?Debe volver a publicarse el ¡®Mein Kampf¡¯, de Hitler?
La reedici¨®n de la obra del dictador autorizada por el estado de Baviera abre el debate sobre la conveniencia o no de su difusi¨®n
Dif¨ªcil libertad
Por Esther Bendahan
Estoy convencida de que la palabra puede crear o alterar la realidad, una vez se nombra lo nuevo ya no hay posibilidad de que lo nombrado deje de existir. Lo mismo ocurre con la interpretaci¨®n del mundo. Las ideas podemos ignorarlas o combatirlas o dejar que simplemente sean barridas por el viento de la raz¨®n. Eso era lo que hubiera esperado del Mein Kampf (con la de libros ¨²tiles, excelentes, que desaparecen), esa infamia deber¨ªa haber fenecido de muerte natural. ?Qu¨¦ lo mantiene? Est¨¢ claro. Y all¨ª en esa sombra radica su peligro. Tras el precedente de Los protocolos de los sabios de Sion,contin¨²a una visi¨®n distorsionada de la realidad que se fija adherida a prejuicios establecidos en el pensamiento europeo.
El Estado de Baviera, titular de los derechos de autor de ese panfleto delirante, prohibi¨® su publicaci¨®n, pero este a?o sale una edici¨®n cr¨ªtica adelant¨¢ndose a su pase en 2016 al dominio p¨²blico. ?Qu¨¦ debemos temer? Mucho; sin embargo, recordemos que el antijuda¨ªsmo es anterior: el MK es s¨ªntoma, no causa. Precisamente el destino ha unido a v¨ªctimas del antijuda¨ªsmo con las v¨ªctimas del ejercicio de la libertad de expresi¨®n. Es s¨ªmbolo de un pensamiento criminal, origen de una ideolog¨ªa asesina de ideas fuerza que han sobrevivido a la raz¨®n durante siglos. (El yihadismo hoy). Pero no es s¨®lo un asunto jud¨ªo, es un problema europeo, que nos concierne y obliga a la reflexi¨®n. Mi generaci¨®n no pod¨ªa imaginar que volver¨ªan a agredir a los jud¨ªos por el mero hecho de serlo en Europa. Mientras no haya una respuesta s¨®lida haremos cierto a Levinas, ¡°el hombre justo se encuentra solo¡± (Dif¨ªcil libertad).
Ya que la humanidad no se beneficia en nada con ese libro, Baviera podr¨ªa dedicar lo recaudado a un fondo para la educaci¨®n"
Por lo tanto, lo grave no es que el libro se publique, existe, sino que no haya sido condenado a muerte por la raz¨®n. Deber¨ªa servir para testimoniar la locura, suscitar dolor en la memoria sana. S¨ª, hoy, cuando renace el odio, es peligroso pero no se controla quem¨¢ndolo. (Nunca pedir¨ªa quemar un libro, ni siquiera uno que pida quemar a otros libros). Por eso una edici¨®n cr¨ªtica justo antes de que sea dominio p¨²blico tiene sentido. Pero a la vez hay que llamar la atenci¨®n (es el momento), manifestar la diferencia de este libro frente a los dem¨¢s. ?C¨®mo? Dando claramente un mensaje ante un s¨ªmbolo del horror. La idea de que todos los pueblos del mundo forman una humanidad ¨²nica no es, ciertamente, consustancial al g¨¦nero humano (Finkielkraut). El MK est¨¢ en contra de la humanidad ¨²nica: unos merecen morir, se dice, as¨ª de simple.
Ya que la humanidad no se beneficia en nada con ese libro, Baviera podr¨ªa dedicar lo recaudado a un fondo para la educaci¨®n y, al menos, condicionar su publicaci¨®n. Si las cajetillas de tabaco muestran el da?o causado por su uso, ?no deber¨ªamos tambi¨¦n prevenir a los lectores creando la figura de libro t¨®xico o libro culpable advirtiendo as¨ª que contiene ideas por las que se han cometido cr¨ªmenes contra la humanidad? Y si no lo hacemos: ?no seremos responsables de la difusi¨®n del mal?
