La generaci¨®n sustra¨ªda
La chilena Alia Trabucco relata la omnipresencia de la dictadura de Pinochet en ¡®La Resta¡¯
Alia Trabucco es ella y su circunstancia. Cuando naci¨®, en 1983, su Chile natal era gobernado por el militar Augusto Pinochet, y sigui¨® bajo su mando hasta que ella lleg¨® a la adolescencia. Hoy, a sus 31 a?os, ese episodio en la historia de su pa¨ªs ha desbordado la influencia que tuvo en su vida para empapar tambi¨¦n la de su obra. Su primera novela, La resta (Demipage), narra la historia de tres amigos en Santiago marcados por el pasado de sus padres durante la ¨¦poca de la transici¨®n. Algo que ella misma ha experimentado.
La historia narra los a?os de adolescencia de una chica que vive en una casa donde la pol¨ªtica es protagonista. Y aunque su padre es el cineasta Sergio Trabucco, fundador de la productora responsable de la campa?a presidencial y parlamentaria que marcaron la vuelta a la democracia en el 89, ella asegura que su libro no es autobiogr¨¢fico. "Yo ten¨ªa desde muy chica ciertas inquietudes pol¨ªticas, pero no es eso lo que determin¨® el tema de la novela. La dictadura atraviesa a todo el pa¨ªs", explica y agrega que su inter¨¦s radica en que no es posible entender a su pa¨ªs sin hablar de esos a?os: "Chile es el que es por todas las reformas neoliberales que se hicieron durante la dictadura. Toda esa violencia que estaba presente, sigue estando presente¡±.
El libro, que le vali¨® el a?o pasado el premio de la CNCA de Chile a la mejor novela in¨¦dita, en realidad se centra en el futuro de esa chica. En su reencuentro con dos amigos de la infancia y las consecuencias que tiene el pasado de sus padres en su vida. "El t¨ªtulo, por ejemplo, dice muchas cosas. La resta como la operaci¨®n aritm¨¦tica de un personaje que est¨¢ un poco obsesionado por que algo calce en su vida. Y tambi¨¦n en un sentido m¨¢s metaf¨®rico, como personajes que se quieren restar, o que se est¨¢n restando de una historia. O que han sido restados".
Hace cinco a?os que ella parti¨® de Santiago, primero para ir a Estados Unidos y luego con destino a Inglaterra, donde vive actualmente. Pero sigue sin despegarse de su tierra. Admite que todav¨ªa lee los peri¨®dicos chilenos y que est¨¢ constantemente en contacto con todo lo que pasa all¨ª. "En todos los lugares en los que he estado me voy dando cuenta de la profundidad del neoberalismo de all¨¢".? Adem¨¢s, esta abogada convertida en escritora dice que se ha vuelto m¨¢s cr¨ªtica con la distancia y asegura que, aunque escriba sobre cuestiones universales, su inspiraci¨®n siempre estar¨¢ all¨ª: "Es incre¨ªble como Chile da esa proyecci¨®n de pa¨ªs que crece, pero es el que tiene los niveles de desigualdad m¨¢s altos de Latinoam¨¦rica".
Ella ve esa imagen como una "gran mentira" que deber¨ªa cambiar. Por eso mira con esperanza a Grecia, e incluso a Espa?a. "En mi pa¨ªs no hay una crisis econ¨®mica como aqu¨ª", elabora en una cafeter¨ªa de Madrid, "pero s¨ª hay una crisis de la clase pol¨ªtica. Lleg¨® el punto del 'que se vayan todos', que es muy complicado". Discute sobre lo que podr¨ªa pasar en el futuro, lo que le gusta y lo que no, con pasi¨®n, y esos ideales la caracterizan.
Casi tanto como redactar en espa?ol. "No me interesa escribir en ingl¨¦s, aunque podr¨ªa, porque siento mucho placer escribiendo y siento que perder¨ªa un poco de eso", dice. Es como una especie de honor al pa¨ªs (y al idioma) en el que se ha forjado su estilo, su personalidad. "Esta novela es fruto de una tradici¨®n literaria, es muy chilena", recalca. Si, igual que quien la escribe.
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