El menos barroco era Cervantes
Un ensayo rebate que se sit¨²e en esa corriente al nada extravagante autor del 'Quijote'
Marcel Bataillon fue autor de esa ¡°aut¨¦ntica cima en la historia del hispanismo¡± que, en palabras de Eugenio Asensio, es Erasmo y Espa?a (1937). De su insobornable compromiso moral es ahora testimonio Marcel Bataillon. Hispanismo y compromiso. Cartas, cuadernos y textos recuperados. 1914-1967 (Confluencias, 2014), donde no falta la comparaci¨®n del erasmismo con el krausismo, los dos movimientos que ¡°hicieron participar a Espa?a en el pensamiento y en la esperanza comunes de la humanidad civilizada¡±. Con piedra blanca hay que marcar tambi¨¦n la iniciativa de traducir los cursos, hasta ahora in¨¦ditos, que el maestro dict¨® en el Coll¨¨ge de France. As¨ª, hace cuatro a?os public¨® las cuatro lecciones de 1945-1946, Los jesuitas en la Espa?a del siglo XVI, y ahora hace otro tanto con las 14 de 1952-1953. Repasa en este ¨²ltimo las acepciones del concepto de ¡°barroco¡± para constatar que ni entendido estil¨ªstica, moral o metaf¨ªsicamente, ni como zeitgeist (¡°esp¨ªritu de la ¨¦poca¡±), muestra huella alguna en Cervantes. La de Bataillon es ¡°una tarea de limpieza intelectual, en reacci¨®n contra las nociones confusas y arbitrarias con las que el barroquismo ha recargado la historia literaria, y especialmente los estudios cervantinos¡±.
El hilo conductor consiste en un estado de la cuesti¨®n de los principales estudiosos que quisieron vincular la obra de Cervantes con el Barroco, como Casalduero o Hatzfeld. Dictadas en plena posguerra y tras la lectura trascendentalista que se hab¨ªa hecho de Cervantes en el centenario de su nacimiento (1947), Bataillon escribe desde la altura que le presta su lejan¨ªa del r¨¦gimen. El inicio es sintom¨¢tico: ¡°Se ha barroquizado mucho a Cervantes ¨²ltimamente¡±, lo cual ¡°es especialmente desconcertante, al tratarse de un autor que nos parece de los menos barrocos, menos extravagantes de la literatura espa?ola¡±.
Se ha barroquizado mucho a Cervantes ¨²ltimamente¡± Marcel Bataillon
Con el rigor que siempre le caracteriz¨®, procede en primer lugar al an¨¢lisis del t¨¦rmino barroco desde varios puntos de vista a partir del siglo XVI, mostr¨¢ndose especialmente cr¨ªtico con los que hicieron de aquel t¨¦rmino un nombre propio para caracterizar el largo periodo que abarca desde mediados del siglo XVI hasta mediados del siglo XVIII, calific¨¢ndolo como profundamente espa?ol por el dominio ¡°del esp¨ªritu de Ignacio de Loyola y los jesuitas¡±, hasta el punto de considerarlo una suerte de ¡°nudo entre cierto sentido profundo de las obras literarias y su forma¡±.
Tampoco cree Bataillon que Cervantes comulgase con la moral barroca, pues la suya es la ¡°de los humanistas cristianos, desde Petrarca¡±; su orientaci¨®n ¡°no es espec¨ªficamente tridentina, es la de Erasmo o Rabelais¡±. En el Persiles, en cambio, Cervantes s¨ª ¡°participa de una b¨²squeda de la expresi¨®n concisa, que no es exclusiva suya, sino uno de los caracteres del arte llamado barroco, de Quevedo a Graci¨¢n¡±. Ese Barroco trentino de la literatura es en realidad Renacimiento en toda la fuerza del t¨¦rmino. Es como si Cervantes, ¡°raro inventor¡± (como se llama en el Viaje del Parnaso), se dejara ¡°llevar alternativamente por un movimiento vivo que imita el movimiento de la vida, que imita, estiliz¨¢ndola, la animaci¨®n del lenguaje hablado, y por otro movimiento reflexivo de creaci¨®n m¨¢s ambiciosa, que se atreve a rivalizar con los antiguos¡±.
El hispanismo rutinario debiera tomar buena nota de la vibrante llamada del gran maestro a ¡°reaccionar en¨¦rgicamente contra cualquier an¨¢lisis de las obras cervantinas que pretenda explicarlas en el aspecto general y detallado como expresiones del hombre barroco. No hay hombre barroco; hay un gusto art¨ªstico que puede llamarse barroco, si se quiere¡±; pero ¡°una misteriosa entidad llamada ¡®Barroco¡¯ u ¡®hombre barroco¡¯ que obrar¨ªa a la vez en su profundidad y de manera concordante, sentimiento metaf¨ªsico, doctrina pol¨ªtica, poes¨ªa, novela, pintura, arquitectura s¨®lo contribuir¨ªa a que todo esto quedara confuso, enturbiado y sin dilucidar¡±; y, a?adimos, har¨ªa de la obra cervantina, especialmente del Quijote, una suerte de quintaesencia de la moral del desenga?o, trufada de agudezas.
Cervantes y el Barroco. Marcel Bataillon. Junta de Castilla y Le¨®n. Salamanca, 2014 224 p¨¢ginas. 30 euros.
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