El impostor en su silencio
Inspirada en un caso real, 'Las buenas intenciones', de Amity Gaige, novela la historia de un trastornado brillante y enamorado, que recuerda el secuestro de su hija

Tanto en la realidad como en la ficci¨®n los impostores resultan fascinantes. Ah¨ª est¨¢n los respectivos ejemplos del ser humano llamado Peque?o Nicol¨¢s y del personaje literario de Alonso Quijano. Parece que el primero se ha hecho pasar por todo lo imaginable, desde esp¨ªa hasta asesor de Soraya, mientras el hidalgo decidi¨® convertirse en el flamante caballero don Quijote de la Mancha. As¨ª, siguiendo en parte los pasos de Cervantes, la escritora estadounidense Amity Gaige (Carolina del Norte, 1972) ha contado en su tercer libro la historia de un embaucador, Erik Schroder ¡ªalias Eric Kennedy¡ª,que si bien a primera vista no parece tan loco como el de la triste figura, a la larga no resulta m¨¢s cuerdo, siendo casi igual de asombroso.
La novela se nos presenta como un solo documento escrito por este personaje que, adem¨¢s de protagonista y narrador, es el exesposo todav¨ªa enamorado de una tal Laura, a quien dirige las confesiones de ¡°mis andanzas con Meadow desde nuestra desaparici¨®n¡±. Meadow es la hija de la pareja, que cuenta seis a?os y ha sido secuestrada por Schroder aprovechando el d¨ªa de visita que consigue por un error judicial. Schroder nos contar¨¢ su historia ya desde la c¨¢rcel, como hicieron Boecio o Pascual Duarte, el relato contrito de los seis d¨ªas que pas¨® recorriendo las carreteras de Nueva Inglaterra en compa?¨ªa de su hija.
Este viaje en coche es un detalle circunstancial bastante menor que, sin embargo, ha llevado a algunos a comparar la novela de Gaige con Lolita, de Nabokov. Y del mismo modo la cr¨ªtica de habla inglesa ha dado mucha importancia al hecho de que la escritora se inspirase en el famos¨ªsimo caso real (en Estados Unidos) de un impostor de origen alem¨¢n llamado Karl Gerhartsreiter ¡ªalias Clark Rockefeller¡ª, actualmente en prisi¨®n. Tal vez esta informaci¨®n no aporte demasiado al lector que la lea traducida, como no a?ade mucho a un lector ingl¨¦s del Quijote conocer la existencia real de hidalgos delirantes en la Espa?a del XVI. No obstante, las ansias interpretativas que han provocado estos detalles s¨ª dan fe de la riqueza de la novela.

Porque Las buenas intenciones no es tan solo una cr¨®nica de la huida hacia adelante de un padre con su hija entre bosques y lagos. Bajo la forma de una narraci¨®n realista con pinceladas de costumbrismo, como gusta al p¨²blico estadounidense, se encuentra el autorretrato de un trastornado brillante, y en este sentido se trata de una novela psicol¨®gica, de personaje. La autobiograf¨ªa de Erik Schroder / Eric Kennedy es un prodigio de construcci¨®n literaria, porque tras una sencillez aparente se esconde un artefacto muy sofisticado en todos los aspectos, y, como sucede con las obras de una calidad excepcional, el lector acepta sin reparos ¡ªy con mucho gusto¡ª un discurso estilizado que nadie ser¨ªa capaz de escribir en las circunstancias en que se halla el narrador.
Schroder pasa de hermosos raptos l¨ªricos a hablarnos de la ¡°investigaci¨®n independiente¡± que est¨¢ llevando a cabo ¡ªy que constituye una de las intrigas al comienzo de la novela¡ª, y de ah¨ª a la historia de su gran secreto americano (el de la identidad oculta, como Don Draper en Mad Men). Adem¨¢s, incluye una brev¨ªsima escena teatral inspirada en Harold Pinter y una serie de notas a pie de p¨¢gina sobre la megal¨®mana disciplina que va a crear en el curso de su ¡°investigaci¨®n¡±: la pausolog¨ªa, o el estudio de las pausas y los silencios. Un estudio que, como ¨¦l mismo reconoce en su l¨²cida locura, no tiene ni principio ni fin. Algo as¨ª como narrar el infinito o trazar un mapa a escala 1:1.
El significado de esta obsesi¨®n por los silencios no puede ser anecd¨®tico en un narrador que se reconoce especialmente locuaz. Menos a¨²n si tenemos en cuenta que lleva a?os escondiendo a todos los que le rodean la verdad sobre su vida. Schroder ha callado su nacimiento en la Alemania del Este y la huida con su padre electricista a Berl¨ªn Occidental gracias a un pase misteriosamente obtenido. Ha ocultado c¨®mo emigraron a Estados Unidos y se establecieron en un barrio obrero del sur de Boston. Y tambi¨¦n c¨®mo all¨ª, cuando en cierta ocasi¨®n se vio provocado por otro rapaz del barrio, ech¨® a correr y al cont¨¢rselo a su padre este le dijo que hab¨ªa hecho bien, que lo normal es huir. De ah¨ª que resulte estremecedora la escena en la que Schroder, desde hace tiempo convertido en un Kennedy, se niega a saber qu¨¦ pas¨® con su madre, y le pide a su padre silencio. El de la impostura no es el ¨²nico leitmotiv fascinante de Las buenas intenciones, pero dar¨¢ una idea de la gran novela que ha escrito Amity Gaige.
Las buenas intenciones. Amity Gaige. Traducci¨®n de Sonia Tapia. Salamandra. Barcelona, 2015. 283 p¨¢ginas. 18 euros.
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