Esc¨¢ndalo
Somos una sociedad de esc¨¢ndalo, que genera actitud, pero ning¨²n discurso y ning¨²n di¨¢logo
Si el esc¨¢ndalo B¨¢rcenas no ha causado ninguna dimisi¨®n en el partido m¨¢s votado de Espa?a es porque sus votantes no lo ven preciso. Les parece correcta la gesti¨®n del problema y prefieren en definitiva que los enga?en los suyos a que les digan la verdad los otros. El desprecio capitalizado en B¨¢rcenas es un error de apreciaci¨®n, porque parece un hombre inteligente, fino en sus declaraciones, que se mueve por el filo judicial con tiento y sabe callar y hablar en funci¨®n de sus intereses. Seguramente, si fue votado como senador c¨¢ntabro con enorme ¨¦xito en dos ocasiones fue por el cari?o de las siglas bajo las que se presentaba, pero tambi¨¦n porque sab¨ªa moverse en la charca pol¨ªtica como un pez. Pasa algo parecido con los desahucios, que han vuelto a pasar de noticia caducada a noticia fresca con el desalojo de una familia en Vallecas. El Ayuntamiento de la capital vendi¨® sus pisos a un fondo buitre y ¨¦ste act¨²a como se esperaba, sin misericordia. Cuando privatizas la misericordia es lo que pasa.
Es habitual que el Ayuntamiento venda sus propiedades como si fueran propias, sin preguntarle a los vecinos ni convocarlos a la cuesti¨®n. As¨ª ha pasado con La Peineta, que era un estadio ol¨ªmpico y pronto ser¨¢ propiedad de un magnate chino sin que los madrile?os sepan c¨®mo pasaron de costearlo a no decidir nada sobre su uso por arte de birlibirloque. Para explicar todo esto conviene leer al ensayista alem¨¢n Byung-Chul Han, que en su libro En el enjambre plantea algunos de los m¨¢s claros espejismos que fomentan las redes sociales y la nueva tecnolog¨ªa de las comunicaciones. Sus art¨ªculos breves hablan de los fantasmas de la libertad asentados entre nosotros.
Uno de ellos es el de la indignaci¨®n, que expresada por las redes sociales carece de estabilidad, constancia y la continuidad imprescindible para influir sobre el discurso p¨²blico. Somos una sociedad de esc¨¢ndalo, que genera actitud, pero ning¨²n discurso y ning¨²n di¨¢logo. Seg¨²n Han, la actual multitud indignada es muy fugaz y dispersa, le falta toda la masa, toda la gravitaci¨®n que es necesaria para llegar a actuar. Y en un diagn¨®stico demoledor concluye que no engendra ning¨²n futuro. En esa ausencia de futuro avanzamos con olitas de enfado.
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