5.261 euros de los de hoy: el sueldo de Franco en 1935
EL PA?S bucea durante d¨ªas en los documentos de la Fundaci¨®n Jos¨¦ Mar¨ªa Casta?¨¦ Esta entrega, primera de cuatro, se centra en la relaci¨®n con el dinero del dictador
No corr¨ªan en los a?os treinta tiempos en que los altos mandos militares se hicieran ricos, pero Francisco Franco, antes de dar el golpe de Estado el 18 de julio de 1936, tampoco es que resultara mal compensado econ¨®micamente para su puesto. Otra cosa es que ¨¦l considerara lo contrario¡ En una n¨®mina de la Pagadur¨ªa Central de Haberes del Ej¨¦rcito a su nombre consta la cifra de 2.429,98 pesetas (14,60 euros). Se trata de su sueldo en noviembre de 1935, cuando ocupaba el cargo de jefe del Estado Mayor. Lo recoge uno de los m¨¢s de mil documentos que la Fundaci¨®n Jos¨¦ Mar¨ªa Casta?¨¦ acaba de donar a la Residencia de Estudiantes referentes a la ¨¦poca de la Rep¨²blica, la Guerra Civil y la dictadura franquista.
El h¨¦roe de ?frica con ¨ªnfulas y agarraderas, el oficial m¨¢s joven de Europa en todos los escalafones superados hasta ser nombrado estrafalariamente general¨ªsimo, la figura que las derechas de Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Robles, l¨ªder de la CEDA, consideraban punto de engarce indiscutible entre los poderes pol¨ªticos y unos militares a quienes m¨¢s val¨ªa tener contentos, fue designado l¨ªder del Ej¨¦rcito para la II Rep¨²blica en mayo de 1935.
Tras sus desencuentros con Aza?a y abrigado por su destreza para hacerse valer como el elemento m¨¢s pragm¨¢tico a la hora de mediar entre ambas esferas, Franco se afianzaba con el cargo en una situaci¨®n de mando f¨¦rreo. Depend¨ªa del ministerio de la Guerra, ocupado por Diego Hidalgo. Lo hac¨ªa dentro de un Gobierno empe?ado en lo que su bi¨®grafo Paul Preston describe de esta manera: "La instauraci¨®n legal de un Estado autoritario corporativo". Pod¨ªa dominar, sondear, articular mecanismos de sublevaci¨®n, por si acaso. Sobre todo pod¨ªa hacerse un traje a medida sin apenas sospechas de Gil Robles, que confesaba su total ignorancia en cuestiones de armas.
Si comparamos aquella cantidad con el coste de la vida actual, la equivalencia se elevar¨ªa a 5.261,80 euros. As¨ª lo ha calculado para EL PA?S Ernesto Poveda, del Grupo Icsa, dedicado, entre otras cosas a asuntos de observatorio salarial. El trabajo est¨¢ hecho con arreglo a la tabla de actualizaci¨®n de precios al consumo que establece Jordi Maluquer de Motes, catedr¨¢tico de la Universidad Aut¨®noma de Bellaterra (Barcelona). "Se trata de la referencia utilizada por los historiadores econ¨®micos avalada por el Banco de Espa?a", explica Poveda.
Es poco, si lo comparamos con el sueldo del actual mando de la Fuerzas Armas, el almirante general, Fernando Garc¨ªa S¨¢nchez. Dentro de los datos oficiales, su sueldo, contemplado en los Presupuestos Generales del Estado, asciende a 118.701,86 euros brutos. Pero mucho con arreglo a las pagas que en aquel momento previo al golpe percib¨ªan las tropas.
Con el tiempo, todo fue mejorando. Y la relaci¨®n de Franco con el dinero, tomando cuerpo. Las ambiciones del dictador crecieron tambi¨¦n en ese ¨¢mbito. El mito de la austeridad franquista, para Juli¨¢n Casanova, que ha coordinado un volumen -40 a?os con Franco, publicado por Cr¨ªtica-, es falso. "Cada vez nos resulta m¨¢s evidente que actuaba como due?o de un cortijo. Si lo comparamos con arreglo a un sultanato, puede parecernos moderado. Pero si nos atenemos a las reglas de cualquier r¨¦gimen occidental, su relaci¨®n con el dinero resulta exagerada, contando todos sus privilegios y prebendas".
La cantidad era su salario como jefe del Estado Mayor en la Rep¨²blica
Su sueldo como jefe del Estado al final del r¨¦gimen ascend¨ªa a unas 768.000 pesetas en 1975. De estas, 600.000 se las ingresaba el ministerio de Hacienda como Jefe del Estado y 168.000 restantes las percib¨ªa como capit¨¢n general y General¨ªsimo de los Ej¨¦rcitos.
En esta y en otras cuestiones, comenta Preston, cuya biograf¨ªa se reeditar¨¢ con motivo de los 40 a?os del fin del franquismo, "evidentemente, se trataba de un hombre comido por la ambici¨®n". Aunque en asuntos pecuniarios, seg¨²n su estudioso y profesor de la London School of Economics, "quien m¨¢s alimentaba esa deriva era su esposa, Carmen Polo". El hispanista recuerda haber estudiado papeles en los que la mujer se quejaba abiertamente de haber perdido oportunidades.
