As¨ª sonaba la corte de Carlos IV
Una iniciativa de micromecenazgo financia la grabaci¨®n de las 39 sinfon¨ªas de Gaetano Brunetti, el compositor principal de palacio en el ¨²ltimo tercio del XVIII
Al joven pr¨ªncipe de Asturias, futuro Carlos IV, le encantaba escuchar en los salones palaciegos el viol¨ªn, instrumento que ¨¦l mismo tocaba. Quien m¨¢s deleitaba su o¨ªdo real era el italiano Gaetano Brunetti, un m¨²sico de la ciudad de Fano, en la costa adri¨¢tica, nacido en torno a 1744. Este compositor que hab¨ªa progresado en la corte hasta convertirse en el m¨²sico de cabecera del rey, cay¨® en el olvido tras su muerte, en 1798. Ahora, un proyecto de micromecenazgo ha asumido el reto de recuperarlo y grabar sus 39 sinfon¨ªas en 14 CD. Ya hay tres ¡ªla 9, la 21 y la 29¡ª, in¨¦ditas hasta hace unas semanas, disponibles en un disco grabado con el sello Lindoro por la Camerata Antonio Soler, de San Lorenzo de El Escorial (Madrid), un grupo de 14 j¨®venes m¨²sicos, casi todos espa?oles.
Los art¨ªfices de la idea rom¨¢ntica de recuperar un patrimonio musical como Brunetti son el profesor titular del departamento Interfacultativo de M¨²sica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, Germ¨¢n Labrador, y su colega Gustavo S¨¢nchez, que tambi¨¦n es director de la Camerata. Lo suyo es "un maravilloso proyecto para un gran compositor", ha alabado la mezzosoprano Teresa Berganza, conocedora de esta iniciativa. "Cuando hice mi tesis sobre Brunetti ¨Cdice Labrador en su despacho en la facultad¨C, un catedr¨¢tico me pregunt¨® que por qu¨¦ perd¨ªa el tiempo con alguien que era desconocido doscientos a?os despu¨¦s de su muerte y del que solo se hab¨ªan grabado seis de sus sinfon¨ªas en todo el mundo".
Ambos docentes est¨¢n empe?ados en voltear esa situaci¨®n. Labrador, autor del cat¨¢logo completo de la obra de Brunetti, afirma que el sonido conseguido en la grabaci¨®n de las tres primeras sinfon¨ªas es "similar al de la orquesta que podr¨ªa haber entonces en palacio, clasicismo con una sonoridad casi de c¨¢mara". Para ello, "se han utilizado r¨¦plicas de los instrumentos originales, como trompas sin llaves; cuerdas de tripa y arcos m¨¢s blandos".
Antes, fue necesaria una labor investigadora. "Dos de las partituras de las sinfon¨ªas de este CD estaban en Washington, en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos". La otra se encontraba en Madrid, en el archivo del Palacio Real, donde hay cinco en total, pero en papeles sueltos: el viol¨ªn por un lado, la flauta por otro... Todas las dem¨¢s partituras de las sinfon¨ªas est¨¢n en bibliotecas fuera de Espa?a.
El dinero para la grabaci¨®n del disco sali¨® de una campa?a de micromecenazgo impulsada por la asociaci¨®n de conservaci¨®n del patrimonio Hispania Nostra. Gracias a su plataforma Todos a una el pasado oto?o reunieron los 12.595 euros necesarios, con la ayuda de peque?os comercios y particulares.
Para conocer la vida del misterioso Brunetti hay que retroceder al siglo XVIII, a la d¨¦cada de los sesenta. "Vino con sus padres a Madrid con apenas 18 a?os", explica Labrador. No hay que olvidar que acababa de llegar al trono Carlos III, hasta entonces monarca de N¨¢poles y Sicilia. Su estela la siguieron muchos italianos en busca de mercedes en la corte. "Gran parte de los violinistas de la Real Capilla ya eran de Italia. Brunetti se present¨® a una oposici¨®n para ingresar en ese cuerpo. Durante las pruebas, a su rival se le rompi¨® una cuerda, pero sigui¨® tocando y aquella demostraci¨®n de virtuosismo dej¨® fuera a Brunetti". Entonces, presta sus servicios en la casa de Alba hasta que en una nueva convocatoria logra hacerse con la deseada plaza en 1768. El italiano pod¨ªa vivir a cuerpo de rey: muy buen sueldo, tiempo de sobra, derecho a m¨¦dico y jubilaci¨®n.
Sin embargo, una muerte cambi¨® su vida. "Falleci¨® el maestro de viol¨ªn del pr¨ªncipe de Asturias y lo eligieron a ¨¦l en 1770 para sucederle, quiz¨¢s porque tambi¨¦n era italiano", cuenta Labrador. A partir de entonces, se une al s¨¦quito del pr¨ªncipe como un criado m¨¢s, incluso se sabe que en alguna ocasi¨®n lo acompa?a a pescar para entretener la espera con su m¨²sica. Con Haydn como referente, Brunetti empieza a componer para el futuro monarca sonatas, tr¨ªos, cuartetos, sinfon¨ªas¡ Del aprecio que se le tiene en palacio da fe una carta de un monje en la que cuenta que, en la estancia de El Escorial donde fallece prematuramente el infante don Gabriel, hermano del pr¨ªncipe de Asturias, uno de los pocos presentes es Brunetti.
Cuando el pr¨ªncipe es nombrado rey, en diciembre de 1788, Brunetti se convertir¨¢ en m¨²sico de c¨¢mara. Tiene el privilegio de tocar la magn¨ªfica colecci¨®n real de instrumentos. "Coincide con Boccherini y quiz¨¢s con Goya en la corte". El joven que sali¨® de Fano llega a la c¨²spide cuando es designado director de m¨²sica de la Real C¨¢mara. Brunetti vive con comodidad sus ¨²ltimos a?os, hasta que muere en 1798 en Colmenar de Oreja (Madrid), y con ¨¦l, su m¨²sica, atrapada en los muros palaciegos. Del italiano no quedan cartas, ni siquiera un retrato para saber su aspecto. Sus herederos venden las partituras, que salen de Espa?a. Labrador habla tambi¨¦n de un "expolio" por los vaivenes pol¨ªticos de comienzos del XIX en Espa?a, "que acaban con gran parte de la m¨²sica de palacio vendida en Par¨ªs".
La obra de Brunetti permanece ignorada hasta mediados del siglo XX, cuando el music¨®logo estadounidense Newell Jenkins (1915-1996) ¨Cal que The New York Times defini¨® cuando falleci¨® como "el director que encontr¨® gemas en los archivos"¨C lo estudia y graba algunas de sus sinfon¨ªas.
Hoy, por fin, parece que ha llegado la hora de la justicia para Brunetti. Tras el primer CD editado, S¨¢nchez y Labrador van a abrir un nuevo crowdfunding para grabar otras tres sinfon¨ªas el pr¨®ximo verano, mientras suspiran por alguna subvenci¨®n. S¨¢nchez asegura entre risas que lo hacen "por idealismo" o, como escrib¨ªa Brunetti cuando compon¨ªa para el rey, "para divertimento".
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