?Se va a poner de moda la negrura en los Goya?
M¨¢s all¨¢ de las comedias espa?olas que arrasan, late con fuerza un nuevo nervio oscuro
El l¨®gico alborozo sobre la recobrada salud del cine espa?ol en el milagroso a?o 2015 no embarga solo a los componentes de esta industria, que se siente estrangulada por ese abusivo y vengativo IVA impuesto por el Gobierno a la actividad de esa gente tan d¨ªscola, que siempre le monta el reivindicativo y protest¨®n n¨²mero en los Goya, la fiesta anual de la gran familia, sino tambi¨¦n al agradecido p¨²blico que ha acudido en masa, se ha re¨ªdo, ha comentado hasta la extenuaci¨®n a la salida del cine esos gags, di¨¢logos, equ¨ªvocos, situaciones y personajes que tanto les han divertido gracias a una comedia cuyo poder de seducci¨®n ha enamorado a todo tipo de espectadores (entre los que no me incluyo, aunque me haga sonre¨ªr o re¨ªr en algunos momentos) y que se titula Ocho apellidos vascos.
Y, por supuesto, tambi¨¦n siguen triunfando las castizas, insolentes y esperp¨¦nticas aventuras de Torrente, ese se?or tan pasado con el que sospecho existe fiel y torrencial identificaci¨®n de sus masivos y regocijados espectadores. Yo disfrut¨¦ mucho en el bautizo de Torrente, pero ese entusiasmo hacia madero tan destroyer y surrealista se me fue apagando en la continuaci¨®n de la saga. Respetando el talento, el descaro y la originalidad del genuino Santiago Segura, confieso con pesar que las historias bufas de su iconoclasta criatura dejaron de hacerme gracia. Pero algo muy s¨®lido debe de seguir poseyendo Torrente cuando tanta gente siente el nirvana y no para de re¨ªr con sus soeces ocurrencias. Pues eso, que deseo larga y feliz vida al amante de El Fary, a la cuenta corriente de su creador y al subid¨®n en la cuota de espectadores del cine espa?ol cada vez que se estrena un nuevo cap¨ªtulo de Torrente.
Jam¨¢s ha existido en Espa?a tradici¨®n de cine negro, ¡®thriller¡¯, policiaco, gansteril o como lo queramos definir
Si la oferta de comedias siempre ha tenido gran aceptaci¨®n entre el p¨²blico espa?ol (no tanta cuando la negrura y la acidez inundaban obras maestras como El pisito, El cochecito, Pl¨¢cido, El verdugo y El extra?o viaje, pero absoluta y continuada con el desternillante landismo, Paco Mart¨ªnez Soria, Lina Morgan, Esteso y Pajares y ese tipo de comicidad tan entra?able y tan nuestra, cuya a?oranza mantiene con incansable audiencia el sonrojante programa de televisi¨®n Cine de barrio), jam¨¢s ha existido tradici¨®n en este pa¨ªs de cine negro, thriller, policiaco, gansteril o como queramos definir (no es f¨¢cil, sus fronteras y sus esencias son amplias y se pueden confundir) a esas pel¨ªculas que han dado cuantiosos t¨ªtulos que figuran entre lo mejor que ha dado la historia del cine.
Sorprendentemente, al ver la lista de las pel¨ªculas nominadas a los Goya descubres que tres de ellas pueden encuadrarse en ese g¨¦nero. Y que han sido bendecidas igualmente por la cr¨ªtica y el p¨²blico, algo que no suele ocurrir. Alberto Rodr¨ªguez, director de La isla m¨ªnima, no era un ne¨®fito en esta repentina marea negra. Dotado de un potente sentido visual; capaz de rodar persecuciones y carreras con la veracidad y la brillantez, aunque con bastantes menos medios que el opulento cine de Hollywood; creador de atm¨®sferas turbias y de personajes con anverso y reverso, Rodr¨ªguez hab¨ªa contado historias oscuras e inquietantes en las muy meritorias 7 v¨ªrgenes y Grupo 7. En la imprevisible La isla m¨ªnima, el blanco y el negro est¨¢n mezclados, pueden convivir en el mismo personaje, el ambiente es denso y malsano, las cajas chinas se multiplican, un antiguo y pertinaz villano del franquismo puede comportarse heroicamente en un momento trascendente y en nombre de la profesionalidad salvando la vida de un compa?ero que est¨¢ en sus ant¨ªpodas, la narrativa es poderosa, permanente el desasosiego del espectador, la interpretaci¨®n de Javier Guti¨¦rrez es de las que no se olvidan, el buen cine es palpable.
Tambi¨¦n es un thriller m¨¢s que presentable la espectacular El Ni?o, cre¨ªble todo en ella excepto una forzada historia de amor. Daniel Monz¨®n dispone de un presupuesto notable y evidente que no desperdicia, rueda las escenas de acci¨®n con un virtuosismo que no tiene nada que envidiar al que emplea el cine norteamericano cuando toca el g¨¦nero, est¨¢ muy bien contada la iniciaci¨®n de gente muy joven en el tr¨¢fico de hach¨ªs entre Marruecos y Algeciras y la corrupci¨®n que engendra negocio tan suculento. Hay gente que habla con condescendencia o desprecio de esta pel¨ªcula. Yo la encuentro muy digna. Y ser¨ªa venturoso para el cine espa?ol que todos los a?os se realizaran dos o tres pel¨ªculas con las caracter¨ªsticas de El Ni?o.