Por m¨ª que lo publiquen
Por Fernando Aramburu
Al poco de afincarme en Alemania, de esto hace tres decenios, estando de visita en una casa mi anfitri¨®n sac¨® de su biblioteca un ejemplar del Mein Kampf (Mi lucha),de Hitler, con el objeto de mostr¨¢rmelo. El due?o del libro reprobaba el nacionalsocialismo. De otro modo, no me habr¨ªa invitado a ocupar un sitio a su mesa ni yo habr¨ªa aceptado la invitaci¨®n. Me pareci¨® advertir en su gesto la actitud del ni?o orgulloso de haber cometido a hurtadillas una travesura. Con posterioridad he comprobado que este libro lleno de desvar¨ªo y mediocridad intelectual conserva para m¨¢s de un ciudadano alem¨¢n un prestigio de reliquia. No es ins¨®lito que lo hallaran entre las pertenencias de sus abuelos difuntos; lo cual es comprensible, ya que en vida del dictador (Hitler dictaba, Amann escrib¨ªa y, antes que este, aunque no es seguro, Rudolf Hess) el libro super¨® los 12 millones de ejemplares vendidos.
He visto alguno que otro por casualidad en librer¨ªas de viejo. No estaban ocultos bajo llave ni expuestos en el escaparate. Tengo entendido que el libro de Hitler se puede leer sin problemas en Internet. Existen diversas traducciones. Una de ellas, al parecer, a la lengua hebrea.
Yo, que no lo comprar¨¦, apruebo su publicaci¨®n con tal de que se respeten los criterios pedag¨®gicos previstos"
Yo, que no lo comprar¨¦ cuando el Estado Libre de Baviera (titular hasta fines del presente a?o de los derechos de edici¨®n) lo haga imprimir en 2016, apruebo su publicaci¨®n con tal de que se respeten los criterios pedag¨®gicos previstos. Dudo que un libro de estas caracter¨ªsticas, tan da?ino en otros tiempos, haga temblar los cimientos democr¨¢ticos de la Rep¨²blica Federal de Alemania.
Considero indispensable que se tenga en cuenta el parecer de la comunidad jud¨ªa. Por encima de todo, no debe ahondarse en el sufrimiento de nadie ni ocasionar nuevas v¨ªctimas. He sabido que la edici¨®n del Mein Kampf no se har¨¢ contra los jud¨ªos, sino con ellos. Su Consejo Central en Alemania participar¨¢ en la edici¨®n con al menos un art¨ªculo de comentario. Glosas, en cualquier caso, no van a faltar. Figurar¨¢n sin excepci¨®n en todas las p¨¢ginas, apuntalando el texto original con explicaciones y advertencias. Las notas aclaratorias y los distintos ensayos se llevar¨¢n la mayor parte de los dos tomos programados.
Se trata, por consiguiente, de conocer y aprender, no de reabrir antiguas heridas. Hecha con voluntad did¨¢ctica y el debido tacto, juzgo admisible la publicaci¨®n del Mein Kampf. Espero que contribuya a desactivar el mito, mostrando la verdad desnuda de un libro trivial, saturado de propaganda hist¨¦rica y superstici¨®n. El ciudadano aquejado de curiosidad quiz¨¢ morbosa se lo pensar¨¢ dos veces antes de apoquinar los 160 euros que costar¨¢n los dos vol¨²menes. Al mismo tiempo, el Estado Libre de Baviera impedir¨¢ con su acci¨®n que el sector privado intente hacer negocio publicando el libro. No dudo que un hombre que, influido por su lectura, abrazase las ideas de su autor, ya estaba de antemano impedido para la convivencia arm¨®nica con sus semejantes.
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