oto?o del 32, ¨¦l quiso rendirle homenaje publicando el manuscrito del diario de Gil, pero no pudo. En 1936, sali¨® casi inesperadamente al exilio por la Guerra Civil. Ochenta y tres a?os despu¨¦s del suicidio de Marga Gil y de la voluntad de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez (JRJ), ese deseo del poeta se convierte ahora en realidad. Se titula Marga. Edici¨®n de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y est¨¢ editado por la Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara. Suma un pr¨®logo de Carmen Hern¨¢ndez-Pinz¨®n, representante de los herederos de JRJ; un texto de Marga Clarck, sobrina de la artista, y escritos del poeta y su mujer sobre Marga Gil. Un relicario literario acompa?ado por facs¨ªmiles de las anotaciones de la escultora y varios de sus dibujos y fotos.
Amor, silencio, alegr¨ªa, desesperaci¨®n, amor. El desconcierto se plasma en la nota que la joven dej¨® a Zenobia Camprub¨ª: ¡°Zenobita¡ vas a perdonarme¡ ?Me he enamorado de Juan Ram¨®n! Y aunque querer¡ y enamorarse es algo que te ocurre porque s¨ª, sin tener t¨² la culpa¡ a m¨ª al menos, pues as¨ª me ha pasado¡ lo he sentido cuando ya era¡ natural¡ que si te dedicaras a ir ¨²nicamente con personas que no te atraen¡ quitar¨ªas todo peligro¡ pero eso es est¨²pido¡±.
Esa confesi¨®n figuraba en aquel diario extraviado tant¨ªsimos a?os. Desde 1939, cuando tres asaltantes ¡ªF¨¦lix Ros, Carlos Mart¨ªnez Barbeito y Carlos Sent¨ªs¡ª robaron la casa de JRJ mientras se hallaba en el exilio. El poeta, quien ganar¨ªa el Nobel de Literatura en 1956, siempre estuvo inquieto por el destino de esos documentos. Siempre preguntaba por ellos a su gran amigo Juan Guerrero. Lo recuerda Carmen Hern¨¢ndez-Pinz¨®n, hija de Francisco, sobrino del autor de Espacio y representante de sus herederos. Parte de ellos fueron divulgados en 1997 por el diario Abc. El suicidio de Gil afect¨® mucho a JRJ y a su esposa. ¡°Los dos quedaron muy abatidos, y ¨¦l no quiso escribir durante un tiempo. Nunca la olvidaron¡±, dice Carmen.
Ese ¡°No lo leas ahora¡± es un asomo al amor que revitaliza la vida y, a su vez, esteriliza a quien no es correspondido, mientras vive de migajas secretas que son el triunfo de su existencia:
¡°¡Y no me ves¡ ni sabes que voy yo¡ pero yo voy¡ mi mano¡ en mi otra mano¡ y tan contenta¡
¡porque voy a tu lado¡±.
Ahora todos lo saben. Y ella fue m¨¢s que ese feliz y fatal susurro amoroso. ¡°Quiero que se la conozca como la genial artista que fue y sigue siendo. Muchas estudiosas y especialistas en las vanguardias del siglo XX han dedicado su tiempo a investigar su obra¡±, cuenta Marga Clarck. La publicaci¨®n del diario le parece importante, ahora que la figura de su t¨ªa se empieza a reconocer. Conf¨ªa en que sirva ¡°para que ella pueda navegar sola porque su obra es muy potente. Y Juan Ram¨®n quer¨ªa que ella pasara a la historia como artista¡±.
El poeta lo sab¨ªa. Ese amor desconocido era parte feliz de su vida, aunque no lo pidiera. Era suyo, tambi¨¦n. Un rinc¨®n de su casa lo inmortaliz¨®. Tras la muerte de Marga, mand¨® hacer un aparador de roble sobre el que puso el busto de Zenobia esculpido por ¡°la ni?a¡±. La cara del amor de su vida cincelada por la mujer que no soport¨® vivir sin ¨¦l.
JRJ y Marga en 2015
Monumento de amor, reunir¨¢ las cartas entre JRJ y Zenobia donde, adem¨¢s, se ve que se refer¨ªa a Marga y su hermana como "las ni?as" (Residencia de Estudiantes).
Escritos de Zenobia. (Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara).
El silencio de oro. JRJ. Incluye una treintena de textos in¨¦ditos (Linteo), con edici¨®n de Jos¨¦ Antonio Exp¨®sito.
Exposici¨®n: Lo de Marga. Fotograf¨ªas de dibujos, esculturas y pinturas de la artista; art¨ªculos de prensa que hablan de su trabajo y textos de JRJ sobre ella.
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