Lo negro, cada vez m¨¢s negro
El 70? aniversario de la S¨¦rie Noire, la colecci¨®n viva de novela policiaca m¨¢s antigua del continente, muestra una continuidad envidiable en una ¨¦poca en la que casi todo cambi¨®
Las librer¨ªas francesas conmemoran el 70? aniversario de la famosa S¨¦rie Noire, la colecci¨®n viva de novela policiaca m¨¢s antigua del continente: sus 2.800 t¨ªtulos atestiguan una continuidad envidiable a trav¨¦s de una ¨¦poca en la que casi todo ha cambiado en la edici¨®n. Fundada por Claude Gallimard en 1945, el nombre se lo puso el poeta Jacques Pr¨¦vert, gran aficionado al g¨¦nero. La serie, muy reconocible por sus cubiertas negras con tipograf¨ªa amarilla, se inici¨® con novelas de dos brit¨¢nicos, Peter Cheyney y James Hadley Chase, pero su prestigio lleg¨® de la mano de los maestros del noir estadounidense: Hammett, Chandler, McCoy, Thompson y compa?¨ªa, algunas de cuyas obras fueron traducidas por Boris Vian. El primer libro de autor franc¨¦s no sali¨® hasta 1948, aunque el primer ¨¦xito franc¨®fono tuvo que esperar hasta 1953, cuando se public¨® la estupenda Touchez pas au grisbi!, de Albert Simonin, llevada al cine por Jacques Becker al a?o siguiente. Bruguera la tradujo al castellano en 1983 con el t¨ªtulo Cuidado con la plata, hoy inencontrable (igual que la edici¨®n catalana No toqueu la guita, en La Magrana). A prop¨®sito de negritudes, estos d¨ªas he aprovechado una sufrida convalecencia colonosc¨®pica para entregarme con variable intensidad a la lectura de algunas muestras del g¨¦nero. Reconozco que, tras Cr¨ªmenes que no olvidar¨¦ (Destino), una muy recomendable colecci¨®n de relatos de Alicia Gim¨¦nez Bartlett protagonizados por la inspectora Petra Delicado en su habitual tel¨®n de fondo barcelon¨¦s, el cuerpo me ped¨ªa algo m¨¢s ex¨®tico. Y lo he encontrado con dos novelas que han llegado a las librer¨ªas justo a tiempo para ser degustadas durante los pr¨®ximos d¨ªas m¨¢s o menos santos. La primera fue El caso Telak (Alfaguara), de Zygmunt Miloszewski, un estupendo thriller que no disimula su filiaci¨®n tanto con los whoddunits de Agatha Christie como con las enrevesadas tramas de Henning Mankell. El arranque no puede ser menos ex¨®tico: uno de los participantes en una terapia de grupo (estamos en Varsovia en 2005) aparece muerto con un asador clavado en el ojo. Lo que podr¨ªa haberse desarrollado como el t¨ªpico enigma ¡°de interior¡± se convierte pronto en algo mucho m¨¢s serio cuyas ra¨ªces se encuentran en la Polonia anterior al derrumbe del comunismo, lo que introduce de forma rotunda el tema de la memoria hist¨®rica. Miloszewski, como su maestro Larsson, apoya su ficci¨®n en un personaje excepcional: el fiscal Teodor Szacki, un tipo problem¨¢tico en plena crisis de madurez, con un matrimonio aburrido y mucha necesidad de flirteo, y cuyo amargo humor revela el peso de su angustia interior. Abunda el comentario social (algo que domina Man?kell) y la reflexi¨®n sobre la actualidad a partir de noticias de prensa. El caso Telak, publicada originalmente en 2007, y primera parte de una trilog¨ªa protagonizada por Szacki, me ha abierto el apetito para las siguientes entregas. La segunda novela ¡°negra¡± es bien diferente. En realidad, a Perfidia (Random House; el t¨ªtulo original tambi¨¦n va en castellano), como le sucede a la mayor parte de la ¨²ltima producci¨®n de James Ellroy, se le queda corta la etiqueta. Mi deslumbramiento con Ellroy fue m¨¢s bien tard¨ªo: no se inici¨® hasta que le¨ª ¡ªentrados los noventa¡ª La dalia negra (1990), primera parte del primer ¡°cuarteto de Los ?ngeles¡±, a la que a¨²n considero el mejor thriller estadounidense desde El largo adi¨®s (1953), de Raymond Chandler. Perfidia, primer volumen de un nuevo ¡°cuarteto de Los ?ngeles¡±, funciona como una especie de precuela del anterior: reaparecen algunos de sus personajes y contin¨²a la obsesiva y fren¨¦tica b¨²squeda de una mitificada (en el bien y en el mal) ciudad que forma parte de la educaci¨®n sentimental de su autor. Ellroy nos traslada a Los ?ngeles de 1941, en el momento del ataque a Pearl Harbour, cuando se incendian los ¨¢nimos de los norteamericanos en la b¨²squeda de chivos expiatorios, a los que terminan encontrando en los ciudadanos de origen japon¨¦s que viv¨ªan y trabajaban en EE UU. Algunos fueron ¡°internados¡± con sus familias y sometidos a trato humillante; otros fueron torturados o asesinados por individuos fanatizados, como recordar¨¢n aquellos de mis improbables lectores que vieran la estupenda pel¨ªcula Conspiraci¨®n de silencio (Bad Day at Black Rock, de John Sturges, 1955), con los inolvidables Spencer Tracy y Robert Ryan como h¨¦roe y villano. El nuevo fresco novel¨ªstico de Ellroy arranca precisamente con el descubrimiento del asesinato de los cuatro miembros de la familia Watanabe. De nuevo, Ellroy ¡ªque pol¨ªticamente se encuentra muy a la derecha¡ª vuelve a exhibir su envidiable maestr¨ªa para tratar oblicuamente asuntos de clase, raza y g¨¦nero, a trav¨¦s de su implacable descenso a los infiernos de la corrupci¨®n policial y pol¨ªtica, la violencia de los g¨¢nsteres o el desquiciado y morboso ambiente de Hollywood. Y todo en ese lenguaje (bien plasmado en la traducci¨®n de Carlos Milla) de frases cortas, punzantes y, a veces, tan desequilibradas como el mundo que pretenden reflejar. Una novela, como casi todas las del autor, profundamente pesimista, pero rebosante de fuerza narrativa.
Marcas
Cat¨¢strofe pepera en Andaluc¨ªa. Y ya veremos qu¨¦ pasa en las pr¨®ximas municipales y auton¨®micas. En Madrid, para empezar. Claro que, si los archivos parroquiales confirman que los restos que reposan en la iglesia de San Juan Bautista de Arganda corresponden a la abuela de Cervantes, y su ADN permite establecer el linaje de los presuntos huesecillos del autor del Quijote hallados en el convento de las Trinitarias de Madrid, la ensalada ¨®sea resultante podr¨ªa dar como resultado una inyecci¨®n pol¨ªtica al decadente partido de Rajoy. Imag¨ªnense a la se?ora Botella culminando su acm¨¦ municipal en un photocall delante de tan prestigioso osario. Y, encima, con la posibilidad de poner en marcha otro name branding recaudatorio: como en el caso de la principal estaci¨®n de metro del pa¨ªs, que ahora se llama Vodafone Sol, los visitantes que en 2016 acudieran a Madrid en peregrinaci¨®n para celebrar el cuarto centenario del nacimiento del primer novelista moderno podr¨ªan encontrarse con que la tumba del genio llevara la marca Cervantes Oscar Mayer o Cervantes Starbucks (esta ¨²ltima m¨¢s apropiada si se desea rentabilizar el pasado judeoconverso de la familia). Ya se sabe que la gente del PP es capaz de cualquier cosa con tal de poner la cultura al alcance de todos los espa?oles.
Fondo
Mark Zuckerberg, el ¨²ltimo gran gur¨² estadounidense en incorporarse a la muy respetable moda de las recomendaciones librescas ¡ªcomo Ophra Winfrey, Jeff Bezos, Warren Buffet, Bill Gates o Muhtar Kent¡ª, ha hecho p¨²blico en su club de lectura A Year of Books (m¨¢s de 30 millones de seguidores) su sexto ¡°favorito¡±. Esta vez su carism¨¢tico dedo ha reca¨ªdo en un ensayo de historia y filosof¨ªa de la ciencia antes muy le¨ªdo por los estudiantes de humanidades: La estructura de las revoluciones cient¨ªficas, de Thomas Kuhn (1962). En espa?ol lo public¨® (con exclusiva) en 1971 el Fondo de Cultura Econ¨®mica en su c¨¦lebre serie de ¡°breviarios¡± y, desde entonces, no ha dejado de reimprimirlo peri¨®dicamente.?
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