Cuando Bolan ganaba a Bowie
Insisto in¨²tilmente en que hubo, durante los sesenta, rivalidades mucho m¨¢s interesantes que la de los Beatles y los Stones. Como la de Marc Bolan y David Bowie
Qu¨¦ tedio: alguien recurre al t¨®pico manido de Beatles versus Stones y quiere que aporte mi opini¨®n. Insisto in¨²tilmente en que hubo, durante los sesenta, rivalidades mucho m¨¢s interesantes. Como la de Marc Bolan y David Bowie.
Nacieron con nueve meses de diferencia en barrios perif¨¦ricos de Londres. Ten¨ªan misterio y belleza (Bolan lleg¨® a ser modelo). Narcisos proteicos: fueron mods, se reciclaron en hippies, vivieron a fondo el underground. Especularon, sin consecuencias, sobre formar un grupo; demasiado ambiciosos para sumergirse en un proyecto conjunto. Se miraban de reojo mientras avanzaban.
Hasta coincidieron en productor, el neoyorquino Tony Visconti. Bolan fue el primero en contar con sus servicios y tambi¨¦n se adelant¨® a la hora de conquistar las listas. Visconti intuy¨® una joya sin pulir en Tyrannosaurus Rex. Y mira que aquello era raro: Bolan usaba su voz m¨¢s borreguil en letras que reflejaban un empacho de Tolkien, con el fondo de su guitarra ac¨²stica y un bongosero.
Marc contaba con un poderoso patrocinador: el locutor John Peel, gur¨² de la vanguardia musical en la BBC. Se hicieron ¨ªntimos, hasta que Bolan recort¨® el nombre art¨ªstico a T. Rex y se acomod¨® en lo alto de las listas de ventas. De repente, Marc ya no estaba accesible para su amigo underground y este se lo tom¨® fatal. Es la historia m¨¢s vieja del show business, pero siempre duele.
El tiempo no ha sido bondadoso con Bolan: firm¨® contratos chungos y su obra fue maltratada
Bolan se electrific¨® y simplific¨® sus mensajes: fantas¨ªas calenturientas, mitolog¨ªas varias, himnos para adolescentes. Entre 1970 y 1973, estaba tocado por la magia del pop. Como explic¨® al periodista Keith Altham: ¡°He sintonizado en ese canal mental que convierte cada disco en n¨²mero uno. La mayor¨ªa de los ¨¦xitos son permutaciones del blues y yo he hallado una que me funciona. El ingrediente secreto es la energ¨ªa, un particular sentido de urgencia que comunicas a trav¨¦s de la m¨²sica¡±.
Eso y las fabulosas producciones de Visconti, que visti¨® canciones elementales con finas capas de cuerdas, metales, palmas y coros. Tambi¨¦n aprovech¨® la comunicaci¨®n no verbal de Marc: gemidos, chillidos y dem¨¢s ruidos vocales. La suma total era embriagadora: provocaba lo que un publicista espabilado bautiz¨® como ¡°T.?Rextasy¡±, primer aldabonazo del glam rock.
?Y Bowie? Abraz¨® la experimentaci¨®n en el Beckenham Arts Lab, pero sin abandonar totalmente la industria convencional: en 1969, aparec¨ªa en festivales de la canci¨®n en Italia y Malta. Tambi¨¦n adapt¨® al ingl¨¦s un ¨¦xito franc¨¦s, Comme d¡¯habitude, que finalmente Paul Anka inmortalizar¨ªa como My way.
Bowie fue telonero del Bolan en ascenso; debi¨® resultar un trago amargo. David se sab¨ªa m¨¢s culto que su compinche: quiz¨¢s disl¨¦xico, Marc apenas sab¨ªa escribir y apenas le¨ªa libros; se informaba gracias a los res¨²menes de amigos y amantes. El cancionero de David era m¨¢s rico en melod¨ªas y sugerencias, pero, aparte del chispazo de Space Oddity (1969), solo seducir¨ªa al gran p¨²blico con ¨¢lbumes como Hunky Dory y Ziggy Stardust. Fue a partir de 1972 cuando adquiri¨® velocidad vertiginosa y llegaron los hits.
Justo cuando Bolan empezaba a flojear. Los moralistas insisten en que adquiri¨® h¨¢bitos peligrosos. Hab¨ªa pasado por el hipismo sin probar ni porros ni ¨¢cido; en la cima, se habitu¨® a consumir alcohol, coca¨ªna y comida basura.
El tiempo no ha sido bondadoso con Marc. Abundan los ecos de T. Rex en artistas actuales, pero, lo he comprobado, pocos saben reconocerlos. Bolan firm¨® contratos chungos y su obra fue maltratada; solo ahora, a trav¨¦s de Universal, se est¨¢n haciendo reediciones dignas. Por su parte, Bowie ha sido inteligente e incansable en comercializar su legado.
Nunca rompieron relaciones: el 7 de septiembre de 1977, Bowie vol¨® desde Suiza para cantar en Marc, el programa de Bolan. Casi no se lleg¨® a rodar: los arrogantes guardaespaldas de David chocaron con los t¨¦cnicos de televisi¨®n. Nueve d¨ªas despu¨¦s, Bolan estaba muerto, tras estrellarse su autom¨®vil. No lleg¨® a cumplir los 30 a?os.
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