Se trataba de un hombre comido por la ambici¨®n¡± Paul Preston
Sobre todo, antes de escalar a lo m¨¢s alto. La carrera militar de Franco result¨® un meteoro. Se forj¨® en la Legi¨®n, en cada pelda?o del escalaf¨®n sorprend¨ªa como el oficial m¨¢s joven del continente. Tard¨® solo seis a?os en ascender de alf¨¦rez a comandante. No desaprovech¨® ninguna de sus oportunidades. Implacable, fr¨ªo, calculador, sab¨ªa esconder las cartas con una maestr¨ªa en el dominio de la ambig¨¹edad que le proporcionaba ¨¦xito en cualquiera de sus previsiones.
De no haber sido militar del Ej¨¦rcito de Tierra, se habr¨ªa convertido en oficial de la Armada, aunque entre sus sue?os tambi¨¦n entraba la arquitectura y entre las aficiones que cultiv¨® permanentemente, la pintura. Marruecos fue siempre para ¨¦l tierra talism¨¢n. Se forj¨® all¨ª unas tropas que le serv¨ªan con fe ciega y utiliz¨® hasta en la represi¨®n de Asturias en 1934. Antes de ser nombrado jefe del Estado Mayor, hab¨ªa sido destinado, como premio precisamente en el aplastamiento de aquella rebeli¨®n minera, a ?frica.
A su muerte en 1975, cobraba cada mes 768.000 pesetas
Ocup¨® el puesto que le sirvi¨® en bandeja el populista l¨ªder de los Radicales, Alejandro Lerroux, tan solo tres meses. Tiempo suficiente como para establecer, seg¨²n Preston, nuevos e importantes contactos que luego le resultar¨ªan imprescindibles al comienzo de la guerra.
Su cometido como jefe del Estado Mayor, en perfecta sinton¨ªa con Gil Robles, consist¨ªa principalmente en corregir las reformas que Aza?a, una de sus bestias negras, hab¨ªa aplicado al ej¨¦rcito en su etapa de mando. Trabajaba hasta altas horas de la madrugada, incluidos fines de semana, para disgusto de su familia. Paraliz¨® los ascensos por m¨¦ritos impuestos en la ¨¦poca precedente. Purg¨® a varios altos mandos por una ideolog¨ªa, a su juicio, "indeseable", mientras otros irredentos antirrepublicanos fueron reconocidos. Emilio Mola, uno de los cabecillas del golpe, entr¨® como m¨¢ximo responsable de las tropas en Marruecos, por ejemplo.
Tampoco dej¨® Franco de establecer contactos exteriores. Firm¨® acuerdos con fabricantes de armas alemanes como parte de un planeado rearme. De hecho, siempre record¨® como fundamental su paso por el cargo en el Estado Mayor y crucial para su victoria posterior en la guerra. Como presupuesto de la Rep¨²blica, aquellas 2.429,28 pesetas al mes, resultaron una p¨¦sima inversi¨®n.
Papeles desconocidos y verdades por desvelar
La pasi¨®n por la historia, la clarividente sensaci¨®n de haber sido testigo e hijo de un siglo excepcional, fue lo que en un principio llev¨® a Jos¨¦ Mar¨ªa Casta?¨¦ a empezar a reunir papeles. Su obsesi¨®n eran los conflictos b¨¦licos y sus consecuencias violentas. As¨ª fue como hace ya 26 a?os, este empresario financiero decidi¨® invertir una buena parte de su capital en un legado.
De los m¨¢s de 10.000 documentos que obran en poder de su fundaci¨®n ¡ªconstituida en 2004¡ª, la mayor¨ªa corresponden a la Primera y Segunda Guerra Mundiales, la contienda civil espa?ola y las consecuencias o pr¨®logos de estas tragedias. La revoluci¨®n rusa, las secuelas del comunismo, del fascismo, la apisonadora atroz del totalitarismo, el Holocausto, el exilio¡, han sido sus principales preocupaciones.
Entre los m¨¢s de 600 documentos referentes al franquismo que acaba de donar a la Residencia de Estudiantes de Madrid y que depositar¨¢n en el mes de abril, la mayor¨ªa pertenecen a la propia fundaci¨®n y un total de 120 a su legado personal. Por lo que han podido apreciar los historiadores consultados, algunos de estos papeles, podr¨ªan pertenecer al archivo privado de Franco, seg¨²n sostiene Paul Preston.
Los documentos oficiales del r¨¦gimen han quedado custodiados, no sin pol¨¦mica y con quejas de los historiadores por su acceso restringido, en la Fundaci¨®n Francisco Franco. Pero exist¨ªa un buen n¨²mero de papeles con los que en su d¨ªa mercadeaba por medio de intermediarios, su yerno, Crist¨®bal Mart¨ªnez Bordi¨², marqu¨¦s de Villaverde. Estos han acabado dispersos en diferentes lugares. El autor brit¨¢nico y bi¨®grafo del dictador cree que algunos de ellos, cuya oferta recibi¨® hace a?os directa o indirectamente, pueden haber acabado en diversas colecciones diferentes, aunque entre los destinatarios para los que se le pidi¨® una valoraci¨®n, en su d¨ªa, estuviera la Universidad de Yale. Pero aquello, finalmente, confirma Preston, no cuaj¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.