Una lealtad emocionante
Encarnaba, en tiempos muy dif¨ªciles, la figura de editor como pocos en el mundo de la lengua
Era un editor, punto. Un editor es alguien que se distingue por saber a qu¨¦ hora puede despertar a un autor, y a qu¨¦ hora, adem¨¢s, ha de apagar un incendio. El incendio, en el mundo editorial, que es un mundo de caballeros, y en su caso de muy caballeros, siempre se aten¨²a con la buena educaci¨®n de la diplomacia. Y ¨¦l encarnaba, en tiempos muy dif¨ªciles, esa figura como pocos en el mundo de la lengua espa?ola.
Hab¨ªa heredado de su padre (y de su hermano Fernando, muerto tan tempranamente) la obligaci¨®n de prolongar un imperio que entonces era casi exclusivamente hecho de libros; se pens¨® que ¨¦l era quien pasaba por all¨ª, pero se arremang¨®, se rode¨® de un equipo que eran sus ojos (y a veces su coraz¨®n) y se prepar¨® para una lid extraordinaria: hacer que Planeta se pareciera a su nombre (un planeta de negocios, audiovisuales, editoriales) que hubiera dejado estupefacto a su propio padre, tan ambicioso que quer¨ªa con ¨¦l a todos los autores¡, con tal de que no los tuvieran otros.
Combin¨®, en el ejercicio de este oficio de locos que es el oficio de editar, la mano izquierda con la mano en el coraz¨®n. En sus memorias, Beatriz de Moura (la fundadora de Tusquets) cuenta c¨®mo Jos¨¦ Manuel (¡°el amigo invisible¡±) ayud¨® a Toni L¨®pez Lamadrid y a ella misma a sacar a flote, en secreto, una editorial que sin su ayuda, la ayuda de Lara, se la hubieran comido peces extra?os.
Nunca se supo de esa alianza secreta, y amistosa, de coraz¨®n, de Toni y de Jos¨¦ Manuel, ni ¨¦ste pidi¨® por ella nada, hasta que Beatriz consider¨® marcado el momento de sellar el acuerdo que ahora hace depender a Tusquets del orbe de Planeta. Como cuenta ella esa lealtad emocionante es met¨¢fora de otras lealtades y de otras emociones. Era capaz de viajar, en secreto, para abrazar a quienes ¨¦l cre¨ªa agraviados por alguna mala gesti¨®n, o por alguna mala digesti¨®n.
Con esa sabidur¨ªa que tuvo su mano izquierda, prolong¨® (en los c¨¦lebres concili¨¢bulos previos al premio Planeta) el sentido del humor de don Jos¨¦ Manuel Lara Hern¨¢ndez, para burlar la solemnidad y hacer que los periodistas mordi¨¦ramos su anzuelo divertido d¨¢ndonos informaciones que nos desviaran de la almendra de lo que quer¨ªamos saber.
Escuchar hablar de ¨¦l, a sus compa?eros, a sus competidores, era escuchar hablar de un caballero, cuya enfermedad fatal no disminuy¨® nunca su capacidad de abrazar y de despedirse como Dios manda. Ayer algunos de sus amigos y de sus amigas me lo dijeron: ¡°Me llam¨® para despedirse y no dijo nada de que se estuviera despidiendo¡±; era una manera de ser, que no era resignada sino profundamente amistosa, y ¨¦l cultivaba, entre las virtudes de la amistad, la enorme sabidur¨ªa de la discreci¨®n sobre el dolor propio. Era otra manera de ser leal.
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