Y no s¨¦ muy bien a qu¨¦ g¨¦nero pertenece Magical Girl, de Carlos Vermut. Yo dir¨ªa que al inclasificable, pero lo que est¨¢ claro es que no guarda la menor relaci¨®n con la blancura. A ratos es surrealista, en otros de terror, casi siempre sombr¨ªa, con un sentido del humor cruel, su psicologismo, adem¨¢s de raro, es profundamente tortuoso, las elipsis sobre pr¨¢cticas s¨¢dicas son mucho m¨¢s temibles que si mostraran el horror en primer plano, hay violencia f¨ªsica pero sobre todo ps¨ªquica, las relaciones entre los personajes est¨¢n llenas de aristas, pero tampoco est¨¢ excluida la ternura protectora en la historia de un parado bastante desesperado y su hija enferma de leucemia. No me apasiona, pero s¨ª me perturba, sigo pensando en ella despu¨¦s de meses; su creador demuestra personalidad, talento, poseer un mundo enfermizo, temible y propio.
Ojal¨¢ que el g¨¦nero se consolide aqu¨ª. Permite hablar de muchas cosas. Y los adictos somos legi¨®n
Hago memoria sobre el cine que identificamos con el thriller y es transparente que su m¨¢ximo esplendor siempre lo ha encontrado en el cine norteamericano. Lo realizaron directores nativos como John Huston, Orson Welles, Howard Hawks, Samuel Fuller, Robert Aldrich, Nicholas Ray, Martin Scorsese, Michael Mann, David Fincher y dem¨¢s, pero tambi¨¦n extraordinarios directores centroeuropeos, algunos educados en el expresionismo, que encontraron en Hollywood los medios, guiones e int¨¦rpretes adecuados para hablar con maestr¨ªa de una tem¨¢tica que nunca pasar¨¢ de moda. Hablo de Fritz Lang, Robert Siodmak, Billy Wilder, Michael Curtiz, Otto Preminger¡ Del franc¨¦s Jacques Tourneur, del ingl¨¦s Alfred Hitchcock.
Si Estados Unidos ocupa indiscutiblemente el trono en el clasicismo de este tipo de cine, hay cinematograf¨ªas como la francesa que tambi¨¦n han dedicado tanta vocaci¨®n como amor hacia este g¨¦nero. A ¨¦l dedic¨® casi toda su obra un estilista tan personal, reconocible y atractivo como Jean Pierre Melville. Y ser¨ªa arriesgado e inexacto etiquetar a los formidables y menospreciados Jacques Becker y Claude Sautet como directores de cine negro, pero ah¨ª est¨¢n pel¨ªculas admirables como Classe Tous Risque, Max y los chatarreros, La evasi¨®n, Par¨ªs, bajos fondos y Touchez Pas au Grisbi para demostrar su magisterio cuando se movieron en ¨¦l.
Contaba al principio la excepcionalidad de que en la mejor cosecha en el cine espa?ol del ¨²ltimo a?o se encuentren tres pel¨ªculas que se mueven en ese paisaje cenagoso y desasosegante. Y tratas de recordar las incursiones a lo largo del tiempo del cine espa?ol en ese apasionante g¨¦nero. No hay que hacer demasiado esfuerzo retrocediendo al pasado, ya que la lista es muy corta.
Y entiendes que durante el franquismo esa tem¨¢tica estaba complicada, ya que la censura no hubiera permitido la presentaci¨®n de representantes de la ley, el orden, la justicia, la polic¨ªa, alcaldes, gobernadores, ministros, pr¨®ceres, ciudadanos presuntamente ejemplares, representantes del poder, que estuvieran enfangados en el lado oscuro, la corrupci¨®n y el crimen. Aqu¨ª los ¨²nicos malos eran los delincuentes sin legalizar, los comunistas y los subversivos. Pero despu¨¦s de palmarla el dictador, tampoco existieron demasiadas incursiones en el g¨¦nero.
De acuerdo: Enrique Urbizu lo siente como algo suyo y ha creado las mod¨¦licas y complejas Todo por la pasta, La caja 507 y No habr¨¢ paz para los malvados. Conozco a bastante gente que ha colocado en un altar a perpetuidad las dos entregas de El crack que rod¨® Garci. No es mi caso. Pero s¨ª considero Nadie hablar¨¢ de nosotras cuando hayamos muerto, de D¨ªaz Yanes, una de las pel¨ªculas m¨¢s negras, duras y emocionantes del cine espa?ol. Ojal¨¢ que el g¨¦nero se consolide aqu¨ª. A condici¨®n de que genere buen cine. Permite hablar de muchas cosas. Y los adictos somos legi¨®n.
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