Martin Amis pasa de pantalla
La prosa coloquial y c¨ªnica del brit¨¢nico se detiene en la adicci¨®n a los videojuegos
La invasi¨®n de los marcianitos fue publicada en 1982 y repudiada pr¨¢cticamente de inmediato por su autor. Por entonces, Martin Amis era, en primer lugar, el hijo del brillante Kingsley Amis, y, en segundo lugar, el autor de un debut provisorio, El libro de Rachel (1973); dos a?os despu¨¦s ser¨ªa el autor de la extraordinaria, consagratoria Dinero (1984) y (m¨¢s tarde a¨²n) el de libros esenciales como Campos de Londres (1989), La flecha del tiempo (1991), La viuda embarazada(2010), etc¨¦tera.
La invasi¨®n de los marcianitos no puede ser puesta en la misma serie, por supuesto: se trata de una no ficci¨®n acerca del inter¨¦s personal de Amis por los primeros videojuegos (que ¨¦l califica de ¡°adicci¨®n¡±) y sobre las largas horas que pas¨® jugando Space Invaders, Asteroids, Scramble (¡°un pariente pobre de Defender¡±), PacMan, Battlezone, Frogger (¡°no tiene lo que hay que tener¡±, dictamina), Centipede, Donkey Kong y otros.
No es improbable que el atractivo principal de este libro para el lector radique en la nostalgia que ¨¦ste sienta por esos juegos. La invasi¨®n de los marcianitos fue escrito, sin embargo, sin nostalgia, en el momento en que las videoconsolas hogare?as empezaban a popularizarse poniendo un punto final previsible a la sociabilidad algo s¨®rdida de los salones de videojuegos que Amis narra aqu¨ª (deteni¨¦ndose con morosidad y un evidente placer en cuestiones como los seud¨®nimos de tres letras escogidos por los jugadores para sus puntajes, la l¨®gica acumulativa de los videojuegos, su obsolescencia y los trucos empleados en uno y otro, pero tambi¨¦n la naturaleza econ¨®mica de la innovaci¨®n en ellos y sus v¨ªnculos con la doctrina estadounidense de seguridad, entre otros asuntos m¨¢s serios); todav¨ªa no se hab¨ªa producido la ¡°gamificaci¨®n¡± de los entornos de trabajo y nuestras relaciones sociales, pero 1982 se?alaba (y Amis lo entendi¨® muy bien, por ejemplo cuando afirma: ¡°Sospecho que el debate pronto parecer¨¢ tan f¨²til o pasajero como las controversias que en otro tiempo inflamaron a los partidarios y detractores del billar americano¡±) que ¨¦se ser¨ªa el curso que tomar¨ªan las cosas algunos a?os dePspu¨¦s, cuando las voces de quienes consideraban los videojuegos una incitaci¨®n a la violencia y a las adicciones dieran paso a una nueva indiferencia.
La invasi¨®n de los marcianitos no es un ensayo sociol¨®gico y (por supuesto) tampoco es ¨²til para aproximarse a la narrativa de videojuegos, sobre la que puede leerse en libros como The Game Design Reader, editado por Katie Salen y Eric Zimmerman en 2005, o el excelente Persuasive Games de Ian Bogost (2010).
El inter¨¦s que este libro puede suscitar es, en cambio, estrictamente literario; basado en la prosa coloquial, deslenguada y c¨ªnica del primer Amis. Muy pronto, sin abandonar por completo estos rasgos de estilo, Martin Amis iba a comenzar a jugar ¡°el gran juego¡±; antes, sin embargo, ech¨® unas partidas. No lo hizo mal, pero ya se sabe que las primeras pantallas siempre son las m¨¢s f¨¢ciles.
La invasi¨®n de los marcianitos. Martin Amis. Traducci¨®n de Ram¨®n de Espa?a. Malpaso. Barcelona, 2015. 158 p¨¢ginas. 17,50 euros.
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