Pablo Larra¨ªn arrasa la Berlinale con ¡®El club¡¯
El filme indaga en la vida de los curas ped¨®filos que la Iglesia esconde en lugares remotos
En una casa en un peque?o pueblo chileno costero viven cuatro tipos ya entrados en edad, el mayor incluso est¨¢ ido. Con ellos, una mujer, que podr¨ªa ser su criada. Su tiempo lo ocupan en pasear, labores del hogar, un huerto y, sobre todo, entrenar un galgo de carreras: gracias a ¨¦l van ganando alg¨²n dinero en apuestas. Pablo Larra¨ªn es el director de El club, presentada este lunes con ¨¦xito en el concurso de la Berlinale, y como en todo su cine, nada es inocente. Pronto el espectador descubre que esos prejubilados son ¡°curitas¡± ¨Cas¨ª se autodefinen en pantalla- pederastas, que la mujer es una monja y que la casa es uno m¨¢s de los escondites donde la Iglesia env¨ªa a sacerdotes pecadores. La llegada de un quinto cura ped¨®filo har¨¢ estallar el delicado equilibrio en el que viven.
Larra¨ªn ha vuelto a reunir a su troupe de actores, que incluye a su esposa, Antonia Zegers, que encarna a la monja, y a Alfredo Castro, protagonista de su Tony Manero (2008), pel¨ªcula que le dio la fama internacional¡ hasta hacerse conocido en todo el mundo al competir por el Oscar con No (2012). En Berl¨ªn el cineasta ha confesado que a¨²n no ha visto con p¨²blico su pel¨ªcula ¨Clo har¨¢ esta noche-, algo que le ten¨ªa ¡°nervioso¡±. Larra¨ªn explic¨® que es de ¡°formaci¨®n cat¨®lica¡±. ¡°En los colegios conoc¨ª a varios colectivos de sacerdotes: unos santos, otros delincuentes en mitad de procesos judiciales y unos terceros que nadie sabe d¨®nde est¨¢n, porque la Iglesia cat¨®lica los esconde¡±. Por ah¨ª sigui¨® su discurso: ¡°A m¨ª me fascina que la Iglesia no crea en la justicia civil, y que solo Dios pueda juzgar sus pecados. Pero no quiero hacer una pel¨ªcula ni un discurso de denuncia. Me parece curioso que hoy en d¨ªa la Iglesia solo tenga un miedo, y que sean los medios de comunicaci¨®n. Que el portavoz del nuncio sea m¨¢s famoso a veces que el mismo Papa quiere decir algo. A los miembros de la curia les importa m¨¢s lo que se dice de ellos que lo que ellos mismos hacen¡±.
Sobre la situaci¨®n en Chile, el cineasta apunt¨®: ¡°Mi pa¨ªs est¨¢ viviendo un proceso de secularizaci¨®n inevitable. Eso va a cambiar el p¨²blico potencial en salas de este filme. Ahora bien, mi hermano [el productor Juan de Dios Larra¨ªn, sentado a su derecha] y yo estamos convencidos de que cuantas m¨¢s pel¨ªculas hacemos menos entendemos a los espectadores¡±. El director no espera que haya protestas eclesi¨¢sticas. ¡°Lo que har¨¢n ser¨¢ no hablar de esto: nos dar¨ªa publicidad. Este Papa tiene una oportunidad ¨²nica en la historia para cambiar el drama de miles de v¨ªctimas de sacerdotes pederastas porque los tres anteriores han sido unos encubridores¡±.
Larra¨ªn relata que no quer¨ªa "mostrar el pecado de la homosexualidad en especial¡±. ¡°Me parece un tema interesante, poderoso, y la sexualidad es el gran complejo de la Iglesia. En un momento dado, un cura pederasta dice al investigador: ¡®La homosexualidad me humaniz¨®. Porque es una sexualidad que no tiene que ver con la reproducci¨®n, como la heterosexual, sino exclusivamente con el amor¡¯. Con eso queda claro¡±.
El club arranca con el vers¨ªculo cuarto del primer cap¨ªtulo del G¨¦nesis: ¡°Y vio Dios que la luz era buena, y separ¨® a la luz de las tinieblas¡±, a lo que de viva voz el cineasta apuntilla en Berl¨ªn: ¡°Yo creo que siguen juntas¡±. Alfredo Castro apunta: ¡°La Iglesia chilena luch¨® por los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet. Hace 20 a?os cambi¨® y fue a peor. A veces uno se pregunta: ¡®?Por qu¨¦ haces teatro o cine?¡¯. Pues por pel¨ªculas as¨ª, que llegan hasta donde la justicia no ha podido¡±. Otro de los int¨¦rpretes, Roberto Farias, que en la pel¨ªcula encarna a un hombre marcado por las violaciones que sufri¨® siendo monaguillo, entra en la conversaci¨®n: ¡°El arte es el ¨²ltimo movimiento antes de disparar una pistola¡±. A Farias le ha tocado un personaje dif¨ªcil, arrasado por su pasado. Seg¨²n Larra¨ªn, ¡°hablamos con muchos ni?os y descubrimos que cuentan su experiencia y la reiteran y la reiteran: hay un extrav¨ªo emocional y una p¨¦rdida del pudor que trasladamos a su personaje¡±.
Por cierto, Larra¨ªn explic¨® una terrible coincidencia de El club con la actualidad: ¡°Hemos hecho un filme atemporal, en el que el elemento externo que data la acci¨®n es el coche del sacerdote que llega a investigar lo que ocurre en la casa. Ese veh¨ªculo es el m¨ªo en la vida real y es el mismo modelo en el que huyeron los terroristas perpetradores de la matanza de Charlie Hebdo. Nosotros rodamos antes¡±. No quer¨ªa que nadie sacara extra?os paralelismos.
Sobre esa filmaci¨®n explic¨® que fue muy precisa y que se realiz¨® en dos semanas. S¨ª espera que el espectador comprenda otra met¨¢fora: el perro que poseen los sacerdotes es un galgo. ¡°Por un lado est¨¢ el nivel narrativo: los curas, en vez de realizar penitencia, se dedican a pasearle y entrenarle, algo que personalmente me irrita. Y su faceta simb¨®lica: el galgo es el ¨²nico perro que se nombra en la Biblia. Acerca de su destino solo quiero contar, sin desvelar la trama, que investigu¨¦ en YouTube sobre las matanzas de galgos que se realizan cada a?o en Espa?a¡±.
Los hermanos Larra¨ªn se han convertido en cabeza visible de la fuerza del nuevo cine chileno, bien como pareja productor-director, bien como cuando ambos solo producen: as¨ª hicieron con Gloria y as¨ª han hecho con varias pel¨ªculas de Sebasti¨¢n Silva. La ¨²ltima colaboraci¨®n del tr¨ªo, Nasty baby, con Kristen Wiig, se proyecta en la secci¨®n Panorama de la Berlinale. Sobre esa explosi¨®n creativa ¨Ceste mismo domingo concurs¨® otro filme chileno, El bot¨®n de n¨¢car, de Patricio Guzm¨¢n-, Juan de Dios Larra¨ªn explic¨®: ¡°Hay hasta cinco generaciones de cineastas chilenos rodando ahora. Y nos sabemos agrupar bien. El sindicato de productores funciona bien y me siento orgulloso de formar parte de ¨¦l¡±. Tras el entusiasta recibimiento matinal, El club ya encabeza las apuestas por el Oso de Oro de Berl¨ªn.
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