Shirley Collins, la reina del folk ingl¨¦s, recobra la voz
Celebra sus 80 a?os con una gira, un disco con invitados y un documental
A Shirley Collins, la voz femenina m¨¢s legendaria del folk brit¨¢nico, la han intentado silenciar en demasiadas ocasiones. Sin embargo, ahora que ha cumplido los 80 a?os, no se conforma con cuidar a sus nietos (a uno le ha dado por la m¨²sica): mima su jard¨ªn, escribe su pr¨®ximo libro, aguarda el estreno de un documental sobre su figura, escucha las mezclas del disco de tributo que saldr¨¢ en marzo, vuelve a dar conciertos y gira por toda Europa con unas conferencias en las que desgaja las m¨¢s suculentas an¨¦cdotas de sus excursiones juveniles.
Explica el viaje que realiz¨® con el legendario etnomusic¨®logo Alan Lomax (1915-2002) por el sur de Estados Unidos de julio a noviembre de 1959. Como una pareja de ornit¨®logos intentando capturar los gorjeos m¨¢s ex¨®ticos de especies en peligro de extinci¨®n, cargaron sus grabadoras en una odisea que los llev¨® a Virginia, Kentucky, Alabama, Mississippi o Arkansas para documentar los cantos de abuelos que mascaban tabaco mientras tocaban el banjo en cobertizos, de presos en cadenas de trabajo, de comunidades ultrarreligiosas y de indios apalaches. ¡°Fue maravilloso, menos cuando durante una misa multitudinaria en una monta?a de Kentucky¡ ?un predicador loco empez¨® a gritarnos a Alan y a m¨ª que arder¨ªamos en el infierno!¡±, recuerda.
El resultado, con hallazgos como el de Mississippi Fred McDowell, fue editado por Atlantic Records (algunas canciones reaparecer¨ªan en el filme O Brother!, de los Coen). Lomax quiso borrar de la fotograf¨ªa a Collins cuando explic¨® la historia en su laureado libro The Land Where the Blues Began (National Book Critics Award de 1993). El autor le envi¨® una copia a su exnovia con una generosa nota a mano en la que le agradec¨ªa los servicios prestados, pero en las tripas del tomo la presencia de Collins se reduc¨ªa a un r¨¢cano: ¡°Shirley Collins estaba por ah¨ª en el viaje¡±. ¡°Fue muy cruel, algo t¨ªpico del chovinismo machista. Pero afortunadamente mi madre guardaba las cartas que yo le enviaba desde Am¨¦rica¡ ?as¨ª que ten¨ªa pruebas para mi libro!¡±. Publicada en 2004 la r¨¦plica, America Over the Water, acababa con la frase: ¡°?Que Collins estaba por ah¨ª en el viaje? Bien, no es as¨ª como yo lo viv¨ª¡¡±
Shirley Collins fue tambi¨¦n silenciada en 1978, cuando su marido y tambi¨¦n pareja art¨ªstica Ashley Hutchings, de Fairport Convention, rompi¨® con ella: ¡°Perd¨ª la confianza en m¨ª misma como mujer y artista. Me dej¨® mientras trabaj¨¢bamos en el National Theatre: fue demasiado p¨²blico y doloroso¡±. El trauma se somatiz¨® en una disfon¨ªa que no le permiti¨® cantar durante d¨¦cadas, as¨ª que se ovill¨® y se dedic¨® a trabajar ¡°como ama de casa, como secretaria, como librera en el British Museum y hasta llevando una tienda de Oxfam en Brighton¡¡±.
Sin embargo, los focos la reclaman ahora por su important¨ªsimo legado, con cumbres como Folk Roots, New Routes, de 1964, piedra de toque en la fusi¨®n de folk y jazz, o Anthems in Eden, de 1969, puente entre instrumentos medievales y modernos.
Fue pareja de Alan Lomax en sus rutas etnomusicales, si bien este lo silenci¨®
Por todo ello, Burning Bridges y Fifht Column Films preparan el documental The Ballad of Shirley Collins, arropado por un ¨¢lbum de tributo, Shirley Collins Inspired, editado por Fire Records y en el que participar¨¢n estrellas actuales como Will Oldham, Kurt Vile o Graham Coxon (Blur). Y ella tambi¨¦n ha recobrado la voz: ¡°En los ¨²ltimos seis meses he actuado tres veces en p¨²blico por primera vez en tres d¨¦cadas. Estoy un poco oxidada, pero s¨¦ c¨®mo cantar¡±.
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