Stradivarius en Copacabana
La violinista cl¨¢sica Viktoria Mullova se ha hecho c¨¦lebre por interpretar m¨²sica brasile?a
La voz de Viktoria Mullova al otro lado del tel¨¦fono suena clara y di¨¢fana. Est¨¢ contenta, reconoce. Su concierto de esa misma noche en el teatro Manzoni de Mil¨¢n promete ser un ¨¦xito de los que se recuerdan. ¡°Ha habido tal demanda de entradas que ha sido necesario instalar sillas encima del escenario¡±, apunta. Por una vez, la diva del viol¨ªn no tocar¨¢ a Brahms o a JS Bach, sino a otros cl¨¢sicos muy diferentes: AC Jobim, Caetano Veloso o Marisa Monte. Stradivarius in Rio, su nuevo espect¨¢culo dedicado a la M¨²sica Popular Brasile?a (MPB), es un canto a la m¨²sica m¨¢s all¨¢ de las etiquetas: ¡°Mis planteamientos son sencillos; si algo me gusta, lo toco, y si no, no, me da igual si es Bart¨®k o Antonio Carlos Jobim¡±. Esta noche repite programa en el Auditorio Nacional de Madrid (19:30 h).
Qu¨¦ hace una violinista cl¨¢sica interpretando m¨²sica brasile?a, That?s the question: ¡°Podr¨ªa poner la excusa de las olimpiadas, o lo mucho que me gusta Brasil, su gente, los paisajes y, por supuesto, el f¨²tbol, pero ser¨ªa mentir. Toco esta m¨²sica porque me gusta, y ya est¨¢¡±, confiesa. Todo empez¨® hace algunos a?os en la ciudad de R¨ªo de Janeiro: ¡°Fui a una fiesta de unos amigos y alguien sac¨® una guitarra, empezamos a cantar, y aquello sonaba a gloria¡ de repente, alguien me dijo ¡°?por qu¨¦ no intentas tocar ¨¦sta m¨²sica?¡±, y venga con ello, hasta que me convencieron; pues a lo mejor no es tan mala idea¡±.
Del dicho al hecho. Mullova se puso manos a la obra con la determinaci¨®n que la caracteriza: ¡°Para m¨ª era como un experimento, no ten¨ªa ni idea de qu¨¦ iba a pasar, pero me venci¨® mi curiosidad por ver en qu¨¦ terminaba todo aquello. Hay mucha gente a la que le pone nervioso entrar en terreno desconocido, a m¨ª no. A m¨ª me gusta aprender¡±. La primera lecci¨®n le aproxim¨® al mundo desconocido para ella del jazz: ¡°El principal problema al que me enfrentaba era la posibilidad de aburrir al oyente, porque yo no s¨¦ improvisar, y uno tiene que saber improvisar para tocar ¨¦sta m¨²sica. Total, que estuve un a?o aprendiendo a desentenderme de la partitura, no fue nada f¨¢cil, de hecho, pienso que es lo m¨¢s dif¨ªcil que he hecho en mi vida¡±.
Para m¨ª no existe una m¨²sica mejor o peor que otra, hay la m¨²sica que te toca y la que no"
En 2000 vio la luz Through the looking glass, con versiones de Alanis Morissette, Youssou N'Dour o Miles Davis: ¡°Para m¨ª no existe una m¨²sica mejor o peor que otra, hay la m¨²sica que te toca y la que no, y es algo que no tiene que ver con que el compositor sea famoso o si es algo que acabas de escuchar por la calle. Si lo que escuchas no te toca, da igual lo que sea: no vale una taza de t¨¦. Por ejemplo, a mi no me gusta demasiado Mozart. Entiendo que a la gente le encanta pero, qu¨¦ quiere le diga, a m¨ª su m¨²sica no me toca. Si tengo que elegir, me quedo con Bach¡ o con Jobim, ya que estamos¡±. Bach o Jobim: para Mullova, el dilema est¨¢ fuera de lugar. ¡°A veces, cuando estoy tocando a Bach, mi alma se transporta a un universo diferente¡±, reconoce. ¡°Y con Jobim es la misma cosa. Puede que el tipo de m¨²sica sea diferente, pero la sensaci¨®n es la misma. De repente est¨¢s escuchando no con los o¨ªdos sino con todo el cuerpo, casi puedes tocar el sonido con tus propias manos¡ es algo muy profundo¡±, a?ade.
32 a?os despu¨¦s de su azarosa hu¨ªda de la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica, Viktoria Mullova asegura no perder nunca de vista sus or¨ªgenes humildes: ¡°Crec¨ª en un ¨¢rea deprimida en las afueras de Mosc¨², mi familia era extremadamente pobre, no ten¨ªamos coche, ni nevera, ni lavadora, nada de nada. Estoy muy orgullosa de ad¨®nde he llegado porque nadie me ha ayudado. Todo lo que he conseguido ha sido por mi propio esfuerzo¡±.
En su concierto de ¨¦sta tarde, Viktoria Mullova utilizar¨¢ su flamante Stradivarius Jules Falk fabricado en 1723: ¡°Soy consciente del riesgo que corro viajando por todo el mundo con una joya como esa, pero qu¨¦ quiere que le diga, todo es peligroso en esta vida. Uno puede ir por la calle y ser atropellado, o que se le caiga una teja encima, al final, es una elecci¨®n. Yo he elegido tocar ¨¦ste instrumento maravilloso tanto como pueda porque disfruto haci¨¦ndolo¡±.
Babelia
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