El arquitecto alem¨¢n Frei Otto, Pritzker un d¨ªa despu¨¦s de morir
"He aqu¨ª un hombre feliz", dijo cuando el jurado se desplaz¨® a Stuttgart para comunic¨¢rselo
De la estirpe de los arquitectos-inventores, el alem¨¢n Frei Otto (Chemnitz, 1925-Stuttgart, 2015) ha terminado siendo, adem¨¢s de un proyectista transversal ¡ªestudi¨® arquitectura, sociolog¨ªa, urbanismo e ingenier¨ªa¡ª y m¨¢s all¨¢ de un precursor de la prefabricaci¨®n, el bajo coste y la sostenibilidad, el primer Pritzker p¨®stumo. La organizaci¨®n del premio ¡ªque ya hab¨ªa informado al arquitecto antes de que este falleciera el lunes¡ª se vio obligada a adelantar el fallo precisamente porque el Pritzker no puede ser un galard¨®n p¨®stumo. Y, aunque es evidente que ni al mejor de los jurados se le pueden pedir dotes adivinatorias, lo de llegar a tiempo no es nunca una an¨¦cdota.
El trabajo de un jurado que aspire a apuntar caminos debe establecer prioridades a la hora de repartir premios. As¨ª, si el autor del audaz e ic¨®nico Estadio Ol¨ªmpico de Munich (1972) es un proyectista incuestionable, tal vez sea el momento de preguntarse por qu¨¦ lo incuestionable no se reconoce lo primero y de reflexionar sobre los juicios que se dejan llevar m¨¢s por los signos de los tiempos que por los hallazgos y esfuerzos que hacen crecer la arquitectura. Sea como sea, el desaparecido Frei Otto es el premiado perfecto para, desde la ligereza de sus cubiertas tensadas, dejar clara la solidez de la mejor arquitectura.
Adelantado de la preocupaci¨®n ecol¨®gica, precedente del profesional que analiza e inventa y antesala del creador que comparte sus hallazgos ¡ªen lugar de registrarlos para negociar con ellos¡ª Otto es un modelo incuestionable para los tiempos actuales. Tal vez por eso, la suya fue la historia de una obsesi¨®n, la que relacion¨® arquitectura y biolog¨ªa, construcci¨®n y naturaleza, una dicotom¨ªa sobre la que no dej¨® de investigar, escribir y ense?ar en Harvard o MIT y, casi 30 a?os, en la Universidad de Stuttgart.
Como miembro del selecto grupo de los grandes inventores de la arquitectura (en compa?¨ªa del espa?ol F¨¦lix Candela con sus paraboloides hiperb¨®licas, el uruguayo Eladio Dieste con sus cer¨¢micas armadas o el estadounidense Buckminster Fuller con sus prefabricados), Otto cuestion¨® no s¨®lo el estilo imperante en cada momento sino, sobre todo, los valores que representaban las arquitecturas m¨¢s admiradas. Como todos los citados ¡ªque adem¨¢s del ingenio compart¨ªan la preocupaci¨®n por hacer de la arquitectura un arte m¨¢s ¨²til que representativo¡ª su vida servir¨ªa para escribir una novela.
Frei (se lo puso su madre y quiere decir libre) Otto aprendi¨® a ser arquitecto antes de estudiar arquitectura. Lo hizo construyendo con lo poco que encontraba en el campo de prisioneros cercano a Chartres (Francia) donde permaneci¨® dos a?os, tras ser apresado en N¨²remberg. Hijo y nieto de escultores y piloto de la Luftwaffe, se convirti¨® en arquitecto tras la Segunda Guerra Mundial. Despu¨¦s de estudiar en Berl¨ªn, continu¨® a?adiendo t¨ªtulos a su conocimiento: sociolog¨ªa, urbanismo e ingenier¨ªa. Se hizo doctor con una tesis sobre cubiertas suspendidas traducida a varios idiomas. Y eso fueron sus primeros proyectos: cubiertas tensadas.
La del Pabell¨®n Alem¨¢n de la Expo de Montreal se convirti¨® en el s¨ªmbolo de la recuperaci¨®n alemana. La firm¨® con Rolf Gutbord y Fritz Leonhardt en 1967. Cinco a?os despu¨¦s, G¨¹nter Behnisch se sumar¨ªa para culminar la membrana hiperb¨®lica del Estadio Ol¨ªmpico de Munich, un icono ejemplar que resume el ideario de Otto: m¨ªnimos materiales, m¨¢ximas prestaciones, las formas org¨¢nicas de la naturaleza, lo temporal convertido en permanente y la sostenibilidad para acercarse a la gente. Un a?o antes de esos juegos ol¨ªmpicos, el MoMA le rindi¨® homenaje con la muestra Natural Construction, que viaj¨® por 80 pa¨ªses. ?Por qu¨¦ no cuaj¨® su forma de trabajar? La respuesta podr¨ªa estar en otra pregunta: ?qui¨¦n teme asociar arquitectura con cambio, temporalidad y levedad? Desvincular la arquitectura de los grandes r¨¦ditos econ¨®micos y pol¨ªticos todav¨ªa no es de este mundo.
Obras clave
Entre sus mejores trabajos, figuran la carpa-techo del Estadio Ol¨ªmpico y el aviario del Zoo en M¨²nich, el pabell¨®n alem¨¢n para la Exposici¨®n Universal en Montreal, la cubierta para el Mannheim Multihalle, la Iglesia de San Lucas en Bremen y el pabell¨®n japon¨¦s para la Exposici¨®n Universal de Hannover,con Shigeru Ban.
En Arabia Saud¨ª erigi¨® el Centro de Conferencias en La Meca (con Rolf Gutbrod), el Hotel Intercontinental de La Meca y el gimnasio de la Universidad de Riad de 1980.
El MoMA le rindi¨® homenaje en la muestra Natural Construction (1971), que se pudo ver en 80 pa¨ªses.
Sin embargo, algo as¨ª debi¨® de preguntarse el Pritzker del a?o pasado, Shigeru Ban, cuando invit¨® a Otto a trabajar con ¨¦l en el Pabell¨®n Japon¨¦s para la Expo de Hannover (2000). En otra paradoja del destino, Otto fue el modelo de Ban, el ejemplo que empuj¨® al japon¨¦s a estudiar arquitectura. ?Le llega tarde el reconocimiento a un incuestionable arquitecto que acumulaba premios? Evidentemente no. Ojal¨¢ esta p¨®stuma recuperaci¨®n medi¨¢tica sirva para dar a conocer un modelo de arquitecto obsesionado con que el planeta y la arquitectura se entendieran simbi¨®tica adem¨¢s de simb¨®licamente.
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