Del desierto a Madrid y al cine
El m¨²sico Ibrahim Ahmed huy¨® de su Mal¨ª natal y acab¨® en Espa?a Ahora protagoniza ¡®Timbuktu¡¯, un filme sobre el extremismo islamista nominado al Oscar
Los tuaregs son ¡°los se?ores de la paciencia¡±. Pausa. Y un rato de silencio. Como si Ibrahim Ahmed quisiera demostrar lo que acaba de afirmar. Tuareg de nacimiento hoy ubicado en Madrid por amor, parece mirar con lupa cada frase antes de pronunciarla. Tanto que cuesta entender cu¨¢ndo hacer la siguiente pregunta y cu¨¢ndo limitarse a esperar a que Ahmed termine su respuesta.
Eso s¨ª, entre silencio y silencio, el m¨²sico y actor (Gao, 1984) tiene mucho que contar. Se cri¨® en el desierto de Mal¨ª, tuvo la ¡°suerte¡± de huir del pa¨ªs y, por otro regalo de la fortuna, termin¨® siendo el protagonista de Timbuktu. La pel¨ªcula del cineasta mauritano Abderrahmane Sissako, nominada al Oscar a mejor filme extranjero, se estrena ma?ana en Espa?a.
Pese a inspirarse en hechos de 2012, el largo es tremendamente actual: muestra c¨®mo un comando de extremistas islamistas se apodera de Tombuct¨² y proh¨ªbe a base de violencia todo lo que est¨¦ en contra de la shar¨ªa. Con un estilo pl¨¢cido, el musulm¨¢n Sissako narra la barbarie del fervor religioso. Aunque Ahmed cree que el filme afronta otros temas: ¡°No es una pel¨ªcula sobre religi¨®n ni contra los islamistas. Es contra el encarcelamiento de la libertad¡±.
La yihad que me da miedo es la democracia occidental
De ah¨ª que resulte parad¨®jico el destino del filme: hace unas semanas en B¨¦lgica se cancel¨® un festival donde se iba a proyectar Timbuktu por amenazas terroristas. Ahmed muestra cierta pena por lo ocurrido pero ning¨²n problema en hablar del Estado Isl¨¢mico y sus horrores. Sin embargo, su respuesta canta bastante fuera del coro general.
¡°?Por qu¨¦ nos empe?amos en que los problemas son en nombre de Dios? Este nuevo yihadismo es un negocio pol¨ªtico. Pero la yihad que me da miedo es la democracia occidental. Se ha impuesto a muchos pueblos sin preguntarles si encajaba con sus valores. Pienso en Libia, Irak o Afganist¨¢n. Para los africanos, las independencias no son m¨¢s que ilusiones¡±, relata Ahmed. Aunque el int¨¦rprete, que fue musulm¨¢n pero ahora es protestante, tiene muchas m¨¢s reivindicaciones.
As¨ª, ataca a las multinacionales que explotan ?frica, las interferencias del FMI y la violencia que a su modo de ver han sufrido los tuaregs en Mal¨ª. ¡°No ¨¦ramos musulmanes. Los ¨¢rabes llegaron en el siglo IX y llevan desde entonces ech¨¢ndonos¡±, asegura. ?l, en concreto, huy¨® tan lejos como pudo, aunque se llev¨® recuerdos imborrables: ¡°He visto la muerte en toda su atrocidad. All¨ª cualquiera est¨¢ armado, un Kal¨¢shnikov es como un paquete de cigarrillos¡±. Ahmed sigue preocupado por el conflicto entre el Gobierno de Mal¨ª y su gente, aunque conf¨ªa en el ¡°enorme humanismo¡± del pa¨ªs, encrucijada de etnias e idiomas desde hace siglos.
En el fondo, de ?frica Ahmed ha ido saliendo y volviendo. Pudo mudarse a Londres, pero se qued¨®. Finalmente acab¨® en Par¨ªs, aunque regres¨® a Mal¨ª. Siempre siguiendo su principal pasi¨®n, la m¨²sica. Precisamente en busca de un estudio de grabaci¨®n en Bamako se top¨® con la directora de casting de Timbuktu, que le lanz¨® al cine.
Pero Ahmed era y sigue siendo sobre todo m¨²sico. Ya fund¨® dos bandas y en marzo saldr¨¢ su primer disco en solitario. Sus melod¨ªas, c¨®mo no, mezclan reggae y ritmos tuaregs: ¡°El desierto es un entorno muy hostil. Vives lejos de cualquier otra existencia. El tuareg no tiene ninguna distracci¨®n, por eso todos somos m¨²sicos y poetas¡±. Hoy en d¨ªa, Ahmed ha cambiado ese entorno por Madrid. Pero no conoce nada de la ciudad, ya que no ha ido mucho m¨¢s lejos del barrio en el que vive. Y eso que lleva m¨¢s de un a?o aqu¨ª. Todo un se?or de la paciencia.
Babelia
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