Petra von Kant resucita en Par¨ªs
Valeria Bruni-Tedeschi encarna junto a su madre a la hero¨ªna de Fassbinder
Rainer W. Fassbinder sol¨ªa decir que el amor es como jugar al flipper: siempre se acaba perdiendo, pero se afronta cada partida con la convicci¨®n de que terminar¨¢ en incontestable victoria. Igual que el dramaturgo que imagin¨® sus torturados rasgos, Petra von Kant ha jugado hasta perder. Karin, su joven y t¨®xica amante, la acaba de abandonar. Privada de su ¨²nica posesi¨®n preciada, esta celebrada modista no dudar¨¢ en descargar su rabia en todo aquel que le rodea, incluida su propia madre. ¡°?Eres una vieja puta putrefacta!¡±, le grita ahora, noche tras noche, en un peque?o teatro de la rive droite parisiense. La escena resulta violenta de por s¨ª. Pero lo es todav¨ªa m¨¢s al descubrir los rostros de las mujeres enzarzadas en la pelea. La protagonista es Valeria Bruni-Tedeschi (Tur¨ªn, 1964), reputada actriz y directora, adem¨¢s de herman¨ªsima de Carla Bruni. Y su madre en esta ficci¨®n, Marisa Borini, tambi¨¦n lo es fuera del escenario.
El teatro tiene la funci¨®n de perturbar, porque la vida tambi¨¦n es perturbadora¡±
¡°Contratarla fue idea m¨ªa. El director quer¨ªa borrar la frontera entre la vida y el teatro. Que mi aut¨¦ntica madre irrumpa sobre el escenario no hace m¨¢s que subrayar esa confusi¨®n¡±, afirma Bruni-Tedeschi horas antes de subir a escena. ¡°Ella est¨¢ feliz. Ha tenido una larga carrera como pianista, pero no actuaba en un teatro desde los 9 a?os, cuando particip¨® en una funci¨®n escolar¡±. Ambas int¨¦rpretes protagonizan una nueva puesta en escena que ha hecho revivir a esta legendaria hero¨ªna fassbinderiana. Se representa en el Th¨¦?tre de l¡¯Oeuvre, sala decimon¨®nica que estren¨® en su d¨ªa las obras de Ibsen y Strindberg, bajo la direcci¨®n de Thierry de Peretti, formado con dos nombres claves de la escena francesa, los fallecidos Bernard-Marie Kolt¨¨s y Patrice Ch¨¦reau. En esta obra, la cuarta pared desaparece. Las seis actrices ¨Centre las que tambi¨¦n figura Lolita Chammah, hija de Isabelle Huppert, en el papel de la ayudante Marl¨¨ne, quien no cuenta con ning¨²n di¨¢logo pero es la que m¨¢s expresa¨C se sientan a ratos entre los espectadores, entran y abandonan la escena por la puerta principal y se besan apasionadamente en un pasillo oscuro.
A Bruni-Tedeschi no le daba miedo competir con la versi¨®n cinematogr¨¢fica que el mismo Fassbinder dirigi¨® en 1972. Por una sencilla raz¨®n: nunca la ha visto entera. ¡°Vi alg¨²n fragmento hace muchos a?os. Todo lo que recordaba de ella era una mujer que sufr¨ªa mucho¡±, sonr¨ªe. Fue al leer el texto cuando descubri¨® que no solo encerraba sufrimiento, sino tambi¨¦n un cierto humor. ¡°Encontr¨¦ un tono algo burlesco, que le daba un color tragic¨®mico. Eso fue lo que m¨¢s me interes¨®¡±, a?ade la actriz, cuyas pel¨ªculas como directora se inscriben en el mismo equilibrio entre la solemnidad y la guasa. La ¨²ltima, un relato autobiogr¨¢fico titulado Un castillo en Italia, estaba protagonizada por una mujer atravesada por la misma neurosis e id¨¦ntico desgarro, registro en el que suele brillar.
Contratar a mi madre fue idea m¨ªa. Permite borrar la frontera entre vida y teatro¡±
A la actriz le gust¨® la voluntad subversiva del texto, aunque la carga pol¨ªtica de la versi¨®n de Fassbinder haya perdido consistencia en beneficio del luto sentimental de la protagonista. Esta nueva puesta en escena tiene un aire de vodevil l¨²gubre, repleto de escenas de amor l¨¦sbico y desnudos poco pudorosos, que no siempre son del gusto de un p¨²blico tirando a conservador. En el patio de butacas, las actrices suelen o¨ªr risas inc¨®modas y resoplos de indignaci¨®n. ¡°La obra sigue siendo igual de escandalosa que en los setenta. La homosexualidad sigue molestando. El amor entre personas de edades y clases sociales distintas sigue crispando. Y que esa mujer ose decir en voz alta las cosas que dice Petra sigue sorprendiendo¡±, opina. ¡°Yo me lo paso bien causando esas molestias. El teatro tambi¨¦n tiene la funci¨®n de perturbar, porque la propia vida es perturbadora¡±. Adem¨¢s, la actriz ha notado que, por mucho que la obra exaspere, las deserciones no abundan. ¡°Muchos se indignan y no nos aplauden, pero siempre se quedan hasta el final¡±, concluye.
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